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Por una biblioteca… ¿sin libros?

ebooksTesoro de los remedios del alma llamaban en el antiguo Egipto a las bibliotecas, un lugar sagrado y venerado por muchos escritores y artistas de antaño y de la actualidad, y que no en vano han sido erigidos centros cuyo patrimonio histórico ha sido la memoria de la humanidad.

Sin embargo, hoy la realidad es diferente, atrás quedaron el culto a los libros, a esos cubos de papel y cartón con hojas, al amor por los olores a viejo y a nuevo que transmiten sus páginas.

Hoy, la biblioteca Rubén Martínez Villena, de la provincia de Sancti Spíritus, se llena, sí, de personas, pero que no van allí buscando ese infinito saber que aguardan sus paredes coloniales; van allí con sus tablets, teléfonos móviles o laptops, porque el principal entretenimiento de todos los días, es la conexión wifi.

Ante los nuevos tiempos y el avance tecnológico, la factibilidad de una biblioteca se pone a debate y en tela de juicio, y más aún el trabajo del bibliotecario, hecho demostrado cuando en este territorio central de Cuba los servicios prestados disminuyeron en más de un centenar en relación con el 2014.

Es así que Laura Tardío, especialista que atiende el Programa Nacional por la Lectura y el Sociocultural en la institución, explicó a la ACN que lo más probable es que en los próximos años esa cifra continúe menguando.

La fluctuación y baja en las plantillas de los centros bibliotecarios de la región y la poca oferta y novedad de títulos por parte de la Empresa del Libro, son factores que perjudican el crecimiento de las prestaciones, enfatizó Tardío.

Asimismo, dijo que el territorio sólo recibió algunos textos publicados a raíz de la Feria Internacional del Libro 2015, a la vez que existen municipios que no pudieron adquirir ninguna de esas obras.

Por ejemplo, la demarcación de Yaguajay mantiene una situación crítica al obtener escasos ejemplares, lo que hace imposible situar una literatura actualizada en las diversas salas, así como en las áreas de extensión bibliotecaria; de ahí que las comunidades alejadas se vean desfavorecidas en este sentido, señaló.

Si a esto se le suma el decrecimiento de los fondos a causa del deterioro y las no devoluciones, la falta de recursos materiales para la realización de las reparaciones y conservación de volúmenes, reducción de los servicios automatizados dado por la sistemática rotura de las computadoras, es lógico que la biblioteca se encuentre en un segundo plano para la búsqueda de información.

De acuerdo con el Informe anual de la “Rubén Martínez Villena”, realizado en el período de enero hasta noviembre, la Dirección Municipal de Cultura de Sancti Spíritus eliminó las plazas de bibliotecarios en Banao y Guasimal, quienes atendían varios asentamientos y comunidades, incluyendo El Cacahual, del Plan Turquino.

En tanto, las consultas telefónicas y servicios automatizados se han visto afectados, también, por problemas de presupuesto y de energía eléctrica.
A pesar de las múltiples actividades organizadas incluso en zonas rurales, entre ellas los buroes de préstamos, minibliotecas, cajas viajeras, salas de lecturas y otras, además de la divulgación de la programación cultural de estos centros, esas acciones son aún insuficientes para atraer a gran público.

Lo cierto es que, aunque la mayor cantidad de servicios se debe a los electrónicos, hay que tener en cuenta que la generalidad de las instituciones espirituanas poseen pocas computadoras y de tecnología obsoleta, lo que atenta contra la revitalización de estos centros cuya principal función es satisfacer la demanda de los usuarios.

Esta situación no es exclusiva de Sancti Spíritus, sino que es un suceso visualizado en toda Cuba y en el mundo, y aunque haya algunos que todavía sueñen con mojar el dedo para girar la página –tal como escribió el escritor Umberto Eco–, el libro electrónico gana terreno en el siglo XXI, mucho más si no existen los recursos para mantener las bibliotecas físicas.

Tal vez en un futuro, siguiendo el ejemplo de la Universidad Politécnica de Florida, en Estados Unidos, y a pesar de que hoy parezca un poco surrealista, deba aspirarse a crear una biblioteca sin libros, al menos impresos.

Tania Rendón Portelles/Agencia Cubana de Noticias

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba