COLUMNISTAS

No pagar culpas ajenas

Durante mucho tiempo he parodiado una combativa expresión de hermanos argentinos del gremio de la prensa, quienes acuñaron: «La peor opinión es el silencio» para exhortar al combate ideológico a los periodistas y otros sectores de su país.Yo adapté la idea para un contexto muy diferente, el cubano, en el que a la gente no le hace falta aliento para expresar sus ideas, pero si reclama constantemente saber más. Por eso acuñé «la peor información es el silencio», cuando de acontecimientos o decisiones públicas se trate.

Pero acabo de darme cuenta que hay otra situación que supera la falta de un conocimiento oportuno y es cuando lo dicho o escrito no resulta veraz. Ante los directamente afectados, la prensa sale mal parada.

Sucedió con un anuncio difundido, al menos para muchos en mi área de residencia a través del Canal Habana, aseverando –desde el día anterior- que al siguiente –viernes- faltaría la electricidad por «reparaciones en la red» y se pedía las consabidas disculpas por la afectación que ello provocaría.

Y todos en el barrio esperaron resignados «el apagón» que… no se produjo y cuya ausencia no apareció explicada donde mismo se había advertido. «No hizo falta»; «Fue en otra área» o «Lo dejaron para la semana que viene», fueron —entre otras— expresiones que abundaron entre mis vecinos.

Pero como sucede con demasiada frecuencia, «la alegría dura poco en la casa del pobre», según reza el refrán. En la mañana del sábado llegó, justo a las nueve pero con retraso de 24 horas, el corte de electricidad que dejó un sabor amargo, hasta avanzada la tarde, a los fieles seguidores del canal televisivo de «la capital de todos los cubanos».  Para colmo «se fue el gas» y se sumó al malestar creado por la carencia inesperada que transformó a mi tranquila vecindad en un avispero.

La advertencia sobre lo pernicioso de «la callada por respuesta» quedó superada por «la peor información es la mentira», y más aún cuando pone en tela de juicio ante su público a los medios de prensa que la han difundido.

Este episodio deja como saldo un consejo, aunque parezca rutinario: todo aquello que interese, involucre o afecte a los que nos leen, escuchen o vean requiere de un seguimiento, de ahondar en sus causas y consecuencias, para no pagar las culpas de otros cuando se sea portador inocente de una desinformación.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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