PERIÓPOLIS

El Club Fotográfico de Cuba. Antecedentes y constitución

Desde finales del siglo XIX, agrupaciones y clubes fotográficos comenzaron a surgir en varios países de Europa y en América. En el caso de los fotógrafos cubanos, las sociedades españolas influyeron de forma directa. Al mismo tiempo que estas sociedades intervinieron en la labor artística de los fotógrafos cubanos, fueron llegando también, sobre todo al iniciarse el siglo XX, las novedades estilísticas del Nuevo Pictorialismo propulsado por las sociedades fotográficas de Estados Unidos.

Estas sirvieron de antecedentes y guía para la creación en nuestro país, en 1935, del Club Fotográfico de Cuba (CFC), el cual tomó de ellas sus estructuras, objetivos y estilos. Pero no debe ignorarse que desde 1883 hasta la fundación del Club en 1935, existieron en Cuba varias asociaciones que agruparon a creadores dentro de diversas ramas de la fotografía.

La mayoría de ellas no alcanzó gran trascendencia, excepto la Asociación de Reporteros de La Habana, fundada el 14 de abril de 1902. Aun así, tuvieron el mérito de constituir los primeros intentos por nuclear a los fotógrafos y socializar sus obras, razón por la que su significación como incuestionables precedentes quedó plasmada en la historia de la manifestación.

Un antecedente directo del CFC fue la Cooperativa Fotográfica, surgida en 1933, en la calle Industria 156-158, que ofreció servicios las 24 horas del día. Alquilaba cámaras y llegó a cumplir encargos mayores, como los primeros murales que decoraron el lobby de los edificios de algunos bancos y organismos comerciales. Sus miembros eran los llamados “lambiones” o “lambieros” de forma despectiva (sinónimo de goloso, según Diccionario de la Real Academia Española). Ni ellos mismos calificaban a sus fotos como arte.

No se puede soslayar que, además de estos primeros intentos de asociación, en la génesis del CFC desempeñaron un rol fundamental dos instituciones de gran popularidad en el mundo fotográfico de La Habana en la década de1930: el estudio El Arte y el estudio fotográfico de la tienda El Encanto.

Tito Álvarez, Añoranzas, 1958

El Arte desarrolló muchas actividades novedosas para la época. No solo funcionó como estudio, también como un centro cultural con una gran vida social al que asistían fotógrafos aficionados y donde se generaban tertulias espontáneas. Muchos amantes de la fotografía, incluso los que la usaban como hobby, al regreso de sus viajes por Europa o Estados Unidos, acudían a ese sitio ideal para informar de los adelantos vistos en esos lugares y trasmitir sus nuevas experiencias.

Indiscutiblemente, esta institución devino referencia principal para el surgimiento del CFC como punto o espacio de reunión de los “artistas del lente”. Después de creado el CFC, El Arte mantuvo una estrecha relación con los miembros y las actividades del mismo; incluso, uno de los hijos de Francisco González, dueño de El Arte, fue uno de sus miembros.

El estudio fotográfico de El Encanto también fue centro donde coincidían un número creciente de aficionados a la fotografía. Los fotógrafos acudían allí para revelar e imprimir sus trabajos y se hicieron frecuentes las reuniones después de las cinco de la tarde para discutir sobre diversos temas relacionados con esta profesión. Tal vez, para charlar con uno de los más reconocidos fotógrafos de la época, Gonzalo Lobo Suárez, quien trabajó en El Encanto entre 1928 y 1941, período en el que fundó su propio estudio con la firma Van Dyck Studios.

Según María Eugenia Haya, de esas conversaciones surgió la idea de crear un Club o una asociación, similar a lo que ya existía en otros países, dedicada a la fotografía artística, pues hasta ese momento no había en Cuba nada establecido institucionalmente con esas características.

De acuerdo con el fotógrafo y profesor Roberto Rodríguez Decall, mediante una comunicación personal el 2 de marzo de 1991, la decisión de fundar el CFC surgió de un grupo de amigos aficionados que, durante los primeros años de la década del 30, se ponían de acuerdo para salir en excursiones los domingos a tomar fotografías y el lunes por la mañana dejaban los rollos de películas en un cajón en el departamento de fotografía de El Encanto, para ese mismo lunes en la tarde, recoger las fotografías ya impresas.

Entre esos amigos menciona a César Cano, secretario de Carlos Miguel de Céspedes; Arturo Mañas, abogado, presidente de la Asociación de Colonos; Urbano del Real, administrador de la firma ronera Bacardí; Rodolfo Maruri, presidente del Partido Liberal; Ángel de Moya, administrador del Banco de Galiano y Neptuno; Alberto Broch, arquitecto del Ministerio de Obras Públicas; Joaquín Blez, dueño del Blez Studio y Rafael Pegudo fotógrafo del periódico El Mundo, entre otros.

Fue precisamente Mañas, comentó Decall, quien sugirió la creación de una asociación oficial de fotógrafos aficionados con intereses artísticos. A través de Broch se organizó la reunión en el Colegio de Arquitectos de La Habana, en Infanta y Humboldt. Mañas hizo un borrador de reglamento, pero al no poder asistir a la reunión, lo presentó su colega Jorrín, abogado que trabajaba con él en el Bufete “Jorrín y Mañas”. De esta primera reunión informal, se comenzaron a dar los pasos necesarios para legalizar el Club Fotográfico de  Cuba.

El CFC tuvo su génesis en una época convulsa desde el punto de vista socio-político, pero muy innovadora desde el punto de vista artístico: el derrumbe del régimen represivo de Gerardo Machado y el ascenso de las nuevas promociones artísticas de la vanguardia cubana.

El compromiso con la realidad nacional, la necesidad de reflejar críticamente su situación socio-política y consolidar la identidad cubana, fueron las nuevas inquietudes de los creadores de las artes plásticas de aquella primera generación vanguardista, las que se revirtieron en la inclusión de temáticas inéditas, como el campesino y el obrero, o el uso de viejos temas con nuevos tratamientos, a través de la apropiación creativa de los novedosos recursos técnicos expresivos provenientes de las vanguardias europeas y, particularmente, de la mexicana.

En este contexto pleno de ideas renovadoras y proyectos, y con la comprensión de la necesidad estratégica de juntarse para avanzar y consolidarse como grupo y, entre todos, revolucionar la fotografía, lo que significaba valorizarla como arte, se logró aglutinar en La Habana a un grupo de personas amantes del arte y conocedores de los acontecimientos que ocurrían en torno al mismo.

Estos individuos, profesionales de otras ramas como la medicina o las leyes, propietarios o comerciantes, ingenieros o arquitectos, artistas y periodistas, entre otros, tenían en común su sensibilidad artística y el gusto por la fotografía como medio de expresión. Contaban, además, con la solvencia económica necesaria para permitirse tan lujoso hobby, puesto que el mismo requería de la compra de cámaras, el reemplazo de rollos, la química necesaria para el revelado, el cuarto oscuro y una serie de elementos imprescindibles.

Fue así como, el 5 de julio de 1935 se constituyó, en el departamento 610 del Edificio La Metropolitana, en la calle O’Reilly, esquina Aguacate, la Asociación Fotográfica de Cuba, cuyos estatutos habían sido presentados anteriormente al Gobierno Provincial el 3 de mayo de 1935 bajo el nombre de Asociación Cubana de Arte Fotográfico y se registró en el Negociado de Asociaciones el 25 de noviembre de 1935.

El 6 de enero de 1936 se solicitó cambiar ese nombre por el de Asociación Fotográfica de Cuba, pero en reunión del 30 de junio, se decidió cambiarlo de nuevo por el de Club Fotográfico de Cuba y trasladó la sede a O´Reilly y Compostela, número 64 (altos). Para su fundación contaron con la ayuda de algunos fotógrafos profesionales y, fundamentalmente, con las tiendas de efectos fotográficos: Kodak, Caribbean y El Encanto, que les proporcionaron los fondos iníciales.

Nacía así la asociación fotográfica más importante de la República. A partir de las actas originales, la fundación del CFC está confirmada en las fechas antes mencionadas, aunque parece ser que no fue hasta 1939 que comenzó a realizar actividades de dominio público, razón por la que algunos de sus miembros fundadores y algunos críticos, la fijan en dicho año, cuando el CFC abrió sus puertas a todos los interesados.

La siguiente nota, aparecida en 1942 en el Boletín del Club, corrobora este reconocimiento, por los propios miembros del Club, al año 1939 como fecha, si no fundacional, sí de un “resurgimiento” significativo: “Para el próximo número ofreceremos una información gráfica del almuerzo con que el Club celebró el tercer aniversario de su resurgimiento” (Boletín Fotográfico, 1942, p. 6). Es decir, en 1939, el CFC se había reorganizado y comenzado una labor más profunda, más popular, visibilizando su labor.

Felipe Atoy, La Espera 1948.

Estos entusiastas seguidores del llamado “arte de la luz” tampoco estaban completamente solos, sino que contaron con el apoyo de varios profesionales destacados que se integraron en su membresía. Entre ellos sobresalen Joaquín Blez, los estudios Rembrandt y Van Dyck, Roberto Rodríguez Decall, Newton Estapé y José Manuel Acosta. El crecimiento cuantitativo y cualitativo del CFC y de sus actividades fue muy significativo, tal como lo registra la especialista María Eugenia Haya:

“En poco tiempo lograron reunir alrededor de trescientos aficionados, entraron en el mecanismo de los clubs internacionales, publicaron varias revistas: Boletín Fotográfico, Foto-Cine, más tarde Fotografía Popular (traducción al español de Popular Photography, por Juan Dolset) y convocaron concursos inter-socios e internacionales, organizaron excursiones y cursos sobre fotografía”.

También el especialista Miguel Castro Muñiz, en su texto Cien años de fotografía en Cuba, da cuenta del prestigio y reconocimiento internacional que, progresiva, pero rápidamente, fue obteniendo el recién fundado Club: “Con la aparición del Club Fotográfico de Cuba, encontramos una institución selectiva, facultativa y reconocida internacionalmente, miembro de la Fédération Internacionale d´Art Photografique que agrupa a profesionales y aficionados del sector (…)”.

El CFC fue admitido como afiliado a la referida Fédération Internacionale d´Art Photografique (FIAP) desde la fundación de esta en 1946, lo cual constituyó el máximo reconocimiento y prestigio artístico para sus miembros. También fue miembro, desde 1941, de la Associate Photohografic Society of America (APSA) fundada en 1934, casi a la par que el CFC, actualmente una de las más prestigiosas asociaciones fotográficas del mundo.

Foto de portada: Tomás Padró Álvarez, 1971.

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Ramón Cabrales Rosabal
DrC. Ramón Cabrales Rosabal. Profesor Auxiliar Adjunto de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Presidente de la Cátedra de Fotografía Osvaldo Salas, del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Director y profesor de la Academia de Fotografía Cabrales del Valle.

One thought on “El Club Fotográfico de Cuba. Antecedentes y constitución

  1. Interesante La mayoría de fotos de cuba antes del 50 eran ortocromaticas y ya en España en ese ejemplo de iluminación lateral ya eran pancromaticas

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