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Jorge Lozano Ros en mi memoria

Tres días atrás hablé con él por teléfono. Lo había llamdo  para invitarlo a la presentación de la reconstrucción pictórica del lienzo Muerte de Martí en Dos Ríos (1918), del pintor Esteban Valderama, en la Casa Natal del Héroe Nacional. Su respuesta: “Bermúdez, mañana tengo que estar en la Fragua Martiana, y por la tarde, en el programa televisivo Mesa Redonda”.

Nuestra amistad nació en las aulas de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, a inicios de la década del noventa. Ambos éramos profesores del Curso Especial creado a propuesta de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), para diseñadores gráficos y fotógrafos que aspiraban a alcanzar el nivel superior. Lozano impartía Filosofía; yo, Arte y Comunicación. Quien nos “presentó” fue José Martí.

La última vez que compartimos ideas y proyectos, fue  en el Memorial “José Martí”, el pasado 28 de enero; nos motivaba, como siempre, la inauguración de una exposición colectiva de pintura alusiva a la histórica fecha, y un recital del Dúo Darias inspiradó en los Versos sencillos.

Luego de la asistencia a ambas actividades culturales, como de costumbre, hicimos un breve recorrido por el Memorial, y al pasar por la sala donde se expone una de las tantas tribunas desde la cual  dirigió su invicta palabra el Apóstol, me dijo: “Bermúdez, cómo no iba a ser martiano si mi padre me traía aquí cuando niño, y yo me entretenía en subir y bajar de esta tribuna”.

¿Quién me iba a decir entonces que, a 127 años de la caída en combate de Martí en Dos Ríos, horas después, cuando conmemorábamos el 120 aniversario de la proclamación de la República, nos iba a dejar Lozano?. ¡Oh, claves de la vida…! “Morir es seguir viaje”, escribió el hombre que siempre nos inspiró y nos inspira. Él está contigo…, con nosotros. Adiós, amigo.

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Jorge R. Bermudez
Ensayista, poeta y crítico de arte.

One thought on “Jorge Lozano Ros en mi memoria

  1. Qué bonita crónica. Cómo le gustaban a Lozano las cosas sencillas! Yo también como usted, supe valorarlo. Fue el tutor de mi tesis y un buen amigo. No nos veíamos hacia mucho tiempo. Solo lo llamaba para felicitarlo los 31 de enero por su cumpleaños. Lo respeté y lo sigo respetando por sus cualidades que eran muchas.

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