COLUMNISTAS

Cosas de «la familgia»

«La economía no es política, dejen de verlo todo desde la política», se lee a menudo en las redes digitales; sin embargo, entre las decenas de cuentas cubanas suspendidas por la red social Twitter, por obvias razones políticas, está la de un programa de televisión dedicado al análisis económico.

«Sean verdaderos medios públicos y den espacio a toda la pluralidad de criterios sobre lo que pasa en Cuba», se le reclama con mucha frecuencia a la prensa cubana, pero ninguno de los medios públicos extranjeros, que suelen ser unánimes y dar un solo punto de vista al hablar sobre esta Isla, ha recogido las denuncias de los periodistas cubanos acerca de la más reciente agresión contra ellos, incluyendo el cierre de la cuenta en Facebook del Jefe de Redacción de Granma Internacional.

«Sean objetivos, aténganse a los hechos, sigan el modelo de BBC», aunque ese medio británico afirmara, sin prueba alguna, que en Cuba la policía cuida las colas con armas largas. «No utilicen más la palabra guerra para referirse a lo que sucede en internet, eso es una exageración», y recientemente el medio estadounidense Mintpress publicó que el Colegio de Londres, donde se forman los principales cuadros de mando de la OTAN, también capacita a los ejecutivos de las grandes empresas de redes sociales digitales. «Etecsa no debe tener ningún vínculo con el Gobierno cubano», repite machaconamente la prensa que se dice independiente, mientras el mismo Mintpress acaba de publicar que decenas de ejecutivos de Google proceden de la CIA, pero ningún medio de prensa reconocido como libre e independiente se ha hecho eco de algo tan revelador.

«Las empresas cubanas deben hacer pública su contabilidad y cotizar en bolsa», y sí, los trabajadores cubanos deben aumentar su participación y control sobre la gestión de las empresas de las que constitucionalmente son dueños. Pero el nuevo dueño de Twitter, Elon Musk, que adquirió la red por 44 000 millones de dólares, una cifra al alcance de cualquier trabajador, no le rendirá cuentas a nadie de lo que hará y deshará con una entidad que ha participado en golpes de Estado y campañas de desestabilización que influyen en la vida de millones de personas y en el destino de países enteros (por ejemplo: Irán 2009, confesado por Hillary Clinton a cnn; el muy documentado golpe poselectoral en Bolivia, en 2019, y el frustrado SOSCuba de 2021). Así que, si personas desde Estados Unidos usan internet y sus redes sociales para organizar y pagar actos terroristas en Cuba y ni el FBI, Twitter, Google o Facebook hacen nada contra ellas, no se asombre, es que todos están en la jugada.

Ya el ejecutivo de Google, Jared Cohen, anterior empleado de Condelezza Rice, y después de Hillary Clinton, en el State Department, lo dijo a coro con Marco Rubio, desde el corazón de Washington dc, el 21 de marzo de 2012: Hay que usar internet para cambiar y democratizar a Cuba.

«Cambiar a Cuba» para que sea como antes, cuando la gran tecnológica de entonces (ITT), que tampoco se metía en política, le regaló al democrático Batista un teléfono de oro* por representar muy bien sus intereses. Es que, como los amigos de Fulgencio, que llenaron La Habana de casinos y prostíbulos, son de «la familgia», en el sentido mafioso de la expresión.

*El teléfono puede verse hoy en el Museo de la Revolución.

Tomado de Granma 

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Iroel Sánchez
Ingeniero y periodista cubano. Trabaja en la Oficina para la Informatización de la Sociedad cubana. Fue Presidente del Instituto Cubano del Libro.

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