FOTOCRÓNICAS

Recuerdos y gratitudes

En días pasados tuve la grata sorpresa de recibir en casa a mis compañeros Jorge Legañoa, vicepresidente,  y Freddy Moros, presidente del Grupo Asesor de la Unión de Periodistas de Cuba, y a Oscar Sánchez, subdirector del periódico Granma, así como a Juvenal Balán,  jefe de fotografía del mismo periódico,  y un grupo de colegas y amigos que en una muestra de verdadera y sincera camaradería me trajeron un saco repleto de cariño y otro de recuerdos para festejar mi 90 cumpleaños. Los amigos y colegas que no pudieron venir me llamaron por teléfono o escribieron por correo felicitándome por arribar a tan respetable edad.

Cuando abrí el saco de los recuerdos allí estaban los primeros que me enseñaron  el camino de la fotografía y el fotoperiodismo y por los que siento muchísimo orgullo y gratitud. Yo nací en los altos de la fotografía que mi padre, Juan Oller Piera, tenía en Barcelona y donde exhibía con sencillez dos de los diplomas que había obtenido en los certámenes más importantes de Europa: el  Gran Premio, Medalla de oro y la Cruz al Mérito en la Exposición Internacional de Florencia, Italia, en noviembre de 1929, y el Gran Premio y Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Niza, en Francia, en febrero de 1930. Dirigía también la revista grafica “Actualidades”. A los cinco años me dio una camarita de cajón y las primeras lecciones de fotografía.

Mi padre, Juan Oller Piera, a los 17 años, cámara en mano

En mayo de 1936 mi padre enfermó de gravedad y pocas semanas  después se desató la sangrienta guerra civil española.  El empeoramiento de la salud de papá, la falta de  medicinas y alimentos y los  disparos incesantes y sin control forzaron a mis padres a abandonarlo todo y venir a Cuba en busca de salud y paz. Vivimos en la casa de mi abuelo José Oller Aragay,  un catalán que el 6 de enero de 1896 y con sólo 17 años se unió a las fuerzas mambisas y luchó por la libertad de los cubanos. En sus andanzas por la manigua, machete en ristre y escoltando al Mayor General Mario García Menocal, atravesó a sangre y fuego la Trocha de Júcaro a Morón. Mientras él me contaba sus hazañas crecían profundamente mi  admiración y  cariño a él y hacia Cuba.

Mis padres; al centro,una de las fotos premiadas y por último las medallas recibidas

Mi padre no pudo ejercer la fotografía en La Habana, su enfermedad se agudizó y lo obligaba a ingresar en el hospital periódicamente, trabajando de oficinista cuando le era posible. Se alegró muchísimo cuando ingresé en la Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling” y hasta su muerte a los 51 años, me transmitió toda su experiencia,  sabiduría y el infatigable afán de aprender que me han acompañado siempre en la vida.

Juan Manuel Guerrero (d), mientras impartía una clase de Reportaje Gráfico en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, en La Habana. Oller aparece sentado detrás del profesor Guerrero, junto a la pared.

La Escuela de Periodismo Manuel Márquez Sterling fue la primera en Cuba dedicada a la enseñanza del periodismo y la cuarta en Latinoamérica, llevaba el nombre de una de las principales figuras del periodismo cubano. Fue creada el 21 de abril de 1942 por decreto presidencial como “un establecimiento del Estado, dependiente del Ministerio de Educación y en que se cursan, mediante régimen externo, los estudios necesarios para obtener el título que habilite para el ejercicio de dicha profesión de periodista” Existían dos carreras por la que se podía optar: la de Periodista Profesional y la de Periodista Técnico Gráfico, ambas con una duración de cuatro años. Había varias asignaturas comunes para las dos especialidades: Lengua Española, Historia de Cuba y General, Geografía de Cuba y General, Mecanografía, Literatura Española e Hispanoamericana, Idioma Inglés , Moral, Ética del Periodista, Historia del Periodismo, Nociones de Arte, Nociones de Agricultura, Industria y Comercio, Información Científica, Tipografía y Composición, Organización y Práctica Periodística  y Estética Periodística.  Todos los profesores eran periodistas destacados y entre ellos sobresalían por su amenidad y extraordinaria cultura Francisco Ichaso, José Zacarías Tallet, Andrés Núñez Olano,  Ramón Vasconcelos, Bernardo Jiménez Perdomo, Rafael Pérez Lobo, Federico de Ibarzábal y Juan Luis Martín.

Los que estudiábamos Periodismo Técnico Grafico teníamos de profesores a Rafael Pegudo Gallardo, quien impartía las clases de Fotografía, y a Juan Manuel Guerrero y Campanería  profesor de Reportaje,  estas dos asignaturas se daban los cuatros años. A partir del tercer año estudiábamos además Fotograbado, por el profesor Julio Lagomasino López y  Física y Química por Federico Gibert Cuní.

Al finalizar el segundo año, el profesor Guerrero puso una prueba para  apreciar y evaluar la preparación y la habilidad de cada uno de los estudiantes. Escribió distintos temas en pequeños papelitos que luego dobló para ocultar lo apuntado y los puso en una caja, los  revolvió y cada uno escogió uno al azar. El que yo saqué tenía escrito: “Reportaje gráfico del Barrio Las Yaguas” El relato fotográfico que hice fue muy elogiado por Guerrero por su “creatividad, técnica, valor informativo y expresividad”. Al comenzar el curso 1950 -1951 me asignó otros fotorreportajes sobre deportes, los niños y los ancianos y el centenario de la bandera cubana.

A principios de febrero de 1951 Guerrero, que además de profesor era el jefe de fotografía del diario Información,  me dio una gran sorpresa. Había hecho los arreglos necesarios para que yo comenzara de alumno ayudante en el periódico,  aunque en realidad desde el día 9 de febrero que comencé en el diario él me asignaba informaciones gráficas al igual que al resto de los fotógrafos. Como no estaba colegiado no podía acreditar las fotografías que publicaba, pero si eran buenas las firmaba Guerrero, pero si no le gustaban ponía el nombre de cualquiera de los cuatro reporteros gráficos que allí trabajaban. Este era el termómetro de la calidad de mis fotografías.  Él también se preocupó para que recibiera un salario igual al resto de los reporteros gráficos, que era de 39.60 pesos a la semana y para justificar el pago el tesorero me hacía un recibo que decía “Jorge Oller para gastos”.

Información se convirtió en mi segunda escuela. Era un diario fundado por Santiago Claret que salió a la calle el 8 de enero de 1931 de los talleres de Águila y Barcelona. En 1942,  Claret implantó normas que mejoraron o cambiaron la redacción, el formato y la presentación de las noticias y contrató a Juan Manuel Guerrero, para que pusiera en práctica una serie de innovaciones que habían acordado y que pronto caracterizarían la fotografía del diario Información.

En aquellos tiempos los diarios publicaban fotografías pequeñas y las presidencias de los actos o grandes grupos de personas eran fotos posadas mirando a la cámara que difícilmente se podían reconocer debido al tamaño y a la gruesa trama que requerían los grabados para los diarios. Guerrero eliminó las fotografías de presidencias o grupos posados mirando a la cámara y le pidió a sus fotógrafos que antes de comenzar el acto, reunieran a los personajes más importantes, no más de ocho,  los colocaran en semicírculo  y  retratara lo más cerca posible, conversando y mirándose entre ellos y de ningún modo a la cámara. El fotógrafo tenía que anotar correctamente los nombres y cargos de cada uno de ellos en el mismo orden en que aparecían en la fotografía para poder redactar el pie de grabado, de esta manera se veían las caras bien, con naturalidad y era fácil identificarlos.

Otra de las normas de Información  era que no publicaba fotografías de muertos, heridos ensangrentados, ni ninguna imagen que pudiera desagradar a sus lectores, suscriptores y familiares a quienes estaba dirigido el diario, muchos de los cuales lo leían mientras desayunaban.

Tradicionalmente y desde la época de la colonia, la crónica social fue un espacio pagado a algunos escritores que se dedicaban a describir con empalagosa adulonería los festejos de la alta sociedad. Las crónicas estaban plagadas de adjetivos, frases rebuscadas, pedantería sin límites e ilustradas con fotografías posadas y ostentosas hechas en los más famosos retratistas habaneros. El director de Información  hizo de la crónica social una de las secciones del diario y eliminó todo tipo de adjetivos y adulonerías. En cuanto a las fotos, Guerrero desechó las fotografías de bodas que eran posadas delante del altar y publicaba las que hacían sus fotógrafos durante la ceremonia – entregando la novia, poniendo los anillos, pasando las arras, la firma o la bendición – nada de poses.

La Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, fue fundada en La Habana en abril de 1942

Otra mejora de las fotografías obedecía a que la luz del flash de las cámaras fotográficas producía una sombra muy oscura que fundía el cabello de los retratados con el fondo. Guerrero  creó un equipo de retocadores que con pinceladas de gouache bordeaba las cabezas y  las separaba del fondo. También disimulaban cualquier detalle que le restara belleza a la fotografía, en una especie de Photoshop analógico de entonces.

Juan Manuel Guerrero Campanería, nació en Camagüey en 1897. Estudió en la escuela de dibujo y pintura San Alejandro, donde ganó una beca para perfeccionar sus estudios en Madrid durante cuatro años y que también aprovechó para aprender fotografía y la gráfica en la prensa. A su regreso, en 1920,  comenzó a ilustrar algunas publicaciones, fue jefe de fotografía del periódico La Lucha, el principal periódico de la tarde y después, entre  1927 y 1941,  dirigió el departamento de fotografía y dibujo del diario El País. A finales de 1940 conoció a Santiago Claret y le explicó sus ideas sobre la fotografía y el diseño en los diarios que no habían encontrado eco ni en La Lucha, ni El País.  Se reunieron varias veces para establecer las nuevas normas que implantarían en el diario y en enero de 1942 Guerrero pasó a ser Jefe del departamento  de fotografía de Información  y a demostrar su habilidad de dibujante, fotógrafo y retocador para realizar fotomontajes, empates y panorámicas, prácticas que me enseñó hasta su muerte ocurrida en 1954.  Obtuvo los segundos premios  “Juan Gualberto Gómez” de 1945 y de 1946 y otros más en distintos concursos.

Estos son los primeros, nobles y queridos recuerdos que han salido del saco a propósito de mis 90: mi padre y Guerrero, mis primeros maestros de fotografía y fotoperiodismo.

Con esta avalancha de cariño no puedo decir que mi invierno es frío y triste,  porque los que ese día de cumpleaños me  abrazaron y los que estando lejos se acordaron de mí, le han dado tanto calor y aliento a mi emocionado corazón que lo disfrutaré mientras viva. Gracias, muchísimas  gracias a todos.

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Jorge Oller Oller
Fotógrafo, reportero gráfico. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y del Periódico Granma. Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la Vida. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

One thought on “Recuerdos y gratitudes

  1. Gracias maestro y amigo por tus enseñanzas, por tu humildad y caballerosidad. Esperanzado en que sigas sacando del saco de los recuerdos, me quedo con el deseo de seguir leyendote. Un abrazo.

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