NOTAS DESTACADAS

Un cartel en tres tiempos

                                                                                                         I

En la madrugada del primero de enero de 1959 –Cuba siempre ha tenido una historia de amaneceres–, Eladio Rivadulla Martínez fue despertado por el timbre del teléfono. Al responder, oyó una voz amiga que le dijo: “Eladio, el hombre huyó”. “¿Quién huyó?”, inquirió con voz gangosa el serígrafo. “¡Batista!, coño… ¿Quién va’ser?” Como todo cubano que se enteró entonces de la huida del tirano, ya no pudo dormir más. Entre las imágenes de Fidel que había acopiado de su relación laboral con el periódico El Mundo, seleccionó una de Wendell Hoffman, fotógrafo que cubriera el reportaje que le hiciera al líder guerrillero el periodista estadounidense Robert Taber, en la Sierra Maestra, en mayo de 1957. La dibujó y caló en formato de 92 x 67 cm. Doscientas veces pasó la espátula sobre la seda, para una tirada de cien carteles a dos colores: rojo y negro.  Al amanecer, junto a las manifestaciones de júbilo del pueblo habanero, también estaba el primer cartel político de la Revolución cubana.

Por más seña, presentaba algunas de las características que luego distinguirían al nuevo cartel cubano, a saber: uso del referente fotográfico, colores planos y tratamiento de los mismos con un valor simbólico, empleo de la técnica de impresión serigráfica y tipografía dibujada. Por único texto: 26 de JULIO, en altas y bajas; FIDEL CASTRO, en altas.[i]

                                                                                                                    II

En el transcurso del histórico año de 1959, el antes comentado cartel tuvo una nueva “puesta en escena”. La ocasión llegó cuando Noticuba asumió uno de los primeros documentales en dar testimonio del proceso insurreccional cubano que había culminado con el triunfo popular armado meses antes. En esta segunda versión el texto ubicado  en el margen superior del cartel (26 de Julio),  pasó a ser el de la citada agencia noticiosa y el del director del documental: Eduardo Hernández (Guayo); mientras que el correspondiente al margen inferior (Fidel Castro), lo ocupó el título del documental: De la tiranía a la libertad. Con excepción del nombre del director, el resto de la tipografía fue dibujada, al igual que en el cartel de referencia. Otro tanto es de constatarse en su formato, centímetros más, centímetros menos (91 x 69 cm), atendiendo a que el papel todavía no era un problema para los impresores, a más de su función promocional y el interés que despertó en la población el tema abordado por el documental.

 

                                                                                                               III

Cuarenta y nueve años después, el periódico Juventud Rebelde del domingo 24 de febrero de 2008 –aniversario 113 del inicio de la tercera guerra por la independencia nacional–, publicaba en primera página una ilustración de la autoría del artista gráfico Arístides Hernández (Ares), en la que se apropiaba del Fidel en traje de campaña y fusil en mano, tal y como lo había representado en los dos carteles anteriores Rivadulla; pero, en esta ocasión, reiterando la imagen  un sinnúmero de veces, cual trama visual. Por único texto, en altas: CUBA POSTCASTRO.

El contexto histórico propiciador de esta versión de Ares sobre el emblemático cartel, respondió a las declaraciones recién hechas por Fidel en relación con la no aceptación de más cargos y las ilusorias inferencias que en torno a las mismas se hicieron los elementos anticastristas en el extranjero, en cuanto a una Cuba sin la dirección ni presencia de su líder histórico. En consecuencia, la propuesta de Ares se entendió como una respuesta a cualquier injerencia y cambio político contrario al carácter socialista de la Revolución cubana. Su impacto en la población fue inmediato. Ello motivó a la dirección de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) asumir su impresión como cartel, en razón a su acertada codificación visual relativa a la continuidad histórica del proceso revolucionario iniciado en enero de 1959. El cartel se imprimió en la técnica de la serigrafía, en un formato de 50 x 70 cm.

 

De tal forma, se daba feliz término –por el momento– a un particular proceso de conceptualización y codificación en nuestra producción cartelística, por el cual sus hacedores han expresado con igual espíritu de resistencia e innovación el protagonismo del pueblo cubano durante más de medio siglo de revolución.[ii]

Notas

[i] El anuario suizo International Poster Anual (Editor Arthur Niggli, Switzerland, 1960), publicó este cartel como el primero político de la Revolución cubana.

[ii] Existe un cuarto cartel con la imagen de José Martí, que tiene por referente el de Rivadulla, de la autoría de Annelis Noriega, de 2014, el cual abordaremos en otro artículo.

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Jorge R. Bermudez
Ensayista, poeta y crítico de arte.

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