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Manuel Castells en la camanchaca latinoamericana

Durante el X Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación, celebrado en La Habana del 2 al 6 de diciembre pasado, conversamos con el investigador catalán Manuel Castells, quien será el próximo ministro de Universidades del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, en España.

-Cuando llega la camanchaca no ves nada, es oscuridad total día y noche.

Camanchaca es la palabra que utiliza. Por eso menciona a su amigo Fernando Calderón y dice que es el mejor sociólogo de América Latina, que escribieron juntos la conclusión de La nueva América Latina (el libro que publicó hace un mes).

América Latina en la camanchaca es el nombre de la conclusión, “una conclusión muy negativa, muy pesimista”.

Que camanchaca apareciera en el nombre no es casualidad. “Fue aportación de Fernando”, esa es una palabra aymara que designa la niebla de los valles andinos “que ocurre de vez en cuando, pero es muy especial. Entra en los pulmones y te asfixia. No ves, no puedes respirar”.

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Su palabra se desprende como proyectil y con figurable certeza responde lo que le interpela. De un momento a otro, también hay pausas y cuando retoma el ritmo arma más respuestas.

Manuel prefiere la sobriedad de ruidos de la terraza del hotel. Está algo agotado, pero al final es como él mismo dice, ha venido a trabajar.

Y es cierto, desde que Manuel Castells llegó a Cuba ha estado trabajando. Su primera intervención fue alrededor de las cuatro de la tarde, cuando en el Palacio de las Convenciones, de La Habana, pronunció la conferencia inaugural de los cuatro días de trabajo que restaban en el X Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación, celebrado del 2 al 6 de diciembre de 2019.

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-Se habla de la realidad virtual, pues se trata de una realidad que existe solo virtualmente. Yo, en cambio, digo la virtualidad real, porque nuestra realidad está hecha de virtualidad.

Hoy día vivimos en la cultura a la que Castells llama virtualidad real. Hoy, “4 200 millones de personas comunican y viven en las redes además de las empresas, los partidos, los políticos, todos los medios de comunicación, la sociedad completa”.

Por eso al analizar cuán real es la participación ciudadana en las redes sociales, “en el sentido estricto de la sociedad, de interactuar y adherirse a algo, pues esa participación no existe”.

-Si por participación entendemos participar en algo exterior a ti, la participación real en las redes no existe, pues lo específico de las redes es que cada uno construye su propio proyecto y su propia red de relaciones. Tú eres tu red, y estás en una metared que es, a su vez, la red de tus amigos, de tus afiliaciones ideológicas, donde el sujeto es el punto central”.

Para Castells, la red implica libertad en el proceso de comunicación, pero no necesariamente participación y democracia, “el sujeto como centro de su red puede no compartir con otros, ni apoyar proyectos democráticos”.

Que el sujeto desarrolle su capacidad comunicativa por la interacción en las redes sociales no implica la aparición de un nuevo sujeto tecnológico. Marshall McLuhan hablaba que los medios de comunicación aumentan la capacidad de la mente humana porque, por ejemplo, a través de la televisión las personas ven el mundo. Entonces, “las redes sociales aumentan aún más la capacidad de información, comunicación y relación”, al decir esto, Manuel recordó a McLuhan: “Los intelectuales en general están en contra de la red, por la sencilla razón de que están desintermediados”.

—El mundo está lleno de intermediarios, si tú intermedias a los intermediarios tienes una relación directa con todos.

En la política —dice Manuel— los movimientos sociales desintermedian a los partidos. Los partidos son las relaciones entre las instituciones políticas de la sociedad y los ciudadanos. Si a través de la red tú te conectas con otros e intervienes en la sociedad y la política pasando los partidos, los has desitermediado.

Así sucede con los intelectuales públicos. Manuel explica que como cada persona tiene su espacio en la red y por tanto publica lo que desea, los intelectuales “han estado furiosos por la pérdida del monopolio de comunicación unidireccional”.

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Los movimientos sociales nacen, viven y mueren. Esa es “la especie de edición romántica de la historia” que creó Castells, después de “una vida completa” analizando los movimientos sociales.

Los movimientos sociales son expresiones de protesta, proyectos alternativos que tienen un impacto en las mentes de las personas. Y Castells también les llama movimientos culturales, pues cambian las maneras de pensar. El final de estos movimientos está en la desaparición por exterminio o institucionalización.

Otros movimientos aparecen sin la influencia “en las mentes de las personas, esos movimientos se anidan en el Estado. Yo llamo movimientos políticos, los que tratan de transformar al Estado y hacer políticas desde ahí. Son movimientos para cambiar el Estado, no la sociedad. El concepto de revolución se refiere al Estado. La revolución es destruir una forma de Estado. Los movimientos revolucionarios son otra categoría especial, porque destruyen el Estado para construir otro. Si no destruyen el Estado son movimientos reformistas.”

— ¿Cómo se articulan esos movimientos?

—Depende de que los movimientos sociales se den cuenta de que la ruptura constante, la crítica constante, no bastan para cambiar la vida de las personas porque en algún momento hay que pasar por el Estado y por otro lado que existan o se creen nuevos agentes en el sistema político con la idea de tomar lo que haya de los movimientos sociales y traducirlo en políticas de Estado. Tiene que haber maduración del movimiento y cambio de los agentes políticos del Estado.

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Castells habla sobre “algunas” (muchas) encuestas que ha hecho sobre el uso de Internet y los indicadores de empoderamiento.

—El hecho de estar en las redes sociales empodera a las personas, por la capacidad que tienen para definir sus redes, de construir su mundo de relación, su mundo imaginario, sus proyectos.

Dirá después “ese es vuestro mundo, el de las redes”.

—Para vosotros las redes es vuestro espacio natural, o lo aprendéis por la práctica en la escuela o lo aprendéis espontáneamente. Ese es vuestro mundo. No es ciencia ficción.

Y es cierto, no es ciencia ficción, a pesar de que llegan redes más complejas como la 5G con “mayores capacidades de transmisión, la utilización de ologramas y el linkeamiento en tiempo real de las informaciones necesarias para una clase”.

Castells no cree que las relaciones interpersonales desaparezcan, pues “el mundo es híbrido” desde el surgimiento del ecosistema de las redes. Lo importante está en integrar la educación digital con la tradicional sin suplantar una o la otra.

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Hace una hora y diez minutos que el diálogo queda registrado en la grabación. De todos esos minutos, veinte han sido para hablar de América Latina y aún faltan otros cuantos.

—Lo más específico de América Latina son las crisis de legitimidad política, el no creer ni en los políticos existentes, ni en los partidos, ni en los Estados, concretamente —afirma con datos de las Naciones Unidas— el 83 por ciento de los latinoamericanos no confían en ningún partido.

Así llegan las conspiraciones que también pasan por las redes. Y eso se ve en Chile, en Ecuador, Brasil, Bolivia, Venezuela. Hay caos, pero del caos salen esperanzas.

—En estos momentos, México es una esperanza. López Obrador es una esperanza. Cada día a las siete de la mañana tiene un programa de radio en el país. Él mismo lo hace y habla de corrupción. De momento tiene apoyo, sin embargo, como no la combata tiene un problema, y grande.

Argentina es otra esperanza.

—El PIB con el neoliberalismo de Macri cayó en un 10% en cuatro años. En el último minuto cuando la explosión se hacía incontrolable, hubo un movimiento inteligente del peronismo y ahora hay una esperanza popular.

Pero insiste, “cada vez que hay una esperanza y fracasa, el agujero es más profundo”.

América Latina en la camanchaca es el nombre de la conclusión del libro que publicó hace un mes, “una conclusión muy negativa, muy pesimista”.

La conclusión de esa conclusión es la esperanza.

—Últimamente mi esperanza personal, sois los jóvenes de América Latina. Que habéis cambiado fundamentalmente. Vuestros valores son otros: no creéis en los políticos, pero creéis en la política y creéis en la esperanza de un mundo distinto y mejor que lo vais a hacer vosotros, pero que vais a tener que luchar mucho por eso. Eso es Chile retratado, y espero que Cuba perviva en sus ideales y que vaya integrando otros más nuevos que están en la juventud.

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