COLUMNISTAS

La prensa que no ve ni siente a Cuba

Bien pudiera llamarse la “era de la manipulación y la mentira”, esta que estamos viviendo en el actual  rebrote mediático donde predominan las redes sociales, los también llamados medios alternativos o ¿independientes?, así como, otras formas de comunicación a través de las cuales  muchas veces se hace del odio una mercancía noticiosa cotidiana.

Ni un solo día pasa en que Cuba no aparezca en algún despacho de agencias occidentales de prensa, principalmente la española EFE. En una buena cantidad de casos, alguna  que otra manipulación, e incluso con el uso de gráficas acompañando un texto que para nada tiene que ver con el sentido informativo, hablan por sí solas de cómo se aplica la “libertad” de prensa malintencionada.

De no ser así, cómo explicar entonces  el titular en la portada América de la agencia EFE, —que recoge Cubadebate— en el que aparecen conclusiones del informe mundial 2022 de la organización Human Rights Watch (HRW): “HRW alerta del más grave retroceso en décadas de los DD.HH. en Latinoamérica”. El rotular venía ilustrado con la foto de una concentración de personas evidentemente en La Habana, en la que ondean banderas cubanas (por supuesto, aunque no lo diga la nota, se trata de un acto en apoyo a la Revolución Cubana).

Pero estamos acostumbrados a esa llamada “libertad de prensa” al servicio de poderes mediáticos de Estados Unidos y Europa principalmente, cuyo propósito  es tratar de impactar a un público adverso a la realidad y poner etiquetas de una Cuba irreal.

Dos aspectos están muy presentes: el primero es obviar la realidad de la isla , sus méritos, triunfos y también el análisis y reconocimiento de nuestros errores. Es decir, insisten en presentar a un país  en el que no existe  nada bueno y, por tanto, no hay por qué escribir de ello.

El segundo muy  frecuente radica en la manipulación informativa, en busca de lo “malo”, de esas supuestas verdades para crear matrices de opinión en públicos foráneos y, de manera muy particular , para la implantación de políticas de gobiernos europeos y de Estados Unidos con respeto a Cuba.

¿Se han preguntado algunas de estas agencias y medios de la llamada gran prensa occidental, cuánto están aportando a la permanencia del bloqueo y aplicación de nuevas sanciones contra el pueblo cubano?

Sería bueno que usen esa libertad  para filmar y expandir por el éter las cotidianas y verdaderas noticias, del impacto de cada medida, de lo que pueda faltar a la población cubana, no solo por insuficiencias locales, sino, principalmente, por carecer de todo lo que se necesita —incluyendo medicinas y alimentos— porque los gobiernos estadounidenses no permiten que se vendan a Cuba, con la única y verdadera intención de asfixiarnos y destruir el proyecto que la  nación caribeña lleva adelante.

Una forma muy concreta de ese daño se puede apreciar cuando un grupúsculo del Parlamento Europeo, en su retórica anticubana, pidió nuevas sanciones contra nuestra Patria, o cuando —como ocurre reiteradamente— las mentiras mediáticas facilitan el trabajo de algunos legisladores de Estados Unidos  que dedican la mayor parte de su tiempo y su labor bien pagada a orquestar campañas difamatorias como argumento a las propuestas de nuevas sanciones a la isla de la dignidad.

En esta batalla de todos los días, también el periodismo y muchos  periodistas cubanos hemos sido objetivos a linchar, lo mismo por medios que por algún que otro supuesto redactor con dotes de analista o disfrazado de intelectual.

De manera reiterada  tratan de callarnos o “instarnos a que escribamos de temas más nobles y no de política internacional o doméstica”.

Ya es costumbre antigua que a muchos de nuestros medios y a quienes trabajamos en ellos, los tilden de “oficialistas” —¡qué honor!— o nos quieran imponer adjetivos fundamentalistas, como hacen con toda persona que defienda el proyecto que levantamos y garantizaremos por siempre.

Se trata de los que venden sus almas al diablo y por unos pocos dólares americanos. Ellos no solo ofenden con mentiras a la prensa y a los periodistas cubanos, sino —y es lo peor—,  que también dan la espalda a la que fue su Patria y empujan con todo odio para destruirla.

En los dos últimos años, cuando una letal pandemia afecta a todo el planeta y los muertos por su causa suman varios millones, esos supuestos defensores de la también supuesta libertad de prensa, se montaron en el carro con chapa Made in USA, y desde él hacen coro contra la isla, inventan noticias, tergiversan realidades, mutilan hechos, manipulan imágenes, en fin, hacen de todo, siempre y cuando sea para sembrar el descontento interno, que aumenten las sanciones y que el proyecto social en construcción no se logre.

Resulta penoso  que algún que otro medio o agencia de prensa, que por demás tiene estatuida la veracidad de lo que informa, también ocupe asiento en ese carro al lado de las carroñas sustentados por cuantiosas cantidades de dinero, que lo mismo son entregadas por agencias vinculadas con la CIA, entidades gubernamentales estadounidenses o por alguna llamada ONG de pésima historia en estas lides.

Pobre de esa prensa y esos periodistas que no ven ni sienten lo que realmente es Cuba y su proyecto de vida y desarrollo.

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Elson Concepción Pérez
Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

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