COLUMNISTAS

Noviembre también es nuestro

Un día llegué a pensar que algunos de los denominados “líderes” de la llamada oposición cubana —por ser jóvenes y ante la realidad absoluta de que el apego a la Revolución es totalmente mayoritario en la población—, se dieran cuenta del penoso papel que le han asignado desde Estados Unidos,  y reaccionaran, no para dejar de criticar, y a la vez participar en la solución de los problemas, sino para abstenerse de violar nuestras leyes y dejar de servir a una potencia extranjera.

Pueden ser tres, cuatro, 10, 20, pero son cubanos que desde que nacieron recibieron lo que nadie puede negar: salud, educación, garantías de ser ciudadanos libres, profesionales con trabajo asegurado y con variadas organizaciones sociales y de masas a las que se pueden afiliar y allí, de manera totalmente inclusiva, brindar sus sugerencias para mejorar las cosas que todavía andan mal en nuestra sociedad.

Estos jóvenes, muchos con formación universitaria y profesión que se supone conocen bien las leyes, participaron en el proceso totalmente democrático para aprobar la Constitución de la República, la cual fue refrendada por más del 85 por ciento de los ciudadanos cubanos.

No se trata, ni mucho menos, de personas sin opción para el diálogo, el debate, el compromiso. Sin embargo, deben estar bien seguros de que lo que nunca le puede permitir esa inmensa mayoría a la que ellos no pertenecen, es que entusiasmados por cantos de sirenas sobre lo sucedido en otros lugares, se crean con el derecho de derrumbar lo que tenemos, lo que hemos construido y continuamos mejorando.

Estoy seguro que a todo eso, principalmente a perfeccionar nuestro sistema, están invitados los Junior, Otero Alcántara y otros que todavía estén a tiempo de rectificar.

¿Por qué no lo hacen? ¿Con quién tienen algún compromiso mayor que les impide hacer algo, por mínimo que sea, para beneficio de todos?

La otra parte de este fenómeno —el dinero entre otras cosas— sale de Estados Unidos. Saben estos opositores pre fabricados que el guion no es original y que el Departamento de Estado yanqui, la CIA y las mal llamadas instituciones de ayuda —léase USAID, NED y alguna otra— “ponen la plata y el formato”, mientras de la bulla, la desinformación y el fundamentalismo más feroz, se encargan en Miami, los terroristas, miembros de la brigada mercenaria 2506 y payasos al servicio de un poder mediático con mucho dinero y poca ética.

De nada vale el “negar negando” de algunos involucrados en la administración Biden, pues ha quedado bien claro el  ”si o sí” que involucra al gobierno demócrata como antes sucedió con el republicano, en su plan para desestabilizar a Cuba y derrotar la Revolución.

Esto bien lo saben aquellos que acá, en la isla digna, también se creen dueños de la única verdad y tratan de convencer al pueblo de que sus manifestaciones son pacíficas, que el color blanco —de paz y pulcritud— identifica tales intenciones. Y y que,”para nada” son mercenarios al servicio de la potencia vecina.

Incluso, hasta en la selección del nombre, Archipiélago, han olvidado los detalles que identifican al país dentro de ese espacio geográfico, conformado por islas e islotes, por mar y ríos, y con una belleza extraordinaria, que tampoco los de acá, los del verdadero archipiélago, permitiremos que nos lo arrebaten.

Y para que no hagan pasar por tontos a nuestros compatriotas, quienes pretenden desafiar a  las autoridades el próximo 15 de noviembre, seguro que han recibido,  ya sea por twitter, instagram, whatsapp, u otra vía —sin descartar la embajada de Estados Unidos en La Habana—, las declaraciones de personeros del gobierno yanqui, del terrorismo miamense o de la filial europea que siempre se suma al coro de lo que digan y hagan los gobiernos estadounidenses, en primer lugar, a la aplicación de más sanciones contra el pueblo cubano.

Ellos no deben olvidar que noviembre también es nuestro, como lo fue julio y lo serán todos los meses, días, horas y minutos, que no podrán hacerlos suyos ni podrán aguar nuestra gran fiesta libertaria.

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Elson Concepción Pérez
Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

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