EFEMÉRIDES

Jesús Suárez Gayol: El Rubio heroico

“Cuando se es revolucionario verdadero se siente la necesidad de servir a la Revolución desde los lugares más difíciles, en los puestos de vanguardia”, tal le había expresado a su madre Aurora, el 2 de diciembre de 1966,  poco antes de unirse a la guerrilla del Comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia, el combatiente internacionalista cubano Jesús Suárez Gayol (Manatí, provincia de Oriente, hoy Las Tunas, 24 de mayo de 1936-confluencia de los ríos Iripiti y Ñacahuasú, Bolivia, 10 de abril de 1967), miembro del Movimiento 26 de Julio, conocido como El Rubio.

La niñez

Suárez Gayol era descendiente de padres emigrantes de Asturias, España, quienes se radicaron en el batey del Central Manatí —donde él nació— en la primera mitad del pasado siglo. De su niñez, cuenta un biógrafo suyo que le conoció: “Rubio, inquieto, gusta de jugar a la guerra y a la pelota, y gusta de irse de pesquerías para traerle truchas a la madre. Es de carácter explosivo, pero no para peleas inútiles. Solo salta indignado cuando ve que se comete una injusticia. Apenas aprende a leer descubre a José Martí, de cuyas enseñanzas será siempre fiel. Desde entonces, cuando oye que se interpreta el himno de Cuba, hacer poner de pie a sus padres venidos de España”.

Aunque aquella zona de Manatí pertenecía a la región de las Tunas, en el entonces territorio del Oriente insular, sus padres lo matricularon como interno (quinto grado) en los Escolapios de Camagüey. En esta etapa de su vida muere su padre, por lo que su madre decide trasladarse a esa urbe junto a su hijo con el ánimo de suplir la ausencia paterna. Gayol profesaba un extraordinario amor por su progenitora a la que recurrentemente le decía: “Tú eres mi Mariana Grajales gallega”.

Y es que Aurora supo inculcarle sólidos valores morales, y le enseñó  a su hijo a amar la Patria profundamente. Después de la muerte del guerrillero, esta expresó: “Y me salió revolucionario. En la plaza José Martí,  habla a los jóvenes, con una arenga encendida; se convierte en combativo líder estudiantil, y es golpeado por los esbirros del régimen tiránico de Fulgencio Batista, en las manifestaciones…..

“No  olvido  aquel gesto de verdadero valor, cuando el  27 de noviembre de 1955,  en la Asociación de Estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, se devela un  cuadro de Abel Santamaría,  traído por Armando Hart….  Ahí estaba también Jesús…”

Conoce a su gran amigo José Antonio Echevarría

Al concluir la enseñanza primaria, el apuesto muchacho prosiguió estudios en la ciudad de los Tinajones donde prontamente se dio a conocer por su impulso a la constitución de  la Federación de Alumnos Secundarios, que aglutinaba  al alumnado de Morón y de  Ciego de Ávila; y los que también vincula con las luchas de los trabajadores.

Posteriormente, mientras cursa la Segunda Enseñanza, en momentos en que la Federación Estudiantil Universitaria está dando pasos en favor de la unidad con los jóvenes viaja a La Habana,  y comienza a relacionarse con el líder José Antonio  Echeverría, con quien llegó a establecer una gran amistad.

Son tiempos en que aún se mantiene en Camagüey realizando estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza, donde se destacó  por su oposición a la tiranía desde que Fulgencio Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, a escasos cuatro meses de las elecciones presidenciales. Entonces El Rubio organiza  la Federación de Estudiantes Secundarios en ese territorio.

Es conocido ya y fichado por la policía por su abierto enfrentamiento al régimen del dictador. Se convierte en prestigioso líder estudiantil, sobre todo por su valentía en la organización de huelgas y mítines, así como por sus discursos de denuncia en contra de las criminales acciones de las autoridades del gobierno y las torturas policiales; motivo por el cual en numerosas ocasiones fue detenido y martirizado en los calabozos.

Inspirado en el Moncada y en Fidel

Pero el joven entusiasta y emprendedor, luego de cada uno de esos crueles percances, salía más rebelde y con mayores deseos de combatir al tirano, decisión evidentemente inspirada en la heroica gesta del asalto al Cuartel Moncada y en la emblemática figura de Fidel Castro, quien ya había optado por la lucha armada como el único camino posible para conseguir la independencia verdadera.

En 1955 fundó el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en Camagüey, y un año después matriculó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Habana, donde se une al fuerte movimiento estudiantil existente allí y dirige numerosas acciones de sabotaje. Desde la histórica colina universitaria prosigue su lucha, junto con José Antonio, contra el gobierno de Batista y es en ese escenario donde recibe su bautismo de fuego con un balazo a sedal.

En una entrevista que sostuvo con la prensa nacional, luego del triunfo de la Revolución, dijo: “Yo tuve preparado el pasaporte para reunirme con Fidel en México, y formar parte del  grupo que se preparaba para venir  en la  expedición del Granma; pero el Movimiento me orienta  incorporarme a la dirección nacional de las Brigadas Juveniles, junto a Gerardo Abreu, Fontán, y cuyo lugar  tuve que ocupar  después de su asesinato”.

A partir de entonces se convierte en un blanco muy buscado por la policía habanera, la cual logró encarcelarlo en marzo de 1957 y después de múltiples gestiones, su madre consigue arrebatárselo a los esbirros y lo embarca para los Estados Unidos para salvarle la vida.

En la expedición de El Corojo

De allí viaja a ciudad México y regresa a Cuba como miembro de la expedición de El Corojo, la cual desembarcó en Pinar del Río en abril de 1958. En esa provincia acometió innumerables operaciones, entre estas el incendio de una emisora de radio donde sufrió severas quemaduras en los pies. Los sicarios lo persiguieron sin descanso para darle muerte por tales acciones, motivo por el cual se vio obligado a abandonar la ciudad pinareña.

Aún adolorido por las lesiones provocadas por el incendio lo trasladan a la Columna # 8 del Ejército Rebelde, en Las Villas, al mando del Comandante Che Guevara, quien lo designa  inicialmente instructor de armamentos en el campamento de reclutas del Pedrero.

“Una vez recuperado, combatí  en Fomento, Cabaiguán, Jatibonico y Placetas, y cuando el Che me da la misión de tomar el cuartel de Ciego de Ávila, me informa de mi ascenso con una sencilla frase de despedida…”, recordó el combatiente poco tiempo después.

Durante sus años de lucha en la clandestinidad Gayol adoptó varios  seudónimos durante su clandestinaje, entre estos, los de Furia, Dionisio, Félix, Armando…

Siempre fiel al lado del Che

Tras el triunfo insurreccional del primero de enero de 1959, continuó fiel al lado del Che, para activamente participar en la construcción de la nueva sociedad. Desempeñó cargos en el Ejército Rebelde y luego en la dirección del gobierno. Fue viceministro del Azúcar en el Ministerio de Industrias y dirigió varias empresas de este sector, entre estas el Central Azucarero Braulio Coroneaux, antiguo Ingenio Macagua, primera fábrica de azúcar nacionalizada por la Revolución.

Siempre bajo la guía del Guerrillero Heroico, su jefe y amigo, fue convocado por este para incorporarse a la lucha por la liberación del pueblo boliviano del yugo imperialista, y el 19 de diciembre de 1966 se une al núcleo guerrillero y es designado a la Retaguardia. El entonces ministro de Industrias, Orlando Borrego, quien le comunicó dicha convocatoria, recordó: “Su reacción fue como la de un niño al que se premia con el más preciado juguete. Daba saltos de alegría y me abrazaba”.

Ante la alegre noticia, en la ya mencionada carta a su madre del 2 de diciembre de 1966 El Rubio también le expone su satisfacción por la posibilidad que tenía de ayudar al logro de la independencia de otros pueblos, y subrayaba en ella: “sé que mi madre es una revolucionaria en toda la extensión de la palabra y aunque sufra, porque eso es inevitable, en el fondo de su corazón aprueba esta decisión mía y se siente orgullosa de su hijo (…) Cuando el dolor sea muy fuerte, piensa en tu hijo que es feliz combatiendo por la revolución, aunque ello implique ciertos riesgos”.

Cuentan que al principio del entrenamiento guerrillero en Cuba, antes de partir para Bolivia,  algunos compañeros no confíaban en la capacidad de resistencia de Gayol. Leonardo Tamayo, el  Urbano de la guerrilla, comentó: “Al saber sobre la elección de Suárez  Gayol, le mostré mi desacuerdo al Che, creía honestamente que no tenía suficiente experiencia de lucha guerrillera”.

Pero en breve el joven luchador hizo que se cambiaran esos criterios a través de acciones posteriormente evocadas por Urbano, entre estas su aptitud cuando un día, en el entrenamiento, se entierra un clavo en plena caminata y  no  le dijo nada al Che para no perder días de preparación combativa. “Nosotros le conseguimos medicamentos, también sin decir nada, y él no dejó un solo día de marchar junto al resto de los combatientes”.

En Bolivia, Jesús Suárez Gayol mantuvo una actitud ejemplar, y el propio Urbano afirma que resultó un ejemplo, “por su espíritu de lucha y de sacrificio…”

Antes de partir hacia Bolivia

En Cuba, antes de partir para ese país latinoamericano, el joven rebelde ocupaba el cargo de viceministro de Industria y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Dejó a su familia y a su pequeño de casi cuatro años, Jesús, a quien dedica una conmovedora carta de despedida que en algunos de sus párrafos expresa:

“Querido hijo: Son muchos los motivos que me impulsan a escribirte estas líneas que hago en circunstancias muy similares y que habrás de leer cuando el tiempo transcurra, cuando seas mayor y puedas entender cabalmente la decisión que he tomado.

“(…) el deber de un revolucionario cubano, en esta etapa se extiende más allá de los límites físicos de nuestro país y está allí dondequiera que exista la explotación, dondequiera que el imperialismo clave sus garras para extraer la sangre de los pueblos. Es esta interpretación de mi deber como revolucionario lo que me impulsa a marchar fuera de mi Patria a luchar, con las armas en la mano (…).

“Mucho hubiera querido estar a tu lado en todo el proceso de tu formación y verte cristalizar como hombre y revolucionario. Eso me será muy difícil dada la decisión que he tomado (…).

“Quiero que tú seas un digno hijo de tu gran Patria. Que seas un revolucionario, un comunista”.

Cuatro meses después, en la madrugada del 10 de abril de 1967, el Che ordenó una emboscada con ocho combatientes de la retaguardia, reforzada con otros tres guerrilleros de la vanguardia. Al amanecer, 15 soldados enemigos se internaron en dirección a los apostados. El Rubio cayó en combate, con solo 30 años de edad, en su posición ubicada en la confluencia de los ríos Iripiti y Ñacahuasú.

“Y muerto llegó a nuestro campamento”

El suceso es así descrito en su diario por el Comandante Guevara: “…a media mañana llegó muy agitado el Negro a avisar que venían 15 soldados río abajo (…) Pronto llegaron las primeras noticias, con un saldo desagradable: El Rubio, Jesús Suárez Gayol, estaba herido de muerte. Y muerto llegó a nuestro campamento, un balazo en la cabeza (…) el tiroteo duró unos segundos (…) junto a un soldado herido encontraron al Rubio ya agonizante, su garand estaba trabado y una granada con la espoleta suelta, pero sin estallar, estaba a su lado.

“La cosa sucedió así: al informar de la llegada de los 15 soldados, el boliviano Guido Peredo Leigue (Inti) pasó por donde estaba El Rubio y observó que este estaba en muy mala posición, pues era claramente visible desde el río. Los soldados avanzaban sin mayores precauciones pero explorando las márgenes en busca de sendas y por una de estas se internaron chocando con Israel Reyes Zayas (Braulio) y Antonio Jiménez Tardío (Pedro), antes de penetrar en la emboscada.

“El fuego duró unos segundos, quedando sobre el terreno un muerto y tres heridos, más seis prisioneros; al rato cayó también un suboficial y se escaparon cuatro”.

“La primera sangre derramada fue cubana…”.

Años después, el general de brigada Harry Villegas Tamayo (Pombo), superviviente de aquellos acontecimientos, aclaró que el primer contacto de los soldados fue con El Rubio, porque estaba mal situado, y era blanco fácil del enemigo. Éste lo detecta y dispara primero que Suárez Gayol. Dos días más tarde, el Che reunió a toda la columna guerrillera para destacar las facetas del guerrillero caído “y significar que la primera sangre derramada fue cubana…”.

Villegas escribió en su Diario: “Era un buen hombre, tanto por sus condiciones de organizador como también por ser un futuro cuadro militar”.

Jesús Suárez Gayol fue el único cubano caído en esa gesta, cuyos restos aún no han podido ser encontrados.

Museo Estudiantil Jesús Suárez Gayol

En su honor, el 27 de noviembre de 1976 el lugar donde vivió en Camagüey durante su adolescencia, en la céntrica calle República número 69, fue convertido en el Museo Estudiantil Jesús Suárez Gayol. Se trata de una típica casa colonial, con altos techos y grandes tinajones en su patio central, donde fueron habilitados cuatro salones de exposiciones permanentes y una pequeña sala transitoria, en las cuales se promueve la historia de las luchas estudiantiles en esa provincia  en el período comprendido entre 1952 y 1958 y el papel fundamental que jugó el estudiantado en esta etapa.

Posee un valioso tesoro de objetos y documentos originales de los mártires, donados a la institución por familiares, amigos y personas cercanas a ellos. Cuenta, además, con la cátedra Ernesto Che Guevara, donde se brindan consultas bibliográficas, charlas, y conferencias sobre la vida del Guerrillero Heroico.

La casa museo realiza visitas dirigidas, conversatorios, charlas, talleres y encuentros con la historia, actividades estas en las que participan los niños y jóvenes de la comunidad. También se llevan a cabo actividades infantiles en diferentes escuelas del distrito. Así mismo brinda una variada programación cultural con una alta calidad donde se destacan varias actividades que se ofertan en la cartelera cultural de la casa, entre las que se destaca el conocido evento Copa Jesús Suárez Gayol, cada 10 de abril en conmemoración a su caída en combate.

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