PERIODISMO CIENTÍFICO

La paleoproteómica abre nuevas puertas para investigar el pasado

Un equipo científico internacional con destacada participación española analizó las proteínas de un fósil humano de cerca de un millón de años. Esta es la evidencia molecular humana más antigua jamás analizada y una hazaña metodológica que supuso extraer y descifrar proteínas de una antigüedad en la que el ADN ya no se conserva.

El nuevo estudio avala la hipótesis de que Homo antecessor —la especie descrita en los yacimientos de Atapuerca en julio de 1994—, estaba estrechamente relacionada con el origen de los humanos modernos, los neandertales y una tercera humanidad entonces desconocida, los denisovanos, pero ni perteneció al mismo grupo de sus parientes ni fue su antecesor, sino que se separó de ellos muchos años atrás.

La información anterior, publicada en el Periódico de Atapuerca —por María Martinón-Torres, directora de una de las instituciones españolas participantes en el estudio, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)—, se refiere a uno de los más controvertidos hallazgos del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA): el descubrimiento de una especie humana y su incorporación al árbol de la evolución, que ha sido muy discutida por una parte de la comunidad científica en cuanto a su origen, a su posición filogenética y a si constituye una nueva especie.

Los investigadores del reciente estudio, liderados por la Universidad de Copenhague, Dinamarca, analizaron un molar de un individuo macho que vivió hace entre 772.000 y 949.000 años, de los más de 170 restos fósiles humanos de Homo antecessor recuperados hasta la fecha del nivel TD6 de Gran Dolina, en Atapuerca, informó La Vanguardia.

Emplearon la paleoproteómica —añade el reporte—, tecnología que permite reconstruir proteínas muy antiguas a partir de cadenas de aminoácidos presentes en el esmalte de los dientes para poder compararlas con secuencias ya conocidas de estas macromoléculas y establecer su relación genética.

“La paleoproteómica supera al análisis de ADN antiguo, que ha revolucionado la investigación y la comprensión de la historia humana en los últimos tiempos, pero ha mostrado un límite temporal máximo de 400.000 años en el análisis de muestras de restos de humanos”.

En esencia, los autores del estudio “compararon los conjuntos de datos de proteínas extraídos de la pieza dental de Homo antecessor, con datos de neandertales, denisovanos y Homo sapiens, así como con proteínas extraídas de un premolar humano actual.

“La relación genética hallada indica que este homínido no forma parte del mismo grupo que los otros tres, sino que es más antiguo y se separó antes del ancestro común que mantuvieron estas especies entre sí”, explica el coautor del estudio Tomás Marqués Bonet, investigador ICREA y director del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: UPF-CSIC).

Los científicos agregan que este cambio de posición en el árbol genealógico humano implica también dar otra explicación: la evolución de la cara hacia los rasgos del humano moderno, los cuales ya presentaba el Homo antecessor.

“Si esta especie no formaba parte del mismo grupo que el Homo sapiens y había vivido antes, se puede asumir que el ancestro común de ambos ya tenía rasgos similares a los de los humanos modernos.

La hipótesis anterior indica —dice Marqués Bonet— que durante la evolución humana la cabeza se fue haciendo más grande y la cara más pequeña, por lo que los humanos modernos adquirieron estas características derivadas con el paso del tiempo.

“Sabíamos que neandertales y denisovanos tenían caracteres más antiguos así que pensábamos que el ancestro común debía tener caracteres más comunes a estos dos. Pero no parece ser así, porque el Homo antecessor es muy antiguo y ya presentaba características faciales modernas, así que al contrario de lo que pensábamos, son los neandertales y denisovanos los que presentan caracteres derivados”.

El director del IBE afirma —concluye la nota de La Vanguardia— que, si bien es cierto que los resultados se han basado en una muestra, la paleoproteómica abre las puertas a investigar el pasado como no se ha podido realizar hasta ahora y llevar los análisis genéticos mucho más atrás en el tiempo.

Estamos al principio de una nueva tecnología de explorar el pasado. De momento, todo es aun muy artesanal y se requerirán muchos años para que se estandarice”. (Tomado de Cuba en Resumen)

Imagen de portada: Reacreación de la imagen del Homo antecessor hecha por la paleoartista francesa Élizabeth Daynès.  Esta especie humana vivió en la Sierra de Atapuerca hace más de 800 mil años y los últimos hallazgos demuestran su parentesco con neandertales, denisovanos y humanos modernos. Tomada de Muy Interesante.

 

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Flor de Paz
Periodista.

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