COVID-19

Covid-19: Candidatos vacunales cubanos (Parte I)

Los antecedentes de Cuba en el desarrollo de vacunas, que también incluye el ámbito industrial, fueron destacados esta semana por Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma, quien en el afán de explicar los avances alcanzados en poco tiempo con los candidatos contra la COVID-19 hizo un recuento de los principales hitos protagonizados por la ciencia de la isla en este terreno.

De ellos ha podido nutrirse el programa nacional de inmunización, con una cobertura del cien por ciento. Ocho de las vacunas que sistemáticamente aplica el sistema de salud en el país —subrayó el directivo en el programa televisivo la Mesa Redonda—son de producción nacional.

Al citar ejemplos, Martínez Díaz mencionó, en primer lugar, el de la vacuna contra la meningitis, la primera de su tipo en el mundo. La VA-MENGOC-BC, que emergió ante la premura de zanjar la epidemia de la enfermedad en Cuba, logró este propósito también en otras naciones.

Por otra parte, la vacuna contra la hepatitis B, un proyecto conducido por el doctor Luis Herrera y otros investigadores, fue la primera en obtener en América Latina la certificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), añadió el presidente de BioCubaFarma.

“En Cuba, desde el año 2000 ningún un niño menor de cinco años ha contraído ese virus. La isla promete ser uno de los primeros países en erradicar por completo su transmisión”.

Otro hito, la vacuna contra la Haemophilus Influenzae tipo B, la primera de uso humano que utiliza un antígeno obtenido por síntesis química, y que también tiene la certificación de la OMS, es un resultado de la Universidad de La Habana en colaboración con una casa de altos estudios canadiense.

Heberpenta (contra la difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B y la Haemophilus influenzae tipo b), igualmente la primera en América Latina y la segunda de su tipo en el mundo, enfatizó el científico, redujo en cinco veces la inyección a los niños.

Los cuatro candidatos cubanos contra la COVID

El primer proyecto contra el SARS-CoV-2 presentado por los investigadores cubanos —que consiste en una vacuna un poco más universal contra la aparición de nuevas epidemias y virus—fue aceptado por el Ministerio de Ciencia de China, “país donde tenemos un centro de investigación y desarrollo”, precisó el experto.

Sin embargo, a partir de los primeros casos positivos de COVID-19 diagnosticados en Cuba fueron creados grupos de trabajo y activados los científicos en diversas instituciones para, en primer lugar, aislar la información genética del microorganismo.

Impulsados por el presidente Miguel Díaz-Canel —precisa Eduardo Martínez— nos reunimos con investigadores del Instituto Finlay de Vacunas y del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). “Entonces planteamos un gran desafío: seis meses para lograr un candidato vacunal”.

Soberanas

El doctor Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas, destacó en el programa televisivo cómo el equipo de Soberana ha ido creciendo. Hoy lo integran —dijo—decenas de investigadores de numerosas instituciones, lo cual representa un gran compromiso.

Al contextualizar los desafíos a los que se enfrentan los investigadores cubanos, explicó que actualmente existen en el mundo tres grandes grupos de vacunas. “Una primera generación basada en el cultivo e inactivación del virus, en quitarle su capacidad de infectar, categoría en la que está inserta la vacuna china Coronavax, en fase III de ensayos clínicos”.

En otro orden están las que incorporan el material genético del virus a otro virus, por ejemplo. “Ahí están situadas las de adenovirus, como Sputnik y el candidato vacunal de Oxford y Astrazeneca”.

Un tercer grupo utiliza directamente el material genético del virus, sobre todo el ARN. Entre estos, los candidatos de Moderna y Pfizer están muy avanzados en la fase III de ensayos clínicos.

El director general del Instituto Finlay de Vacunas también citó el ejemplo de los inmunógenos de subunidades (no tienen relación con el material genético del virus como tal), que emplean una proteína del virus producida por biotecnología en una fábrica celular.

¿Soberana 01 y Soberana 02?

Diversificar las alternativas para vencer el reto de lograr la respuesta inmune adecuada fue el camino que decidimos emprender, puntualizó Verez. “Un segundo pilar es la estrategia front-runner: aquella fórmula que se destaca por no esperar por ninguna de las otras fórmulas en desarrollo”.

Explicó que ambas Soberanas utilizan el mismo antígeno, producido por una célula conocida como CHO. “Dicho antígeno se obtiene mediante producción biotecnológica convencional en el Centro de Inmunología Molecular (CIM).

“De lo que se trata con las vacunas Soberana es de utilizar el antígeno —que es la llave— producido por biotecnología, y lograr la generación de anticuerpos que tengan la capacidad de impedir que el virus penetre en la célula humana”.

En Soberana 01 —añadió— la variante del antígeno es dimérica; es decir, que en el propio proceso biotecnológico se funden dos unidades, porque encontramos que esas dos unidades funcionan mejor que una sola.

Pero la vacuna requiere dos dosis, y esto alarga el ensayo clínico. De modo que decidimos generar tres formulaciones más —apunta Verez—, con todas las posibles combinaciones del antígeno y los elementos adicionados.

El experto recordó que este candidato vacunal tiene como componentes las proteínas de la membrana externa del meningococo para estimular el sistema inmune.

“Diferentes relaciones entre estos son la base de las cinco fórmulas de Soberana 01, tres de las cuales recibieron el autorizo para iniciar el ensayo clínico en octubre. En breve, los voluntarios de Soberana 01 A deben recibir la segunda dosis de la vacuna”.

El director del Instituto Finlay anunció que posteriormente comenzará el ensayo clínico de Soberana 01 B: una de las formulaciones de Soberana 01 deberá aplicarse a convalecientes de la COVID-19, sobre todo asintomáticos, que salieron de la enfermedad con una inmunidad débil, para evitar que una recaída.

Verez destacó el registro de una respuesta importante de anticuerpos tan solo una semana después de aplicarse la primera dosis de esta variante de la vacuna, en la que están implicadas todas las Instituciones encargadas de la atención a los convalecientes de la COVID-19, como el Centro Nacional de Genética Médica y el Instituto de Hematología e Inmunología.

En cuanto a la seguridad de la vacuna, subrayó que “es muy alta, que no hay efecto adverso importante, y que este es un resultado de las cinco fórmulas aplicadas en más de 100 personas”.

Explicó que cuando concluyan los resultados de la segunda dosis, antes de pasar a una segunda fase de ensayos, se decidirá cuál de estas cinco formulaciones es la que mejor induce una respuesta inmune. “En este camino transitaremos durante los meses de noviembre y diciembre”.

En relación a Soberana 02, el científico precisó que se trata de una vacuna conjugada, donde se combina el antígeno del virus y el toxoide tetánico.

Asimismo, explicó que las vacunas conjugadas, como las cubanas contra el Haemophilus influenzae tipo B y contra el neumococo, tienen múltiples ventajas, pues logran producir una potente respuesta inmune contra el antígeno conjugado, así como una memoria inmune importante.

“La intensidad de la respuesta es tan fuerte que logran funcionar incluso en lactantes, cuyo sistema inmune es inmaduro. La aspiración es que “estas grandes ventajas logremos incorporarlas a Soberana 02 y a la respuesta que necesitamos contra el antígeno del SARS-CoV-2”.

Por otra parte, Verez precisó que se generaron dos fórmulas de esta vacuna conjugada —un proceso más complejo que las variantes de Soberana 01— y que en el estudio de inmunidad en animales se comportó muy bien.

“Pero hay una segunda fórmula de Soberana 02 que se sale completamente de la línea anterior, y que provoca una potente respuesta inmune desde la primera semana de la primera dosis”.

En este sentido, especificó que dada la magnitud de estos hallazgos está en construcción una estrategia para acelerar el avance en los ensayos clínicos, en la cual convergen el comité de innovación del Ministerio de Salud Pública, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos y el Centro Nacional de Ensayos Clínicos.

“Hasta el momento, los resultados en preclínica justifican el comienzo de una segunda fase de ensayos, con más personas que en la fase uno, para confirmar esos resultados de manera más rápida”.

Como esperamos una respuesta en la primera dosis, a las dos semanas —detalló—, los ciclos pudieran acortarse y avanzar a la fase siguiente. Así proceden la mayor parte de las multinacionales: han montado una fase sobre otra, a partir de resultados parciales.

De acuerdo con el diseño estratégico en curso, una fase II debe implicar alrededor de 100 personas; una fase 2 b, entre 300 y 600 (diseñada también con placebo) y la fase 3, más compleja por la baja incidencia de la enfermedad en el país, debe incluir alrededor de 150 000 personas.

En relación con los procesos productivos de las vacunas, Verez informó que ya existe una estructura con plazos de alrededor de 1 000 dosis por lote y capacidad para hacer dos lotes semanales, lo cual cubre los ensayos en curso.

Agregó que, en el mes de enero, aumentaría a 150 000 dosis por lote, producción que respalda la fase tres de ensayos clínicos. También está en diseño el salto hacia las 450 000 dosis por lote, en un último momento.

En el primer semestre del próximo año —aseguró Verez— una parte importante de la población cubana estará vacunada.

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Flor de Paz
Periodista.

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