COVID-19

La recuperación económica de América Latina y el Caribe puede tardar hasta 2025

La crisis mundial provocada por la pandemia de la COVID-19 es peor que la ocurrida en 2008 y su impacto es tan grave que la recuperación tardará varios años, lo cual determinará mayores niveles de pobreza y pérdida de empleos en toda la región.

Esa conclusión fue revelada este martes por la secretaria ejecutiva de la  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcenas, al presentar el informe anual de ese organismo internacional.

De acuerdo con la funcionaria, el proceso de recuperación de  la actividad económica a sus niveles precrisis será más lento que lo observado en la crisis de 2007 a 2008, pues la pandemia está teniendo impactos negativos históricos en lo económico, productivo y social, con secuelas y efectos a mediano plazo sobre el crecimiento, aumentos en la desigualdad, pobreza y desempleo.

Según el informe, América Latina y el Caribe está viviendo su peor crisis económica en un siglo, con una contracción estimada de su producto interno bruto (PIB) regional de -9,1 por ciento.

Debido a esta situación, a fines del 2020 el nivel del PIB per cápita sería igual al de 2010, es decir, habría un retroceso de 10 años con un fuerte aumento en la desigualdad y la pobreza.

“La pobreza tendrá un retroceso de 15 años. Llegaremos a 231 millones de personas que volverán a los niveles de pobreza que había en 2004, y la pobreza extrema tendrá un retroceso de 30 años hasta alcanzar a 96 millones de personas”, precisó.

Por otra parte, se prevé  además el cierre de 2,7 millones de empresas formales en 2020, mientras que el desempleo alcanzaría a 44 millones de personas (con un incremento de 18 millones de personas respecto al nivel de 2019, el mayor aumento desde la crisis financiera global).

De ahí que Alicia Bárcena instara a la aplicación de políticas macroeconómicas activas para retomar el crecimiento y promover una agenda de transformación estructural, a partir del fortalecimiento de  los ingresos públicos y el mantenimiento de las políticas monetarias expansivas convencionales y no convencionales.

En materia de política fiscal, el Estudio Económico 2020 indica que los países han realizado diversos esfuerzos fiscales para mitigar los efectos de la pandemia, que en promedio suman el 4,1% del PIB, acompañados de garantías estatales de crédito de hasta el 10% del PIB.

Desde esta perspectiva, el documento indica que el desafío está en mantener una política fiscal activa en un marco de sostenibilidad centrado en los ingresos de cada nación.

Así, el informe también resalta que el alivio y reestructuración de la deuda para países con vulnerabilidades y alta carga de pagos de intereses es necesario con el propósito de aumentar la disponibilidad de recursos para el desarrollo.

Bárcena afirmó que, aun si a partir de ahora se duplicara la tasa promedio de crecimiento anual que tuvo la región en los últimos años, y que fue del 1,8 %, recién en 2025 comenzarían a alcanzarse los niveles que el PIB tenía en 2019, antes de la pandemia.

Con respecto a Cuba, la Cepal estima que, en 2020, el PIB de la Isla se contraerá en un ocho por ciento ante el recrudecimiento del bloqueo, la imposición de medidas de confinamiento y restricción de la movilidad y el desplome del comercio exterior de bienes.

Aunque las predicciones del Gobierno cubano pronosticaban que el déficit fiscal equivaldría al 6, 8 por ciento del PIB, el organismo internacional apunta que este será mayor debido a la caída de la recaudación tributaria, el incremento del gasto público en salud y seguridad social y la garantía del salario a los trabajadores en cesantía.

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