PERIÓPOLIS

La reiteración como recurso estilístico en el reportaje radiofónico

La radio exige un modo exclusivo de escribir. Las cartas de estilo de muchas emisoras apuestan por una redacción clara y simple que aseguren la adecuada recepción del mensaje radiofónico. Muchos aseguran que redactar para el oído no resulta una labor fácil. Debe pasar un tiempo para que el periodista se adapte a esta manera de exponer las ideas, sobre todo si se asume que el conjunto de formas sonoras que componen el lenguaje radiofónico, no sólo está integrado por la palabra, sino también por la música, los efectos y hasta el silencio, cada uno con funciones específicas dentro del medio.

A pesar de que la radio cuenta con diversidad de espacios, los informativos se instauran como uno de los formatos clave dentro de una parrilla de programación, pues las radio-revistas periodísticas ocupan los horarios de mayor audiencia, los noticiarios se consideran las emisiones de más importancia dentro de la programación, y los boletines informativos se difunden cada cierto tiempo con el fin de transmitir noticias de última hora.

Los géneros periodísticos constituyen la columna vertebral de estos espacios y, con el objetivo de construir socialmente la realidad en toda su complejidad, no sólo presentan los hechos sino también las acciones y opiniones consideradas por las audiencias como adecuadas y verosímiles.

Aunque en sentido general se habla de que cada género tiene una característica específica que ayuda a ubicarlo en una categoría (noticia, comentario, reportaje, crónica), el quehacer periodístico diario indica que no existen los géneros puros por lo que se prefiere usar el término estructuras híbridas. Así, un trabajo de opinión puede tener pinceladas de noticia o, una crónica, de comentario; pero lo cierto es que la clasificación depende de la forma genérica que prevalezca en el producto comunicativo.

De todos los géneros con que cuenta un periodista para ayudar a los públicos a resolver los acertijos que impone la realidad social, el reportaje es, sin lugar a duda, el que exige más entrega. En el caso del reportaje realizado expresamente para la radio, no basta con exponer los hechos, analizarlos y presentar los diversos enfoques de un fenómeno en busca de su posible solución, porque existen cuestiones estilísticas propias del lenguaje de la radio que no deben obviarse.

La fugacidad del mensaje radial constituye uno de los inconvenientes con los que los periodistas deben lidiar, de ahí que la reiteración en los trabajos periodísticos se erija necesaria para lograr que el oyente no pierda el hilo de lo que se dice, al tiempo que ubica en el tema abordado a quien sintoniza la estación en el instante en que se transmiten.

Pero, ¿cómo lograr la reiteración en un reportaje para la radio? ¿Qué componentes del lenguaje radiofónico pudieran ser más efectivos para lograr un producto comunicativo coherente en su estructura? Las líneas que siguen tienen el propósito de disertar sobre el tema para dar respuesta a las anteriores interrogantes.

Conociendo a fondo el reportaje radiofónico

El reportaje es considerado el género de géneros, por lo que es la forma periodística con más colorido en la radio. Irónicamente, se suscitan dificultades para su elaboración debido a que obliga una mayor carga de trabajo que cualquier otro género, desde el punto de vista intelectual y de realización.

Su objetivo es profundizar en aspectos de la realidad que han sido noticia y mantienen actualidad. Como relato periodístico que se inserta dentro del contexto de la radio, el reportaje está sometido a un riguroso ritmo, que reclama la atención del oyente y va a tono con la fluidez que demandan los espacios informativos.

Como todo reportaje, el radiofónico amerita de una profunda investigación del enfoque que se le va a dar a la idea primigenia. Para ello, debe tenerse en cuenta el resultado o las posibles conclusiones a las que han arribado reportajes anteriores sobre el tema seleccionado; las causas, consecuencias y dimensiones del fenómeno sobre el que se desea escudriñar; el interés que pueda tener para la audiencia a la que va dirigido y los recursos con los que cuenta el periodista para su realización.

En el reportaje no sólo valen las palabras, sino también la perfecta conjugación de la música y los efectos de sonido, con el propósito de lograr un producto de valor comunicativo y estético, por lo que resulta una labor difícil la de componer un reportaje para la radio.

No existe una estructura específica a seguir para la construcción de un reportaje radiofónico, pues todo depende del juicio creador del periodista. Sin embargo, es cierto que el inicio o entrada del producto es clave para captar la atención del oyente. Existen disímiles maneras de presentar las contrariedades que el desarrollo del reportaje intentará solucionar.

El estilo de las entradas del reportaje radial puede ir desde la presentación rápida del conflicto por medio del locutor o de testimonios emotivos de los entrevistados, hasta el resumen del mismo, elaborado en forma de pregunta que enuncie la duda que la audiencia pueda tener sobre el tema en cuestión y que no haya sido capaz de plantear y, mucho menos, responder.

Quizás el aspecto más difícil del reportaje en la radio consiste en mantener la escucha permanente durante su tiempo de duración, que no debe exceder los seis minutos. Imperan instantes naturales de distracción por parte de la audiencia, pues su atención puede desviarse debido a cualquier estímulo que ocurra en el contexto donde se produce el acto de escucha.

Por ello, este género en la radio debe mantener una línea de interés en ascenso, sobre la base del aporte de nuevos datos, la inclusión de aspectos que capten la atención del oyente para relajar posibles tensiones, y el retorno a la idea principal que dio motivo a su realización.

¿Cómo reiterar la idea central del reportaje en la radio?

Desde que se produce el primer acercamiento a las normas de redacción y estilo para el medio radiofónico, los estudiantes de Periodismo y de otras carreras que guarden relación con el medio, se enfrentan a un concepto que en un principio puede resultar incomprendido: la reiteración o redundancia.

Reiterar en los textos radiofónicos no se refiere a la mera repetición de su idea central, con un abuso desmedido de las palabras utilizadas; antes bien, el término reiteración alude al uso de sinónimos para que los temas de importancia no se pierdan en el éter, sino que sean retenidos en la mente de la audiencia, al tiempo que se vea favorecida su atención y se encamine el razonamiento sobre lo que se quiere destacar como sobresaliente.

En el caso del reportaje, como género que exige un tiempo mayor de duración con respecto al resto, debido a que es una narración donde se exponen hechos que son sometidos a análisis, la reiteración es uno de los elementos a tener en cuenta en la difícil estructuración y organización de este tipo de producto comunicativo.

Desde el punto de vista del discurso periodístico audiovisual, el reportaje radiofónico es entendido como un texto, que se elabora a partir de los recursos técnico-expresivos de la radio y, como tal, la coherencia y la cohesión no deben perderse de vista. En el desarrollo del reportaje deben eliminarse las contradicciones estilísticas, por lo que los periodistas deben ser harto cuidadosos con la construcción de los textos que serán leídos por los locutores, la selección de fragmentos musicales que cumplirán disímiles funciones dentro del reportaje, así como con los testimonios que ilustrarán los puntos de vista de las fuentes oficiales entrevistadas, los vox populi y las experiencias de historias de vida seleccionadas como hilos conductores en los reportajes que así lo ameriten.

Respetando el anterior orden, pudiera hablarse entonces de tres modos de abordar la reiteración en el reportaje radiofónico: textual, musical y testimonial. La reiteración de tipo textual, se orienta a la construcción de los textos que deben ser dichos por los locutores, que conducirán la estructura lógica conferida por el periodista al reportaje, durante el proceso de creación.

Si bien en el inicio del reportaje se expone el conflicto, es menester que en el desarrollo y en el cierre, el texto que se da a leer al locutor reitere la idea central que trata. Esto permitirá que el oyente mantenga una única línea de pensamiento, sobre la base del enfoque que el periodista prefirió priorizar, de entre las múltiples aristas que presenta un mismo fenómeno de la realidad.

El uso de la música puede llegar a constituir un elemento reiterativo dentro del cuerpo del reportaje. La selección musical es decisiva para lograr una composición armónica. De entre las funciones de la música, los realizadores prefieren la reflexiva y la expresiva, porque le confieren una mayor sensibilidad al producto. La primera persuade a la audiencia de pensar en lo dicho anteriormente por el locutor o entrevistado, incluso, puede convertirse en un mecanismo a favor para lograr que ella ponga su atención en un asunto sensible sobre el que tal vez no había meditado; la segunda, por su parte, expresa por medio del texto musical lo que pudo ser dicho por la palabra hablada, pero el hecho de usar este tipo de contenido sonoro dota al reportaje de un alto grado de dramatismo.

En ambos casos, la música en el reportaje puede reiterar el tema que se transmite, reforzar su idea central, y servir como atractivo para el oyente del otro lado del dial.

Los testimonios que se incluyen en un reportaje para la radio, también se alzan como mecanismos para garantizar la reiteración. Una selección adecuada de los fragmentos de entrevistas a insertar en la construcción de un reportaje, asegurará que la audiencia no descuide su enfoque.

Los aportes que pueden realizar los entrevistados al reportaje, ayudan a mantener el ritmo del producto, porque se basan en una palabra oral diáfana y natural. Los oyentes suelen identificarse más con el tema por la dimensión de las experiencias compartidas y puede prescindirse de los textos leídos por el locutor, pues el fenómeno, presentado y analizado por sus protagonistas, adquiere mayor fuerza desde el punto de vista dramatúrgico.

En este sentido, la reiteración propia de la radio adquiere nuevas dimensiones, sobre la base de la capacidad creadora de los periodistas. Se trata de pensar con una mentalidad radiofónica, adiestramiento que depende de la cotidianidad para obtener un éxito rotundo. Como el ejercicio de la profesión demuestra, la reiteración es indispensable para la radio. Pero no debe entenderse como una camisa de fuerza para el periodismo en general y para el reportaje en particular; la reiteración, en cualquiera de sus manifestaciones, también es un arte cuya técnica se adquiere con la práctica diaria del quehacer radiofónico.

Foto: Tomada de Internet

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Yanela Soler Mas
DraC. Yanela Soler Mas. Profesora Titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Segunda jefa del Departamento de Periodismo. Directora de Alcance, revista científica de Información y Comunicación.

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