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Emilio Roig de Leuchsenring: A 132 años de su nacimiento

Este 23 de agosto se cumplen 132 años del nacimiento del primer Historiador de La Habana, el periodista y abogado Emilio Roig de Leuchsenring, predecesor de Eusebio Leal Spengler e integrante de la generación que en la década de los años 20 del siglo pasado se propuso enaltecer los valores nacionales para lo cual utilizó todas las herramientas de la comunicación de su tiempo.

Todavía era un estudiante de bachillerato cuando en 1905 publica en el Diario de la Marina su primer artículo “Impresiones de viaje”, firmado con el seudónimo de Herman, inspirado en Hermann Suderman, novelista y dramaturgo alemán del siglo XIX autor de obras entonces de la predilección del joven Roig.

Sin dejar de lado la práctica del periodismo, matricula Derecho por enseñanza libre y en 1908 es uno de los redactores de la Revista de Estudiantes de Derecho, que a partir de mayo de ese año, se llamaría Revista de Derecho. Si bien mantiene sus acostumbradas colaboraciones en órganos de prensa de otra índole, el joven estudiante de Derecho estará a cargo desde 1910 de la revista ilustrada Escritorio de Emilio Roig. Revista de sus Negocios.

Al servicio exclusivo de una firma comercial, resultó la primera de su tipo en Cuba y fue el vehículo de información y publicidad que exponía las especialidades de la Casa fundada en 1889 por su abuelo Don Emilio Roig y Roig. En español e inglés, los trabajos incluidos en cada ejemplar sólo se referían a los negocios de dicha Casa: administración de bienes y capitales en la Isla y ramos adicionales; una sección de capitales en primera hipoteca; compra y venta de propiedades, colocación de capitales en fabricación, informaciones varias y cobro de toda clase de créditos y cuentas.

Cuando en 1917 Roig se gradúa de Doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana, tiene 28 años y una abultada agenda de servicios en el periodismo en general y con el género costumbrista en particular atesora —además— el premio conferido en 1912 por la revista El Fígaro a su artículo  “¿Se puede vivir en La Habana sin un centavo”, que marcó su larga carrera como cultor de este modalidad de periodismo colindante con la literatura, en el que brilló con luz propia, y fue tema de sus primeras incursiones como conferencista.

En 1913 había surgido Gráfico, la autoproclamada revista semanal ilustrada de información mundial dirigida por Conrado W”. Massaguer, el primero de sus tres proyectos editoriales (Grafico, Social y Carteles), cuyo paso inicial fue la fundación de la Compañía Editora Gráfico. A partir 1913, Roig es jefe de redacción y se ocupa de las secciones de costumbres “Rasgos y Rasguños” y “Personajes y Personillas”.

Gráfico coincide al nacer con el mensuario Cuba Contemporánea (1913-1927), considerado por estudiosos como la expresión cabal de la primera generación de escritores del período republicano neocolonial. Emilio Roig de Leuchsenring figura entre sus redactores.

Sin echar por la borda las experiencias de Gráfico, justo en enero de 1916,  vio la luz el primer número de Social que en sus inicios tuvo como público cautivo a las damas de clase rica o acomodada de las ciudades, aquellas que permanecían en casa, con mucho tiempo libre y considerable poder adquisitivo.

Ante la exitosa acogida, Massaguer decidió adquirir su propia imprenta y taller en la barriada del Cerro para confeccionar la publicación fotolitografiada. De tal manera que, en 1917, coincidiendo con el año de la graduación universitaria de Roig, la triunfante revista se convierte en la primera en el mundo realizada en su totalidad con el sistema de impresión indirecta offset.

Poco a poco, sin perder la belleza de sus formas y con la anuencia de Massaguer, Social se inclina hacia temáticas de un espectro social más amplio bajo la influencia del futuro primer Historiador de la Ciudad, quien fuera nombrado jefe de redacción, en mayo de 1918. A partir de 1921, Massaguer le confiere “luz verde a Roig en cuanto al vuelo de los contenidos de Social, para lo cual empezará a acercar la vanguardia literaria a sus páginas, tanto la nativa como la extranjera”[1]. Asimismo resulta un prioritario propósito dar a conocer textos hasta entonces inéditos de José Martí.

Al analizar sus contenidos, muchos de los que siguieron de cerca la evolución de Social y hasta en algún momento formaron parte de su equipo editorial como el reconocido intelectual Juan Marinello, admiran la manera en que la revista fue sorteando las temáticas iniciales para asumir otras de mayor compromiso con el pasado histórico reciente.

Al arribar la revista a su decenio,  Roig rememora los inicios en el artículo “Diez años de labor”, para conferirle a Social el sentido de continuidad respecto a su antecesora Gráfico, además de pautar su propio desarrollo personal en el considerado, según R. Bermúdez, como el más brillante proyecto editorial de vanguardia para el periodismo, el arte, la literatura y la gráfica de comunicación cubanos. De manera gradual Social se convirtió en el órgano del Grupo Minorista que, surgido en 1923, estaba integrado por jóvenes intelectuales que se identificaban por un ideal de renovación nacional, tanto en la vida política como en las artes y la literatura, del cual eran miembros Roig y Massaguer.

De la mano conductora de Oscar H. Massaguer, Carteles nació en 1919 como mensuario de actualidad política y deportiva. Alfredo T. Quilez pasó a dirigirlo tras convertirse en semanario, luego de la reorganización de mayo de 1924 de su Consejo de Redacción en el cual Roig asumió la vice dirección; Massaguer, la vice dirección artística y el joven Carpentier entró al año siguiente de jefe de Redacción.

Desde ese momento y hasta 1954, seis años antes de desaparecer Carteles, el primer Historiador de la Ciudad de La Habana se mantiene como activo colaborador. Esta participación suya en la revista se hace más notoria a partir de 1930 cuando introduce de manera permanente en sus páginas el tema de las dictaduras en Europa y en América.

Por su gestión, Carteles publica una nota semanal de protesta contra la censura impuesta por el régimen de Gerardo Machado, a la vez, en enero de 1931, la revista reproduce la fotografía de Roig con un texto que alerta sobre la orden de arresto que pesaba en su contra. Usa el sobrenombre de Juan Matusalén Junior desde el 29 de marzo de aquel año hasta el 19 de marzo de 1933 etapa en la que Machado había ordenado su arresto por injurias y exige su muerte; el periodista Ruy de Lugo Viña le salva la vida al ocultarlo en su residencia y le sirve de nexo para colaborar con Carteles ahora con el seudónimo U. Noquelovió, incluso el 20 de agosto fecha en la que aparece de nuevo su nombre con el artículo “La tiranía no corrompe, prepara”[2].

Resulta notorio que, salidas del ingenio de los hermanos Massaguer, Social y Carteles coexistieron en el tiempo aunque con notables diferencias en sus perfiles editoriales, en particular en sus agendas de contenido, manejo del lenguaje y uso de elementos gráficos. Una pluma facultada, la de Carpentier, se encarga de dejar constancia de tales diferencias al describir su evolución como periodista activo en las dos revistas:

“Los artículos de 1928 a 1939, se dividen en dos categorías muy distintas, en lo que se refiere a Cuba: 1) los artículos de Social, muy bien ajustados a la actualidad artística y literaria que los motivaba; 2) los de Carteles, que son de muy distinto género, y no deben confundirse con los anteriores —porque no debe olvidarse que Carteles no era una revista literaria y que, por ello, mis “crónicas de París”  habían de ser mucho más sencillas, fáciles, periodísticas, que las de Social (Carpentier, en Bermúdez, 2011, p.137).

Ha sido apenas un botón de muestra del quehacer de Roig de Leuchsenring como periodista comprometido, integrante de aquella generación que en los años 20 del siglo pasado se propuso enaltecer los valores nacionales.  Por estas y otras muchas razones es que el 23 de agosto constituye un día de fiesta como lo propugnara en vida Eusebio Leal Spengler, quien siempre celebró la fecha y con este propósito convocaba en el despacho de su Maestro en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales a los amigos más allegados de “Emilito” como ellos le llamaban, para evocarlo entre anécdotas, comentarios, risas…

[1] R. Bermúdez, J. (2011) Massaguer. República y Vanguardia. Ediciones La Memoria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La Habana, Cuba

[2] García-Carranza, A. (2007) Biobibliografía. Emilio Roig de Leuchsenring. 1889-1964. Publicaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Ediciones Boloña, La Habana, Cuba.

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