LA CÁMARA LÚCIDA

El Norte, de Gregory Nava

Revisitar un filme, treinta y cinco años después de su estreno, es, por sobre todas las cosas, un acto de búsquedas estéticas, de soluciones narrativas, y también, de inevitables paralelismos.

Se agolpan las reflexiones, nacen las adjetivaciones, se nos revelan otras maneras de contar, que en el primer visionaje quedaron “ocultas”. En ese dialogo con el filme se engrandece la pieza cinematográfica, y entonces, la percibimos con otras vestimentas, frescas, actuales, contemporáneas.

Estos son los pilares de este, otro abordaje, construido tras visitar las texturas, los lazos narrativos y la descomunal belleza de los planos, que Gregory Nava nos edificó en su antológico filme: El Norte.

Disfrutaremos esta mañana de una historia, de tan solo, dos protagonistas y un minimalista reparto de actores. Entre todos ellos convergen las esperanzas, las actitudes violentas y mezquinas. También los sufrimientos del sórdido mundo de las migraciones, en un filme pintado con sobria escritura y llana narrativa, que resulta esencial en la cinematografía de Nuestra América toda.

“El mensaje de ‘El Norte’ es más relevante hoy que cuando la hicimos hace 35 años”, aseguró Gregory Nava recientemente, quien, ante el regreso a los cines estadounidenses de esta clásica cinta, dijo que querría enseñársela al presidente de los EE.UU., Donald Trump.

La cinta, restaurada por la Academia de Hollywood, logró una nominación al Óscar al mejor guion original.

Gregory Nava erigió un sustantivo melodrama del trágico viaje de dos hermanos guatemaltecos, que huyeron de la cacería contra la población indígena, bajo la manta cómplice de la dictadura de José Efraín Ríos Montt.

El filme nos revela las bases históricas de estos hechos y en ese paralelismo con el presente, nos ratifica la permanencia de estos actos que laceran la vida de miles de personas de Nuestra América, que surcan violentas rutas por un “mundo mejor en el Norte”.

El vigor del filme engrandece la puesta cinematográfica, de aguda factura y sobrios diálogos, construidos para universalizar hechos cotidianos, dolorosos, que sacuden a buena parte del planeta: la migración forzosa.

Virtuosa es también la apuesta del realizador por desarrollar este filme con actores no profesionales. La autenticidad, los temperamentos, los diálogos situacionales, el amplio abanico de gestualidades, son puntos medulares en la dirección de actores de Gregory Nava, que se aventuró a realizarla con estos actores naturales, asumiendo el riesgo, y también el éxito.

Una de las esencias de la pieza cinematográfica es el derecho a la dignidad y la solidaridad como actos cotidianos.

El Norte, conmueve, nos hace preguntas, nos invita a no estar ajenos ante el mundo, signándonos en los contextos de los que somos partes, en donde nos toca estar, pues la humanidad nos exige participación y respuestas. (Tomado de Cinereverso.org)

(Palabras de presentación del filme El Norte, de Gregory Nava, en el apartado Clásicos restaurados del 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. La Habana, 10 de diciembre de 2019. Cine 23 y 12, sede de la Cinemateca de Cuba).

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Octavio Fraga Guerra
Periodista y articulista de cine, Especialista de la Cinemateca de Cuba. Colaborador de las publicaciones Cubarte y La Jiribilla. Editor del blog https://cinereverso.org/ Licenciado en Comunicación Audiovisual por el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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