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Metaverso, el universo paralelo de Internet

El director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, reunió a sus empleados y les contó que el futuro de la empresa irá mucho más allá de su proyecto actual. El esfuerzo de la compañía-insistió- no debe detenerse hasta construir un conjunto maximalista e interconectado de experiencias tomadas directamente de la ciencia ficción: “Nuestro objetivo general es ayudar a dar vida al metaverso”.

Nacido del ingenio del escritor Neal Stephenson, cuando en 1992 publicó su novela Snow Crash, el término metaverso se filtró de la literatura a la realidad, hasta el punto de convertirse en uno de los más asentados propósitos de Zuckerberg. Al parecer no son suficientes las ganancias propiciadas por la vigilancia a los usuarios de la red y el tráfico de sus datos.

Con el desarrollo del metaverso, el cual describe una posible interación de Internet compuesta por espacios virtuales tridimensionales vinculados a un universo virtual percibido, la humanidad se encamina a otra fase de progreso social que plantea más incógnitas que soluciones.

“¿Vale la pena explorar el desarrollo de actividades que puedan ir desde la interacción con otras personas, el juego, las reuniones, en un entorno virtual persistente?”, pregunta el profesor de Innovación de IE University, Enrique Dans, en un artículo publicado en su blog. La respuesta rodea la posibilidad de explorar el término, salvo por el detalle-precisa Dans-de que quien pueda estar detrás de su creación sea la empresa de Zuckerberg.

“Por el momento-escribió-la perspectiva de convertirme en una avatar e interactuar con mis compañeros de trabajo en una sala de reuniones virtual, me parece simplemente ridícula y está lejos de aportarme nada que valga la pena con respecto a una reunión en una simple videoconferencia”.

En entrevista con Casey Newton, editor colaborador del sitio multimedia “The vergue”, Zuckerberg afirmó que durante los próximos cinco años, Facebook transitará de existir como una empresa de redes sociales a una empresa de metaverso, si bien Matthew Ball, experto en el tema, induce que la humanidad está a décadas de distancia de lograr una visión completa de esa red expansiva de mundos 3D y simulaciones persistentes.

Infografía: Dary Steyners

Aunque no sea solo Facebook la empresa que, actualmente, se dedica a delinear esa ambición, sino que se trata de un propósito de conquista por parte de tecnológicas como Microsoft, Google, Amazon, y plataformas de videojuegos en línea como Roblox o Fortnite, es la compañía de Zuckerberg la que ha hecho público un mayor interés por la colonización del espacio, intención lógica si se tiene en cuenta que el metaverso representa la conformación de un gráfico social aún mayor e interactivo que el planteado por cualquier red social hasta el momento.

La compra millonaria de Oculus VR, fabricante de gafas de realidad virtual para videojuegos, mostraba desde 2014, el objetivo de Zuckerberg de correr los límites de Facebook impuestos por su condición de red social y transformarla en una herramienta imprescindible cuando, como ahora, comienzan a divisarse las posibilidades de un mundo paralelo y virtual.

En ese cosmos digital, la economía estará basada en la tecnología de blockchain o cadena de bloques, parte fundamental del Bitcoin y de cualquier otra criptomoneda, así como de los tokens no fungibles, activos digitales únicos, cifrados y vinculados a la cadena de bloques.

No obstante, la idea de Zuckerberg de convertir a Facebook en una “empresa metaversa”, fue recibida con escepticismo por Vitalik Buterin, reconocido como el inventor de Ethereum, la cadena de bloques más utilizada en el mundo.

Zuckerberg está tratando de anticipar la próxima fase de Internet “antes de que el resto del mundo vaya en una dirección diferente y Facebook se quede en el polvo”, dijo el ingeniero en una entrevista a Bloomberg Television y remarcó: “hay una gran desconfianza” sobre la compañía.

La aprensión hacia Facebook acumula, cada vez, mayores motivos. Una extensa investigación del diario The Wall Sreet Journal reveló recientemente cómo la plataforma conoce su escala de problemas estructurales, lo cual es un claro indicio de que su inacción y escasa voluntad para implementar cambios responde a beneficios económicos.

The Wall Street Journal filtró y publicó documentos internos de la compañía que demuestran una ponderación elitista de su algoritmo a partir del desarrollo de un sistema que exime a figuras prominentes a nivel global de cumplir con sus normas de usuario. El programa, conocido en la empresa como “XCheck”, fue creado para revisar con detalle las medidas tomadas contra cuentas de alto perfil cuyo real funcionamiento mostró la existencia de un doble estándar para tratar las violaciones a las políticas que la misma compañía impone.

Muchas cuestiones quedan abiertas en torno a la creación del metaverso. ¿Debe ser un delito matar a alguien en un entorno virtual? ¿Qué ocurrirá con una persona que se encuentra mejor en el mundo virtual que en el real? ¿Hasta qué punto no estamos construyendo un sustituto de la realidad que podría generar patologías?, pregunta el tecnólogo Enrique Dans. Para ninguna de esas preguntas existen respuestas, ni tampoco se conoce ¿qué sucederá con los datos personales de los usuarios registrados en ese universo paralelo? No obstante, la experiencia del mundo real indica que todos los espacios digitales son susceptibles a la imposición de un modelo top-down (de arriba hacia abajo) en el que las grandes empresas siempre impondrán su poder.

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