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Heredia Vs. Adams

Bicentenario del Congreso de Panamá

Considerado por José Martí el primer poeta de América, y el primer Poeta Nacional por prestigiosos intelectuales durante el período republicano cubano, José María Heredia (Santiago de Cuba, 1803–Ciudad México, 1839), fue también uno de los más destacados críticos literarios y periodistas de nuestra América en su tiempo. Ejemplo emblemático de esta proyección periodística, es el artículo titulado Mensaje del presidente Adams a la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre el Congreso de Panamá, aparecido en el periódico crítico literario mexicano El Iris, el 29 de abril de 1826.  Lo que en un inicio parece ser un artículo meramente informativo, quiebra su carácter a favor del análisis del hecho político en cuestión, justo cuando el Mensaje…, del presidente estadounidense aborda el tema de la “invasión” de Cuba y Puerto Rico por parte de “las fuerzas unidas de Colombia y México”, con el propósito de independizarlos de España.  Sobre el particular, Heredia cita textualmente la siguiente reflexión de Adams: “Que las convulsiones a que las expondría esta invasión por su población heterogénea y el riesgo de que por ellas caigan en mano de otra potencia europea, diferente de España, no permite que miren con indiferencia las consecuencias del Congreso de Panamá. Que todos los esfuerzos de Estados Unidos deben reducirse a mantener el estado de cosas existente, la tranquilidad de las islas y la paz y seguridad de sus habitantes”.[1]  A tales declaraciones de Adams, Heredia responde: “Esta parte del mensaje es, sin duda, la más interesante, porque es la más trascendente. En ella vemos repetida la opinión funesta de que Cuba no puede ser libre porque tiene esclavos, sin recordar que en Estados Unidos hay más de un millón de ellos, y que en Venezuela, en proporción, existían muchos más”. [2]

La respuesta de nuestro poeta a las objeciones del presidente estadounidense sobre el discutido proyecto de invasión con fines independentistas, es un verdadero antecedente de las más radicales posiciones que asumiría la política exterior cubana desde las guerras por la independencia nacional hasta el presente, a más de ser la primera en develar las futuras intenciones anexionistas de los Estados Unidos con respecto a las dos islas.  A falta de la presencia de Cuba y Puerto Rico en el citado Congreso por su condición de colonias de España, Heredia asume en su artículo la palabra en nombre de ambas, demostrando la posibilidad cierta de ganar la libertad que las ubique definitivamente en el concierto de las nuevas naciones americanas. De ahí que una vez develadas las ocultas intenciones del gobierno estadounidense, Heredia se haga las siguientes preguntas: “¿Ignora Adams que ninguna potencia europea podrá apoderarse de Cuba sin que se envuelva en sangre y fuego la mitad del mundo civilizado? ¿No sabe que Cuba, una vez despertada del letargo colonial, pesa mucho en la balanza política para que agregándose a cualquier potencia no trastorne el equilibrio y turbe la armonía del mundo? ¿Y no sabe que Cuba en manos de España es el punto de apoyo en que han de afianzar los reyes de Europa su palanca liberticida? ¿Cómo se desatiende de un peligro inminente para huir de uno quimérico, o lejano cuando más?” Y concluye nuestro poeta periodista: “¡Hijo de John Adams, la causa de América estará comprometida, mientras Cuba no sea libre, a pesar de tu política temerosa!”

Si bien al final del artículo Heredia suaviza el tono, quizás, en atención a un contexto histórico que aún influye en el lector promedio a ver a los Estados Unidos más como el primogénito de la libertad en América, que como su liberticida, no dejan por ello de ser sus interrogantes un verdadero diagnóstico de alta política, que pondría en alerta a la opinión pública hispanoamericana con respecto a los verdaderos propósitos imperialistas embozados en el muy notorio lema: “América para los americanos” de la  Doctrina Monroe.

A veintisiete años de escrito este artículo, nacería en La Habana, un 28 de enero, el hombre que le daría continuidad a esta línea del pensamiento político herediano, tal y como lo han hecho saber otros estudiosos de nuestra historia política y literaria. Un día antes de caer en combate en Dos Ríos, José Martí, urgido por el necesario equilibrio a derivarse de la independencia de Cuba,  en carta a su amigo mexicano Manuel Mercado, del 18 de mayo de 1895, le confiesa: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

¡Cuánta razón tienen aquellos que dicen: “¡Quien es martiano, es herediano”! En este punto, cabe recordar a la poeta Fina García Marruz, cuando nos alertó que la deuda de Martí “con Heredia, acaso igualable a la que tuvo con Mendive, es mayor de lo que parece, pues la afinidad fue también mayor”.[3] Cualquier duda al respecto, téngase presente las siguientes afinidades, por demás, esenciales a toda existencia humana: la poesía, el amor a la familia y a Cuba, y transcurrir la mayor parte de sus vidas distante de ambos amores. (Imagen de portada: Obra de la pintora Isis de Lázaro).

Notas:

[1] El Iris. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigación Bibliográfica. Edición Facsimilar. Ciudad México, 1986, t. I, pp. 129 – 132.

[2] Ibid. p. 130

 [3] Fina García Marruz: “Martí y los críticos de Heredia del XIX”, en Temas martianos, Dpto. Colección Cubana, BNJM, La Habana, 1969, p. 333.

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Jorge R. Bermudez
Ensayista, poeta y crítico de arte.

One thought on “Heredia Vs. Adams

  1. Gran ejemplo de moralidad y de sentido visionario, siempre en una actitud de búsqueda de valores elevados para una sólida confirmación de nuestra identidad y posición universal. Reflexiones muy vigentes que deben ser valoradas en nuestro presente, a veces afectado por posiciones facilitas.

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