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A 52 años

No existe acontecimiento de la última media centuria ausente en las páginas de Guerrillero, nacido como diario el seis de julio de 1969 y convertido en semanario desde 1992. Luego, un 23 de noviembre, hace 21 años, sobrepasó sus fronteras y desde su sitio web compite a su nivel con el resto del mundo.

Sus orígenes vienen del “Socialista”, primer periódico gestado por la Revolución en 1962, y con gente joven, inexperta, muchos de extirpe proletaria y alejada de los buenos oficios del periodismo, pero con tremendo afán de hacer bien por su provincia.

Es una historia larga de contar. Ahora, yo que no soy de los fundadores, cuento con la satisfacción de llevar hasta ustedes, apuntes de primera mano con pilares del periodismo que juntaron esfuerzos en diferentes épocas, de quienes trabajaron y dirigieron el “Socialista” y, posteriormente, Guerrillero, entre ellos, Pedro Abreu Mújica, actual director general del recinto ferial de Expocuba y Ronald Suárez Ramos.

El nacimiento de Guerrillero fue fraguado por un grupo de emprendedores que llegaron desde La Habana en 1962 para “inventar” un periódico que dejara atrás las reminiscencias del pasado. Fueron ellos: Orestes Cabrera, periodista; Ángel Ernesto Camacho, Alfonso Constantino y Carlos Brown, linotipistas. También, un camagüeyano nombrado Armando Brutao, para la parte de fotograbado y las fotos; los cajistas Juan Akim Ramírez, (quien durante decenios ocupara el cargo de jefe de taller en El Socialista y Guerrillero), Pedro D. León, (conocido por Mario); Vicente González, Antonio Viqueira… y Rogelio Valdés (Yeyo), aunque con menos experiencia, y otro camagüeyano, de apellido Díaz, para operar una antiquísima máquina impresora rotoplana de finales del siglo XIX, como las de las películas del oeste norteamericano.

El Socialista, aunque efímero, tuvo muchos directores y el pionero Julio Carranza Valdés, cuadro de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y sucesor el Partido Unido de la Revolución Socialista. Como subdirector Efraín Martínez Andreu. Luego debutaron Rafael (Felo) Ramírez, (ORI) oriundo de Guanajay y después de otros varios Pedro Abreu Mujica, entonces un joven dinámico, inquieto, bajo cuya dirección comenzó a trabajar Ronald, en enero 1964.

La plantilla de periodistas de la época la formaban Félix Morejón, Gilberto Rodríguez y Ricardo Fleites, Tomás Gutiérrez, Arnaldo Graupera, Arturo Buliés, Gustavo y Manuel Perdomo, Osniel Genó Otero, Tony de la Uz y disculpen si alguien pudiera faltar, pero era una época muy fluctuante, incluso con el comienzo de Guerrillero.

La tecnología hasta aquel momento era insostenible por su mala calidad y se tomó decisión de un nuevo periódico, un Ave Fénix, y que coincidió con la caída en combate del comandante Ernesto Guevara de la Serna, en Bolivia.

Al Che, lo ataban lazos a Pinar del Río. Dirigió operaciones en los momentos difíciles de Playa Girón y la Crisis de Octubre, siempre fue el representante de Fidel para la región, y su conocimiento del territorio era tal, que sus preparativos para partir a Bolivia los hizo en esta geografía.

Guerrillero no estuvo muy cercano a los mejores medios tecnológicos, nació obsoleto. Los lectores lo querían, pero comentaban que en sus fotos todos salían negros y  que los negros no se veían.

La provincia en los últimos 52 años recibió dos reajustes de la división político administrativa, la primera en 1976, cuando se separaron los territorios de Guanajay y Artemisa, incluido Mariel y una amplia faja de la costa norte. Después cuando la separación de Bahía Honda, Candelaria y San Cristóbal con el surgimiento de la nueva provincia Artemisa.

Esta larga explicación deja entrever cuánto territorio debían de cubrir los menguados periodistas guerrilleros sin transporte, casi sin máquinas de escribir, deficientes cámaras fotográficas y hasta escasez de bolígrafos, porque era una época de ausencias. Lo que único que no faltaba era disposición y lealtad a la Revolución.

La Redacción si fue muy mejorada cuando el periódico recibió la actual edificación, próxima a la Terminal de Ómnibus, aunque sobre sus mesas estaban las mismas viejas Underwood hasta la aparición de las Olivetti y Robotron, estas ultimas del campo socialista, y también las cámaras fotográficas Kiev y Zenit, rogando para que aparecieran las Nikon y Canon, para sustituir alguna extraviada Leica del pasado.

En cuanto a comunicaciones, aparte de los teléfonos, los periodistas contábamos solo con un teleprinter punto a punto con Prensa Latina, hasta que llegaron los ruidosos Telex de la marca alemana RFT y fueron sustituidos por sus primos de la misma marca T-100, más silenciosos, con el disco de marcado integrado y prácticamente la primera “internet” de aquel momento, que revolucionaron la trasmisión, porque hasta podrías ponchar en cintas las noticias para enviarlas.

En cuanto a la traslación a los municipios, el medio preferido era la guagua (o a pie) hasta que un día -además de algún auto destartalado- llegaron los primeros vehículos, unas poderosas motos Urales, que se usaban para ir lo mismo desde el Cabo San Antonio hasta Guanajay o de Matahambre a Los Palacios.

Una anécdota del ocurrente de Arturo Buliés, lo ilustra. Había que realizar un extenso recorrido por campos tabacaleros y la dirección de Tabaco le envió a Buliés un chofer con una Ural, en días de un sol brutal, con lluvia. Él se quejó por el vehículo y el dirigente agrícola, para callarle la boca, se le ocurrió decirle que las tropas nazis durante la contienda usaron motocicletas iguales. A lo que les respondió: “Sí, por eso perdieron la guerra.”

La tarea de los primeros periodistas para cobrar era difícil, antes de que todo se organizara, en muchas ocasiones faltó el dinero, pero con la aparición de la Oficina de Control y Coordinación de la Prensa Nacional se creó una chequera, como si fueras jubilado. Tenías los 12 cheques del año y podías acumular hasta tres meses.

Lo que sí se puede considerar una heroicidad fue la superación. Al nacer Guerrillero nadie tenía preparación universitaria, escasamente algunos con estudios secundarios, pero la mayoría  solo sexto grado. Se hicieron muchos experimentos, como una Facultad Obrera Campesina de periodismo, que tuvo antecedentes en una escuela en la playa La Altura en época de El Socialista, pero la salvación estuvo en la Universidad de La Habana.

Era una época en que lo egresados debían cumplir su servicio en las provincias y hoy muchos destacados de la prensa nacional emergieron desde Pinar del Río. Además, los de Guerrillero empezaron a obtener sus titulos universitarios viajando semanalmente hasta La Habana, hasta que llegaron épocas mejores.

No muy lejos en el tiempo, la Universidad Hermanos Saiz, de Pinar del Río, abrió la Carrera de Periodismo, y aunque fue efímera, al menos formó una cantera que sustenta a los medios provinciales. El licenciado Edmundo Alemany Gutiérrez, hijo del subdirector de El Socialista que mencionamos al principio, ahora como jefe de Redacción de Guerrillero, lidia con quienes fueron los alumnos que el mismo formó como director de la Carrera.

No se nos ocurrió citar nombres, excepto los fundadores, porque por el diario y luego semanario pasaron tantos buenos, que corríamos el riesgo de dejar alguien afuera. Pero eso no impide que nombremos a los directores, porque el padre de Guerrillero fue Ronald, pero en la misma mesa de aquellos días, han trabajado Olga Crespo Porbén y lo hace Ernesto Osorio Roque en la actualidad, quienes han asumido con la entereza que exige el cargo.

Es indudable que su labor ha estado apuntalada por un grupo de valiosos cuadros: subdirectores, redes de departamentos, administrativos, en distintas épocas y muchos han brillado o han errado, como implica una labor política ideológica, en circunstancias caracterizadas por el rigor del bloqueo y las limitaciones humanas.

El colectivo de Guerrillero festeja silencioso, y el mejor brindis lo tendrá junto al pueblo, cuando la situación epidemiológica haya cambiado; unos reporteros se aferran a la calle para informar y no enfermarse, mientras otros desde el hogar, igualmente hacen periodismo, porque la lealtad no se ha enfermado y los compromisos con la Revolución están inalterables.

Guerrillero es el eterno confidente, para decirle a cada oído vueltabajero como van las cosas, o bien alto, para otros confunden la serenidad del pinareño, pero no olviden que nunca deshonrarán el homenaje su Comandante, el Che.

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