OTRAS NOTICIAS

¿Quién soy en el escenario digital? (II parte)

La reputación digital tiene base en la construcción colectiva, pues la interacción entre usuarios define el alcance del contenido y su difusión. Los internautas influyentes son puntos estratégicos para difundir información, la cual es reproducida por sus seguidores, y así el contenido se vuelve viral. Varios teóricos identifican tres categorías en la cima de la cúspide en redes sociales digitales: celebridades, líderes de opinión y micro-influyentes.

Las celebridades son personas reconocidas en la vida offline por su trabajo o profesión. Como tendencia, la mayoría son cantantes o artistas de televisión. Luego, el grupo de los líderes de opinión está formado por usuarios expertos en temáticas concretas, que comparten contenido especializado para su comunidad en redes sociales digitales.

Por otro lado, los micro-influyentes constituyen personajes propios del entorno digital, comprometidos con marcas específicas. Como su nombre lo indica, la comunidad de alcance es cuantitativamente menor al del resto de influencers. Sin embargo, el poder de influencia puede llegar a ser mayor por su relación directa con la comunidad.

La industria cultural como medio de entretenimiento crece desmedidamente, y la internet se hace cómplice con nuevos lenguajes. Los influencers constituyen una herramienta muy particular, que ha evolucionado paralelamente a la tecnología. Si bien años atrás las celebridades eran la expresión de la felicidad y el éxito en los medios de comunicación, ahora los influencers representan a esos famosos en internet. En este sentido, tanto unas como los otros tienen una identidad “pública” construida, además de ser dimensiones del capitalismo.

Según Alice Marwick, investigadora de redes sociales de la Universidad de Yale, influir no es un status sino un proceso y conjunto de prácticas, así como tener fama nativa en redes sociales o ser estrella en YouTube o Twitter, dentro de muchos grupos de interés y subculturas.

La acumulación de likes y la visibilidad se convierten en capital económico, ya sea directa o indirectamente. La industria de los influencers opera a nivel de contenido en redes sociales, con alto componente ideológico. Entonces, el usuario alcanza cierto estrato que es utilizado a conveniencia.

El poder de una alta reputación digital se convierte en herramienta política en muchos casos. Ejemplo, el caso mexicano que reunió a 30 influencers para promocionar diferentes mensajes a favor del Partido Verde, en el periodo oficial de veda; y el papel de la instagramers Mariana Rodríguez en la candidatura de su esposo para gobernador de Nuevo León.

Los grandes emporios económicos, utilizan a los usuarios con prominente identidad digital para sus fines, convirtiendo las redes en herramientas de manipulación ideológica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *