Pino Santos
CON DOS DEDOS

Los doscientos reportajes de Pino Santos

Decía el historiador Jorge Ibarra que la historiografía cubana tenía ante sí la tarea de reconstruir la influencia que ejerció el periodismo de los años 40 y 50 del siglo pasado en la forja ideológica del proceso revolucionario y en el pensamiento de las vanguardias políticas.

Aludía, de manera particular, a la vasta obra periodística de Oscar Pino Santos (1928-2004); más de 200 reportajes, ensayos y artículos publicados, entre 1954 y 1958, en la revista Bohemia y, sobre todo, en Carteles —revista gráfica cubana publicada entre 1919 y 1960—. Una selección que  recogió el autor, por sugerencia de Ibarra, en un libro al que dio el largo título de Los años 50. En una Cuba que algunos añoran, otros no quieren ni recordar y los más desconocen, que, con fotos de Raúl Corrales — quien en su momento acompañó a Pino Santos en sus andanzas reporteriles—, se publicó en 2008.

Apuntó el autor que no era raro escuchar o leer referencias nostálgicas de aquella   época,  la cual  algunos insisten en representar como la edad de oro de la República en Cuba, con  miles  de autos circulando por La Habana, la vida nocturna de la ciudad y las celebridades que la visitaban. No fue interés de Pino Santos refutar tales remembranzas que, en buena medida, también eran suyas. Sin embargo, tiene, asimismo, otros recuerdos:  la Cuba del capitalismo dependiente y subdesarrollado, con su secuela de deformaciones económicas estructurales, desigualdad social, desempleo a gran escala y pobreza apabullante, por no hablar de otros aspectos relacionados con su identidad como nación.

Con la veintena de reportajes seleccionados, Pino Santos logró un libro objetivo y entretenido, en el que alternó el texto de cierta levedad informativa con otros de mayor densidad y cala analítica, pero escritos en  el estilo claro y ameno que exigía un periodismo que dependía de la venta de materiales que incitaran la atención y el interés del gran público.

“Y ello, singularmente, en el caso del tipo de periodismo a que yo me dedicaba —investigativo, analítico e implícitamente denunciador—  y cuya contrapartida necesaria era una exposición literaria elaborada con la matrera intención de agarrar al lector en el primer párrafo y continuar redactando de manera que no  se le escapara hasta el último”, escribió Pino Santos y precisó que al éxito de ese esfuerzo contribuían la calidad tipográfica y el diseño de la revista, “pero de manera decisiva también las excelentes fotos de Raúl Corrales”.

Usted puede hacerlo

Pino Santos se estrenó, y entrenó, como periodista en el periódico Hoy —órgano del Partido Socialista Popular (comunista)— al lado de Honorio Muñoz,  un hombre a quien hasta el final de su vida consideró como “el más completo y extraordinario exponente de esa profesión que Cuba haya producido”. Cuando ese diario fue clausurado tras los sucesos del cuartel Moncada, el novel periodista decidió probar suerte en Bohemia, entonces la revista más importante de América Latina.

Escribió un artículo sobre los ciclones. Se lo dio a ilustrar al pintor y dibujante Adigio Benítez, quien también había quedado sin trabajo, y desoyendo a los que le decían que era difícil que esa publicación  lo acogiera, lo entregó al portero, lo que era usual.  No demoraron en publicarlo y Pino Santos, entusiasmado, empezó a “disparar” un artículo tras otro los cuales,  siempre a través del portero, hacía llegar a la redacción de Bohemia. Mas, un día, ¡sorpresa!, el portero le dijo que subiera porque el jefe de información deseaba conocerlo.

El asturiano Antonio Ortega, luego de ocupar responsabilidades durante la República española —fue Comisario General del Ejército de Tierra— salió al exilio y llegó a Cuba en 1939. Enseguida comenzó a colaborar en Bohemia y no demoró en ocupar un puesto en su consejo de redacción. Como periodista, ganó importantes galardones, (Premios Enrique José Varona,  Juan Gualberto Gómez y Eduardo Varela Zequeira, entre otros), y en 1945, con su cuento Chino olvidado se alzó con el premio Hernández Catá, la más importante distinción literaria cubana antes de 1959. Estuvo entre los fundadores del PEN Club de Cuba, fue miembro de Circulo Republicano Español y fundó y presidió la Agrupación de Izquierda Republicana en el exilio.

A partir de enero de 1954 Ortega asumió la dirección de Carteles. Recibió el título de periodista  de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling. En enero de 1960 integró, en el género de cuento, el jurado del Premio Casa de las Américas y poco después salió del país. En Venezuela fue subdirector de la revista Bohemia Libre.  Murió en Caracas, en 1970, a los 67 años de edad.  Entre sus libros se cuentan Ready (novela, 1946) y Yemas de coco y otros cuentos (1959).

Ortega conversó amigablemente con Pino Santos y casi al final del encuentro le propuso que trabajara en la empresa, no en Bohemia, sino en Carteles, que Miguel Ángel Quevedo acababa de comprar y lo había nombrado director a él (a Ortega). Como el joven reportero no poseía título alguno, Ortega le dijo que ya vería cómo manejar el asunto para evitar problema de intrusismo profesional. En definitiva, él y Corrales, tendrían que pasar la Escuela.

Comenzamos en dos o tres semanas, precisó el asturiano, y le pidió que prepara un reportaje sobre un tema de interés nacional. Recalcó: Y que sea impactante Yo sé que usted puede hacerlo.

Presos en Chivirico

Buscó Pino Santos la colaboración de Raúl Corrales, que había sido su compañero en Hoy y que daba dimensión artística a cada una de sus fotos. Él, con su vieja Leyka y el reportero con su libretica de notas, acometieron el reportaje sobre la deforestación de la isla. “Arruinados 250 km de bosque en la Sierra Maestra”, constató.

En Chivirico, al bajar de la Sierra, pasaron una semana detenidos por orden de un coronel, “cortés, pero de aspecto feroz”, que inspeccionaba el cuartel de la localidad. Texto y fotos testimoniaron la destrucción de los montes y la complicidad de las autoridades, incluida la Guardia Rural, en el asunto.

Siguieron reportajes acerca de  pescadores y  de la Ciénaga de Zapata, sitio que atravesaron, de un extremo a otro, a  pie, sobre los dientes de perro, cruzando el monte bajo y deteniéndose solo en los cortes donde se elaboraba el carbón del que vivían sus pobladores, eludiendo pantanos y desafiando la agresión de los mosquitos. En 3 500 kilómetros cuadrados “no había un hospital ni una sola de las llamadas casas de socorro, ni siquiera un medico” advirtió.

Abordó otros muchos temas. El nivel de vida del cubano que, afirmaba “es peor que a principios de la República”.  El dramático problema de la vivienda. La emigración y el juego de la charada y la bolita. Lo que hacían y pensaban  los adolescentes y lo que les preocupaba. La cuota azucarera. La política económica del gobierno. Concluía: “Quieren arruinar la producción arrocera en Cuba”. Además: “Cuba deja de cultivar 130 000 caballerías para comprar productos agrícolas a los Estados Unidos”.

Paradojas

En tiempos en que la crítica al régimen imperante no solía ir, por lo general, más allá de la denuncia de la corrupción, como si fuese la esencia que agotaba la problemática nacional, los reportajes de Pino Santos constituyeron un fenómeno inusitado. Tanto  más cuanto el autor no hacía la menor concesión de principios, ni  Bohemia ni Carteles le sugirieron jamás que eliminara o alterara un párrafo. Algo paradójico. Los reportajes más sonados y sensacionales logró hacerlos gracias a la iniciativa y con el concurso informativo de figuras del régimen batistiano.  Uno de ellos fue sobre el desempleo en Cuba. El otro, sobre el Canal Vía Cuba.

El doctor Gustavo Gutiérrez, ministro-presidente del Consejo Nacional de Economía de la dictadura, le pidió que organizara la divulgación de un simposio sobre los recursos naturales cubanos. El periodista iba a rechazar la propuesta cuando Carlos Rafael Rodríguez, de la Dirección Nacional del PSP, le pidió, en secreto, que la aceptara por las informaciones importantes que se pudieran allegar. Pino Santos puso como condición que debía disponer de absoluta libertad en el manejo publicitario del evento, con lo cual el ministro estuvo de acuerdo.  Conformó entonces su equipo; la información comenzó a fluir y ya casi al final del simposio, cayó en sus manos un informe que se tradujo de inmediato en un reportaje cuyo titulo impactante se desplegó a lo ancho de las dos páginas centrales de la revista: “¡Más de 1 235 000 desempleados en Cuba!”.

Sobre el Canal Vía Cuba, un intento por partir  al país en dos, la información se la suministraron altos oficiales de la Marina de Guerra confiados en que el periodista reflejaría en su reportaje los beneficios del Canal.  Eso hizo en la primera parte del trabajo; reflejó las supuestas ventajas del proyecto para, en una segunda parte, aludir a las nefastas consecuencias que traería para la nación, y el gigantesco negocio que, a costa de los intereses nacionales, significaría para unos cuantos. Siguió a la publicación un escándalo enorme. Protestó la prensa, la posición, los intelectuales, los estudiantes y el proyecto del Canal Vía Cuba, que correría desde la bahía de Cárdenas hasta la de Cochinos, debió ser engavetado.

Con su libro el asalto a Cuba por la oligarquía financiera, Pino Santos  mereció, en 1973, el Premio Casa de las Américas. Publicó, además, Complot. Historia de los atentados de la CIA contra la vida de Fidel Castro (1991) JKF, ¿quién lo mató? (1993) y Los tiempos de Fidel, el Che y Mao (1997). El volumen  Los años 50 merece ser reeditado para ponerlo al alcance de los que no los conocieron y de los que insisten en falsificar el pasado.

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Ciro Bianchi Ross
Es un intelectual, periodista y ensayista cubano. Su ejecutoria profesional durante más de 55 años le ha permitido aparecer entre principales artífices del periodismo literario en la Isla. Cronista y sagaz entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba republicana (1902-1958). Ha publicado, entre otros medios, en la revista Cuba Internacional y el diario Juventud Rebelde, de los cuales es columnista habitual. Premio Nacional de Periodismo "José Martí" en 2017.

One thought on “Los doscientos reportajes de Pino Santos

  1. Como siempre profesor un excelente y ameno trabajo. Admiro los estudios suyos y anecdotas.
    Como ud pienso hay que decir un poco mas. “Que Republica era aquella” alguien dijo…
    Hay desconocedores que deberian sentarse a leer para que se borren de sus mentes todaslas engañosas que algunos suelen hacernos creer..
    Gracias

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