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Entrega la Upec Premio a la Dignidad a la Televisión Cubana

En el Memorial José Martí, de la Plaza de la Revolución, durante el acto de entrega de los Premios Nacionales de Radio y Televisión 2020, en la tarde del 29 de octubre de 2020, Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, otorgó  el Premio a la Dignidad a la Televisión Cubana. Este es el más alto reconocimiento que otorga la Upec a afiliados y personalidades del país, personas honradas e íntegras, revolucionarios de su tiempo, así como instituciones que, al servicio de la Patria, se han convertido en verdaderos paradigmas para la sociedad.

En la fundamentación del Premio, el acta de otorgamiento señala:

“Porque desde que ocurriera la primera trasmisión televisiva, el 24 de octubre de 1950 con lo cual Cuba se convirtió en una de las pioneras en América Latina en desarrollar ese medio hasta los 70 años de ese suceso, la historia general del país, de su cultura, de su identidad, tiene su marca extraordinaria; sobre todo, desde que su señal que ahora aspira a ser también masivamente digital, comenzó a entrar a cada casa, como un familiar más, gracias a la amplia política de beneficio e inclusión social de la Revolución, que hizo masiva y popularizó el acceso a sus señales y desarrolló un sistema que, además de los ocho canales en SD y los otros dos en HD, cuenta con otros dos de alta definición y un sistema de televisoras que abarca todas las provincias del país y algunos de sus municipios.

“Porque parte de lo que somos como pueblo, de nuestra percepción del mundo, de nuestros sentimientos, comportamientos y afinidades, y de lo que ponemos en las antípodas de nuestros valores tiene su sello.

“Porque estimuló nuestros más hermosos instintos y sensibilidades, nos provocó emociones y dolores profundos y risas hilarantes, nos divirtió y nos conmovió. Nos descubrió seres inmensos, tocados por los ángeles, y humanos sencillos que reparten inconmensurables bienes y bondades. Hizo brillar la obra de unos y de todos, nuestras debilidades y fuerza inmensa como pueblo, como comunidad humana.

“Porque la televisión, que fue un salto extraordinario en la comunicación humana, tuvo en nuestra sociedad influencias lúdicas, educativas, culturales, identitarias, políticas, sociales y económicas extraordinarias, que solo comienzan a encontrar competencia hoy por el avance en las llamadas nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que provocan, de paso, una revolución en las maneras, los códigos y las vías por las que se hace y concibe este medio.

“Porque en un mundo donde la televisión está definida abrumadoramente por intereses comerciales, no pocas veces mezquinos, y hasta la morbosidad, sostenida por los grandes grupos nacionales y trasnacionales de poder, convirtiéndola en parte de una peligrosa maquinaria de invasión cultural y simbólica, que intenta barrer con la identidad y las mejores causas de los pueblos y de la humanidad, el sistema televisivo cubano se convirtió en una alternativa liberadora, antihegemónica y afirmativa, en defensa de las mejores opciones humanistas y civilizatorias.

“Porque ha demostrado la relevancia de contar con un sistema público de televisión, cuyo objetivo principal es la educación en los más elevados ideales patrióticos e internacionalistas de nuestro pueblo, en la lucha por su independencia, soberanía e identidad nacional y su fidelidad a la construcción del socialismo en Cuba.

“Porque se convirtió en voz e imagen nacional y mundial de la primera Revolución socialista del hemisferio occidental, criminalmente asediada por la más grande potencia imperialista en contubernio con la derecha mundial, a la vez que en plataforma de impulso de la unidad y la liberación continental”.

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