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Juicio contra Fox: Engañar a decenas de millones de ciudadanos, pero indemnizar a una empresa

La cadena de televisión Fox indemnizará con 787,7 millones a la empresa de las máquinas de votación de las elecciones presidenciales de 2020 por haberla difamado al difundir el bulo de que hubo fraude en el recuento. Esto abre un interesante debate sobre quiénes fueron las víctimas de las mentiras de Fox, ¿esa empresa o los millones de estadounidenses a los que se les privó de una información veraz?

Vayamos por partes.

En las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020, la empresa encargada de las máquinas de votación era Dominion Voting Systems.

Tras las elecciones, la cadena ultraconservadora Fox abanderó la teoría de que las elecciones habían sido un fraude. Sus presentadores estrella, invitados y tertulianos, difundieron sin descanso la mentira de que a Donald Trump le robaron las elecciones. Además, dijeron que se trataba de un complot en el que participó la empresa Dominion con sus máquinas de recuento, lo cual dejaba en entredicho la competencia y buena fe de esta firma.

Dominion Voting Systems demanda judicialmente en 2021 a Fox por difamación por propagar bulos sobre esas elecciones. Dominion exigió una indemnización de 1600 millones de dólares, según sus abogados Fox transmitió «de manera intencional» una serie de «mentiras demostrablemente falsas pero devastadoras», que dañaron su reputación, amenazando «la seguridad personal de empleados y clientes» y causando a la compañía un «daño económico irreparable». Otra empresa, Smartmatic, también demandó a Fox por difamación y reclama 2700 millones en un caso aún pendiente de juicio.

La semana pasada se convocó el juicio de Dominion contra Fox para el lunes 17, si bien se atrasó un día ante un posible acuerdo extrajudicial. Estábamos ante el mayor juicio de la historia reciente de Estados Unidos a un medio de comunicación.

El acuerdo extrajudicial se anuncia a las 16:30 del martes. La cadena accedió a pagar 787,5 millones de dólares a Dominion.

¿Una historia saludable para el periodismo?

Probablemente, esta secuencia, a usted lector, lectora, le parezca muy coherente, saludable para el sistema judicial, la política y el periodismo. Pero merece la pena que profundicemos algo más.

El acuerdo era previsible porque, para Fox, el tema ya pintaba bastante mal. En unas diligencias previas en enero, los abogados de Dominion le preguntaron a Murdoch, dueño de Fox, si creía que las elecciones presidenciales de 2020 fueron libres y justas. A lo que respondió que fueron justas y no robadas, pero que los directivos de Fox se dieron cuenta de que lo que quería su audiencia era oír esas mentiras y se apuntaron al carro de propagarlas creando así una «realidad alternativa», por utilizar el eufemismo de moda.

Argumentos del juez

El juez desmontó algunas líneas de defensa que vale la pena que conozcamos:

  1. Fox argumentó que las falsedades eran de interés informativo, pero el juez dejó claro que si sabían que las acusaciones eran mentira, ese interés informativo no es una justificación para divulgar la falsedad. De este modo neutralizaba la tesis de Murdoch de que las afirmaciones de Donald Trump eran «descabelladas, pero eso es noticia», eran de interés público porque su audiencia las tenía en consideración y las valoraba.
  2. La cadena es responsable de las falsedades que decían sus invitados a los programas, no puede desentenderse, aunque el invitado no sea personal contratado.
  3. La presencia de otros invitados con posiciones contrarias no justificaba la presencia de quienes mentían.

Producir perjuicio de forma deliberada

Por último, está el detalle de lo que se dilucidaba. Al tratarse de una demanda de difamación, no eran tanto la mera falsedad de las informaciones (que era evidente) como si había dolo en su difusión, es decir, deseo de producir el perjuicio de manera deliberada y a sabiendas del perjuicio que provocaba.

Sigamos profundizando. Si observamos, lo curioso es que el castigo por mentira (y la obligación de indemnizar) ha sido posible porque hubo una empresa damnificada que recurrió a los tribunales al considerarse difamada.

Asalto al Capitolio

Pero es que la mentira de la campaña del fraude durante semanas fue un elemento importante para explicar el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, esa mentira provoca que, todavía hoy, una parte importante de los votantes republicanos crean que su presidente actual no es legítimo y que Trump siga teniendo tantos partidarios porque le creen víctima de un complot para arrebatarle la presidencia. Es decir, no se trata solo del daño difamación provocado a una empresa de máquinas de recuento electoral.

El derecho a información veraz de millones de personas

En un sistema democrático que vele por los derechos ciudadanos, difundir la mentira de que hubo un fraude electoral, con todo lo que ello puede suponer de desestabilización de un país, supondría haber violado el derecho de millones de personas a recibir una información veraz. No olvidemos que, en el caso de Fox, llega por cable a 75 millones de abonados en Estados Unidos.

Es decir, las víctimas de la desinformación y la mentira de Fox no sería solo el prestigio de la empresa Dominion, por más que al mercado sea eso lo que le preocupa, los verdaderos damnificados serían las decenas de millones de personas a las que se le hurtó el derecho a una información veraz.

Derecho establecido, sin ir más lejos, en el artículo 20 de la Constitución Española.

Modus operandi generalizado

El modus operandi de la Fox está bastante generalizado en nuestros sistemas democráticos. Un medio de comunicación se inventa una determinada tesis, a todas luces falsa, pero crea todo una galaxia informativa y un espectáculo con «analistas», «expertos», testimonios seleccionados y datos descontextualizados para poner al servicio de la falsa teoría. En España, hasta se incorporan informes policiales falsos si es necesario.

Lo de tener que escuchar las mentiras de una persona que logra audiencia lo vemos todos los días, igual que llevar invitados para que cuenten la mentira que el medio quiere difundir. Y lo de mezclar gente que dice la verdad con gente que miente, poco ayuda a informar a la audiencia. Es evidente que no se cumple el derecho constitucional a recibir información veraz.

El problema es que se «dañó» a una empresa

Sin embargo, no es ese el motivo por el que Fox ha salido trasquilada con su mentira, el problema es que «molestó», «dañó», a la empresa responsable del recuento.

De ahí que seguir mintiendo con falsas acusaciones de fraude en las elecciones de países como Venezuela o Brasil seguirá siendo impune, puesto que el derecho a la verdad de los ciudadanos no es objeto ni interés de protección, solo el de la empresa encargada de las máquinas de votación.

El ciudadano como titular del derecho

El problema de nuestros modelos informativos es que no parece que los titulares del derecho a la información sean los ciudadanos. De ahí que, en nuestra legislación, se contemplan los delitos de injurias y calumnias cuando los medios mienten, pero nunca se plantea la violación del derecho a información veraz de los ciudadanos. Y eso, sin duda, es un problema de concepción de la democracia, porque sin esa información veraz asegurada, no hay ciudadano capacitado para participar con criterio en la democracia.

Parece que hay que ser una empresa de máquinas de votaciones para poder exigir responsabilidades cuando las televisiones te engañan.

(Tomado del Sitio web de Pascual Serrano y publicado en Crónica Libre)

Foto de portada: Efe

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Pascual Serrano
Pascual Serrano es licenciado en Periodismo. Crítico con la prensa tradicional, en 1996 fundó la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org), proyecto que abandonó hace 13 años. Durante 2006 y 2007 fue director editorial de Telesur. Su denuncia a los métodos de información de los grandes medios tradicionales se ha reflejado en libros como Desinformación (2009), con prólogo de Ignacio Ramonet, o La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! (2014). En Foca ha publicado Traficantes de información (2012), Medios democráticos (2016) y Paren las rotativas (2019). En 2019 recibió el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que anualmente concede la Asociación ProDerechos Humanos de España (APDHE). En la actualidad dirige en Akal la colección A Fondo y colabora con varios medios.

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