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Las nuevas armas de comunicación masiva y la Cuba de 2020

Por Javier Gómez Sánchez

La apertura de este nuevo año ha marcado la consolidación de una nueva etapa en la ciberguerra mediática de Estados Unidos para la desestabilización de Cuba, aprovechando la expansión durante el precedente 2019 del acceso a Internet con el uso de celulares, a través de la red 3G primero, y la 4G después.

Si miramos atrás podemos ver ya bien definidas algunas etapas de transformación que esa guerra ha tenido.

Primera época (2014-2017): Este período significó el desarrollo de un circuito de medios digitales “alternativos” dirigidos al sector intelectual, universitario, académico, artístico y periodístico cubano (en gran medida los que en aquel entonces tenían mayor posibilidad de acceso cotidiano a Internet), como parte de la estrategia de Obama hacia Cuba con la creación de un sistema comunicacional que abriera un espectro mediático dentro del socialismo cubano desde la socialdemocracia al anticomunismo. Surgen medios de comunicación digitales con perfiles específicos (comunitarios, “laboratorios de ideas”, defensores de la política y “el legado” de Obama…) y se cooptan otros preexistentes en la blogosfera.

Segunda época (2018-2019): El ascenso de Trump abre las puertas de la Casa Blanca a Marco Rubio y a la derecha cubanoamericana más tradicional de Miami. El circuito de medios de perfil más intelectualizado es dejado como secundario. Se recorta el apoyo a esa línea de trabajo, y algunos desaparecen, como Cuba Posible. En cambio, toman protagonismo páginas web menos sutiles, con contenidos más burdos y agresivos, apartadas del aire “diplomático” obamiano. Son dedicadas a la propagación rápida de fake news. El público-objetivo primario pasa a ser la comunidad de cubanos en el exterior y sus familiares en Cuba, el sector cuentapropista, los cubanos que viajan al extranjero a comprar electrodomésticos para vender en Cuba, etc. El ejemplo mediático más relevante de esta etapa de cambio es el potenciamiento de Cibercuba.

Tercera época (2020-  ): Los últimos meses del 2019, con los intentos de explotación política de sentimientos legítimos y nobles necesitados de mayor atención institucional, como la protección animal, ya mostraron la aparición de una nueva maquinaria, en la cual un número incontable de páginas web se dedican a reproducir hasta el infinito, con pequeñas variaciones de titular y foto de portada, la intencionalidad que se quiere posicionar. Varias de estas páginas fueron creadas durante el 2018 y 2019, con contenidos más inocentes y simpáticos, para ganarse un público sensible a temáticas migratorias, trámites consulares, envío de remesas, recarga de celulares, chismes de farándula, peloteros cubanos en las Grandes Ligas, etc. Alternándolas con la publicación de noticias tomadas de los medios cubanos. Algunas de estas son: CubitaNow, Cuballama, TeAmoCuba, Directorio Cubano, Cubacute, Periódico Cubano, Cubanos por el mundo, Cubaprisma, ADN Cuba…

Todas presentan un patrón común: Ninguna genera contenidos propios, su función es meramente copiar y pegar, todos los temas de tan fácil cómo rápida redacción y lectura, para masificarlos en sus cuentas de Facebook, Twitter y canales de Telegram y grupos de Whasapp. Estas redes, especialmente la app de Facebook, se han convertido, al igual que en resto del mundo, en la primera fuente de noticias de los cubanos. No utilizan esas redes, sino que están hechos como vías para posicionar en ellas. Son medios de reproducción que no tienen aspiraciones periodísticas, sino mecánicas. Esta masificación de un mismo tema, saturando su presencia con publicidad pagada en las redes desde Estados Unidos, hace casi imposible que no exista un cubano al que no le aparezca en su muro de Facebook varios impactos sobre el tema de cada momento. No poseen un staff identificable, siendo mayormente anónimas en su proyección pública, y trabajando principalmente bajo cobertura editorial general. Muy diferente al grupo de medios de la Primera Etapa, todos con rostros y nombres de directores, jefes de redacción, columnistas, que aspiraban a presentarse como figuras públicas y vindicadores del periodismo en Cuba, con participación en eventos en el extranjero. Para su función no lo necesitan. Tampoco aspiran a una identidad reconocible como hacían aquellos. Aspiran al volumen, no a la identidad. Al imitarse unas a otras, con diseños gráficos muy simples y líneas editoriales indefinidas, cualquiera de estas nuevas webs puede desparecer y nadie echarla de menos, como pueden aparecer otras e integrarse sin ser especialmente notadas. No son medios periodísticos, son armas de comunicación masiva.

Si bien un grupo de vándalos fueron los autores directos del ultraje a los bustos de Martí, fue esa nueva red de páginas las encargadas en las siguientes 24 horas de saturar la red con las fotos de ese acto. Si nadie lo ve, no hubiese tenido sentido realizarlo. Los actos vienen a hacerse una vez que ese aparato de páginas web ha madurado y cuenta con una capacidad plena de masificación en las redes. No se trata de medios en función noticiosa de los actos, sino de realizar actos en función de contenido de esos medios.

Por otro lado, han dado muestras de que esa nueva red tiene la capacidad de aprovechar cualquier error institucional o situación económica para ubicar en la mente de millones de personas un tema manipulado políticamente con una velocidad y masividad muy superiores a las que vimos en años anteriores, al mismo tiempo que ejecutar rápidamente el linchamiento selectivo, a modo de escarmiento, a quienes levanten una voz diferente a lo que esa maquinaria posicione.

Lo que la maquinaria de un par de años atrás hacía en un tiempo de 2 a 3 días, esta lo hace en apenas horas. Este 2020 parece que será un año intenso en esta guerra comunicacional. Evidentemente los medios del enemigo están listos… ¿Lo estamos nosotros?

(Tomado de la La pupila insomne)

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