LA CÁMARA LÚCIDA

Nicaragua: las maras en la madeja de la subversión (I parte)

Oscar Antonio Rivas. Alias El diablo

Nicaragua ha sufrido desde abril de 2018 decenas de ataques terroristas cuyo saldo es, según la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz, de 265 vidas cercenadas. Considerables daños materiales se han materializado en la infraestructura pública: se estiman en 430 millones de dólares de acuerdo con datos aportados por el Banco Central de esa nación.

Resulta inaceptable ignorar la escalada de violencia protagonizada en la geografía nicaragüense, donde ha sido lacerada la dignidad del pueblo y la paz de cientos de familias víctimas de brutales actos terroristas, muchas veces importados desde las naciones que comparten frontera con Nicaragua.

En esta cruzada contra el gobierno Sandinista las puntas de lanza fueron Sergio Ramírez, Gioconda Belli y Carlos Fernando Chamorro, militantes todos ellos del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y enemigos acérrimos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, para dar legitimidad y jerarquía a esta última campaña instrumentada contra el gobierno que lidera dicho partido.

No se puede desconocer que el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha ganado las últimas tres convocatorias de elecciones con un amplio y contrastable apoyo de las mayorías. Varias encuestas certifican el acompañamiento a este gobierno por una mayoría de nicaragüenses, entre ellas la que realizó Latinobarómetro en octubre del año pasado (certificó un 67 % de aprobación, la mayor de toda América Latina).

En este segmento de datos se ha de jerarquizar que Nicaragua ha logrado sacar de la pobreza al 17.6% de la población en el periodo 2009-2016, aumentó la cobertura eléctrica del 54% al 94% de la población en diez años y logró un crecimiento sostenido cercano al 5% del PIB en los últimos nueve años.

Los grandes medios de comunicación globales y de la región, habituados a desinformar, omitir o manipular sobre los procesos históricos, sociales y políticos que se desarrollan en las naciones lideradas por gobiernos progresistas de América Latina, han dibujado a los participantes de estos actos terroristas contra el gobierno de Ortega como “pacíficos estudiantes universitarios”.

Los actores de la desestabilización han sido cartografiados como jóvenes “desarmados”, con el agrego de “son víctimas de grupos paramilitares” afines al gobierno. Esta matriz mediática ha sido inoculada en el entramado global sin pruebas legitimadoras.

Por otra parte, las redes sociales y algunos medios de nuestro continente, no alineados al discurso de los emporios de la información, han tributado un cúmulo significativo de fotogramas y videos que muestran las armas, los útiles de la violencia y las herramientas de comunicación que han usado, revelándonos que han actuado con total brutalidad y con apoyos logísticos que truncan la imagen de “estudiantes desvalidos y carentes de medios”, evidentemente tramado para subvertir la paz en Nicaragua. No han faltado en estas violentas confrontaciones, debidamente documentadas, actos vandálicos y execrables contra los partidarios del Sandinismo que lidera el presidente Ortega.

En medio de toda la madeja que envolvió a este escenario convulso, ha pasado “inadvertido” por los monopolios informativos la participación activa y protagónica de las bandas delincuenciales conocidas como los Maras en actos desestabilizadores, estimulados por la derecha reaccionaria nicaragüense, las oligarquías de esa nación y la participación cómplice de algunos jerarcas de la iglesia que han fustigado al gobierno de Ortega. Estos “lideres” religiosos han realizado también actos que son penados por cualquier tribunal.

Se impone, por tanto, mapear algunas fuentes que corroboran los anteriores enunciados. Una nota de Omar Aguilar, fechada el 11 de junio de 2018, aporta los primeros apuntes periodísticos de estos “ocultos” actores de la desestabilización, que nos permite delinear el escenario y los modos de operar de dichas bandas delincuenciales en una nación que no ha certificado una significativa presencia de Maras en su geografía. El texto, Nicaragua y la fundación de los “maras”[i], nos aporta algunos antecedentes.

“En la conjura que transcurre para darle un golpe de Estado a Daniel Ortega, una fuerza siniestra financió y armó (y por ende aglutinó, organizó) a las pandillas, que nunca llegaron a tener el poder destructivo de las “maras” de los países del llamado triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Y las dirigió a realizar saqueos de comercios grandes y pequeños, y de instituciones públicas como el seguro social; incendios y destrucción de edificios y bienes públicos, y viviendas privadas; ataques a cuarteles; refuerzos y en algunos casos, dirección, en el montaje de “tranques” en las vías; y otros desmanes para provocar el caos y aterrorizar a la población”.

[…] “Esta fuerza siniestra es el MRS (Movimiento de Renovación Sandinista) en concurso con organismos de inteligencia de USA y el aporte financiero de algunos empresarios. (En la conjura, que ha logrado aglutinar a toda la ultra derecha política, el gran capital nica se dividió. Carlos Pellas no participa activamente, e incluso inicialmente se opuso; Piero Cohen contribuye financieramente en el sustento de las maras)”.

[…] “Hoy, cuando la policía y el ejército están concentrados en sus cuarteles; y además la policía ha sido exitosamente demonizada por los medios involucrados en la conjura. Hoy, las pandillas convertidas en maras, controlan poblados, ciudades y vías”.

[…] “Cincuenta días después, las cosas están más que claras. La lucha en contra de las medidas del INSS era sólo un pretexto para una escalada de violencia fríamente calculada, preparada con mucha antelación y con un objetivo claro: borrar los avances del país en materia económica y social logrados por el gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, evitar que Nicaragua siguiese siendo el segundo país más seguro de Latinoamérica, el país más atractivo a la inversión, el país con mejores avances en la región, el país con las mejores carreteras, los hospitales más modernos y con una ruta de salida de la pobreza acertada y muy bien estructurada. Un país de izquierda con tales éxitos, es sin duda un mal ejemplo para una región dominada por gobiernos derechistas, impopulares y sin la más mínima pizca de justicia social”.

Otra nota esencial en este compendio de fuentes redondea el accionar de los Maras en los actos desestabilizadores gestados contra Nicaragua. El encabezado es bien elocuente: Develan accionar de maras contra estabilidad en Nicaragua[ii]. El periodista Alberto Corona, autor de este trabajo, subraya:

“La Policía Nacional de Nicaragua develó el accionar de maras (organización criminal internacional de pandillas) contra la estabilidad en el país, tras detener a un cabecilla de origen salvadoreño de la temible Mara 18”.

Y añade:

“Se trata de Oscar Antonio Rivas, alias El Diablo, a quien las autoridades locales vinculan con actos del crimen organizado y el narcotráfico en territorio nicaragüense, además, de ser contratado por sectores adversos al gobierno sandinista para generar zozobra y terror en el territorio nacional. El Diablo, acorde con un informe policial, fue apresado cuando pretendía cruzar de manera ilegal al territorio costarricense por el sector conocido como El Río Sapoá”.

[…] “Acorde con las investigaciones, el connotado criminal fue contratado para organizar y dirigir en Nicaragua tranques y bloqueos de vías, escenario de robos, secuestros, violaciones, torturas y asesinatos, método que -según denuncias- sectores opositores pretender usar como mecanismo de presión contra el gobierno”.

 […] “Como resultado de esos contactos, según el comisionado mayor, los mareros se plantean apoyar a sectores opositores contra el gobierno sandinista, a fin de facilitar las condiciones de traslado de droga por Nicaragua. ‘Acuerdan la participación del detenido, Oscar Antonio Rivas, en actividades terroristas en contra de nuestro gobierno, por lo que recibiría la cantidad de 300 dólares semanales”.

[…] “En ese contexto, el jefe policial indicó que la orden inmediata dada a esos criminales fue obstaculizar el tráfico vehicular en diferentes vías del país, el asesinato de policías, el saqueo y la quema de estructuras, edificios públicos y casas particulares. Pérez sostuvo que el robo y quema de vehículos es de interés para esos grupos, a fin de generar una presión social en contra del gobierno nicaragüense, acciones que se ejecutan en León, Chinandega, Managua, Carazo y Matagalpa”.

Misión verdad publicó un texto de investigación que arroja otros elementos despreciados por los grandes medios de comunicación. El encabezado es bien contundente: Violencia armada en Nicaragua: un producto importado[iii].

  […] “La manera en que las fuerzas de desestabilización han venido manifestándose en Nicaragua durante los últimos meses, debe enmarcarse en una región donde la violencia armada y paracriminal representada en bandas como la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Calle 18 (M18), que han mutado de bandas callejeras a desempeñarse en niveles medios del crimen organizado, sirven de peones en la defensa de la industria internacional del narcotráfico. Ganar el territorio nicaragüense, ajeno al control paramilitar de sus instituciones, a la causa del narcotráfico y sus derivados criminales, se convierte en parte de los móviles para presionar por el cambio de régimen en el país”.

Y al aludir a los sucesos ocurridos en los últimos meses en Nicaragua el texto significa:

“Ahora, con el surgimiento de las manifestaciones aparentemente pacíficas en abril de 2018, utilizando el modelo de revolución de color como línea de acción para forzar un cambio de régimen, se fija el enlace de los operadores intelectuales con grupos paramilitares que escalen el conflicto a un nivel mayor de violencia política. Mientras que toman y aseguran territorios valiéndose del caos, la campaña mediática inicial de cubrir con el manto cívico a los grupos violentos blanquea a los involucrados en los hechos y se los adjudican al gobierno de Daniel Ortega”.

Otros capítulos esenciales de la nota dibujan la labor de zapa de los Maras en este escenario centroamericano:

“Las similitudes en las formas de actuar de las agrupaciones criminales en el desarrollo del conflicto nicaragüense y las células pandilleras en regiones fronterizas, se observan en el uso de asesinatos selectivos, la extorsión, saqueos de negocios, control de las vías de comunicación y extorsión a la ciudadanía. El modus operandi que los identifica”.

[…]  “Secuestrar y amordazar a las víctimas para golpearlas, amenazarlas de muerte y grabar las acciones que luego difunden en redes sociales, evocan las tácticas de terror que bandas paramilitares aplica en otros países. A finales del año pasado, miembros del MS-13 grabaron y luego publicaron en redes sociales la tortura y posterior asesinato de una menor de edad, un caso que no sólo impactó a la opinión pública sino que sirvió de propaganda para que el MS-13 se proyectara por encima de la capacidad policial de las autoridades salvadoreñas”.

[…] “Es el caso de Mayasa, departamento del oeste que estuvo bajo asedio de las bandas armadas durante dos meses, y que hoy, liberadas de estas, relatan los vecinos del sitio. Los focos de violencia, mayores en las regiones centrales y del norte del país, aumentaron vertiginosamente en el mes de junio, con un incremento en los sicariatos a miembros de los cuerpos de seguridad, dirigentes de movimientos políticos, instituciones públicas y organizaciones sociales, así como en los casos de incendios a hogares, escuelas y centros hospitalarios”.

Desde este escenario de conflictos y acciones desestabilizadoras han reflotado titulares, debidamente minimizados, sobre la participación de algunos jerarcas de la iglesia nicaragüense. Uno de ellos subraya esta tesis bien contundente: “Acusan a sacerdote y pastor cómplices de tortura ejecutada por Maras 19[iv]. La nota está firmada por Abel Carelo:

“Acusan a Padre Berrios y Pastor Figueroa de cómplice de torturas a Sander Francisco Bonilla Zapata, el joven que hace aproximadamente una semana fue interceptado por los vándalos de la derecha golpista en la ciudad de León. La víctima cuenta cada uno de los minutos de torturas físicas y psicológicas que sufrió en manos de estas personas sin piedad”.

Un trabajo[v] distante del accionar de los Maras en Nicaragua, que no podemos ignorar, lo aporta el académico norteamericano Daniel Denvir:

“Este es un problema estadounidense (refiriéndose a los Maras), porque tratarlo como si fuese una amenaza externa impuesta a Estados Unidos oscurece el hecho de que fueron nuestra política exterior, nuestra intervención militar y nuestra larga historia las que en un inicio crearon la MS-13”.

[…] “El académico explica que la Mara Salvatrucha nació en Los Ángeles, California, con refugiados que huían de las “guerras sucias” del expresidente Ronald Reagan en El Salvador, en la década de 1980. Posteriormente, el exmandatario Bill Clinton firmó una ley que facilitó la deportación de inmigrantes criminales, y la multiplicó”.

El investigador Marcelo Colussi, en un trabajo titulado: Guatemala; Maras y poderes ocultos[vi], aporta otras recapitulaciones:

“​​​​​​​Las maras constituyen un problema social con aristas múltiples. Esto ya es sabido, existiendo una amplia bibliografía sobre el tema. Lo que se quiere resaltar ahora es la vinculación que existe entre ellas y poderes paralelos u ocultos nacidos en la guerra contrainsurgente de décadas pasadas, y que aún sobreviven, en muchos casos ocultos en estructuras del Estado, detentando considerables cuotas de poder económico y político. Las maras operan en buena medida en función de un mensaje de control social que estos poderes ocultos envían al colectivo. La violencia generalizada que campea sobre el país, fundamentalmente sobre determinadas zonas urbanas, tiene una lógica propia derivada de un entrecruzamiento de causas, pero al mismo tiempo responde a la implementación de planes trazados por determinados centros de poder donde ellas se han convertido en nuevo “demonio”, supuesta causa de todos los problemas, justificando así la aplicación de políticas represivas”.

¿Es esta una teoría despreciable? ¿No es algo que debemos de tener en cuenta ante probables paralelismos aplicados también en Nicaragua? El texto de Colussi lo redondea así:

“Los llamados grupos de poderes paralelos enquistados en diversas estructuras que siguen operando con lógicas contrainsurgentes, aprovechan a estos jóvenes para sus operaciones delictivas. Pero más aún: en un proyecto semi-clandestino, desde ciertas cuotas de poder que esos grupos detentan, las maras constituyen un brazo operativo y funcional que sirve a sus intereses de proyección político-económica en tanto grupos de poder, disputándole terreno incluso a fuerzas sociales tradicionales”.

[…] “En tal sentido, las maras operan en función de un mensaje de control social que estos poderes ocultos envían al colectivo. La violencia generalizada que campea sobre el país, fundamentalmente sobre determinadas zonas urbanas, tiene una lógica propia, pero al mismo tiempo responde a la implementación de planes trazados por determinados centros de poder donde las maras se han convertido en nuevo “demonio”, supuesta causa de todos los problemas”.

¿Quién se beneficia de las maras? Es una interrogante presente en este texto que evoluciona desde el rigor, al análisis particular de un país centroamericano, donde la presencia de los Maras es muy significativa.

“Los mareros, -en Guatemala- cada vez más, deciden menos sobre sus planes, y en forma creciente se limitan a cumplir órdenes que “llegan de arriba”. El sicariato, cada vez más extendido, está pasando a ser una de sus principales actividades. Valga al respecto la declaración de un joven vinculado a una pandilla: Decían en Pavón estos días los chavos mareros, ahora detenidos, que están contentos porque el año que viene, año electoral, van a tener mucho trabajo. Eso quiere decir que se los va a usar para crear zozobra, para infundir miedo. Y por supuesto, hay estructuras ahí atrás que son las que dan las órdenes y le dicen a la mara qué hacer”.

Este artículo de profundidad propone varias preguntas inquietantes: ¿Es posible que realmente no se puedan desarticular estas maras desde el punto de vista estrictamente policíaco-militar? ¿O acaso conviene que haya maras? ¿A quién podría convenirle?

Y el autor apunta a manera de conclusión:

“No sólo desarrollan actividades delictivas, sino que, básicamente, se constituyen como mecanismos de terror que sirven para mantener desorganizadas, silenciadas y en perpetuo estado de zozobra a las grandes mayorías populares urbanas. En ese sentido, funcionan como un virtual ejército de ocupación”.

Salvando los paralelismos, ¿no son estas algunas claves que se han aplicado en Nicaragua para desestabilizar al gobierno Sandinista que preside Daniel Ortega? ¿Debemos ignorar estos apuntes ante un escenario donde el gobierno de los Estados Unidos, en su habitual practica intervencionista, ha declarado que dará otras contribuciones financieras para “democratizar” a Nicaragua?

El politólogo argentino Atilio Borón, EEUU “exporta” mareros para desestabilizar a El Salvador[vii], un trabajo publicado en Cubadebate, apunta hacia el gobierno norteamericano.

 “En el Clarín de este Domingo hay una pequeña nota de Gustavo Sierra con el título de “Las maras desangran El Salvador”. (23 agosto 2015, p. 32) En ella se habla de la ola de violencia que sacude a ese país centroamericano: según el autor en tres días “murieron 125 personas en los enfrentamientos entre los pandilleros y con la policía o el ejército.” La nota abunda en otros detalles: la fenomenal tasa de homicidios en El Salvador actual: 90 por cada 100.000 habitantes”.

[…] “En la nota de Sierra se mencionan algunos de ellos, pero se omite el que, en la violenta irrupción de estos días, es sin duda el más importante: la decisión del gobierno de Estados Unidos de liberar a cientos, probablemente miles, de mareros que estaban recluidos en diversas cárceles de ese país y enviarlos directamente a El Salvador. Esto ya de por sí no es precisamente un gesto amistoso para con el país al cual se le remite tan nefasto contingente, pero es mucho más grave si previamente se limpia el prontuario de esos delincuentes de forma tal de imposibilitar que se pueda impedir legalmente su ingreso a El Salvador. Con sus antecedentes delictivos convenientemente purgados nada puede detenerlos, y los malhechores se convierten en gentes que regresan a su país de origen sin tener ninguna cuenta pendiente con la justicia. Una canallada, ni más ni menos”.

Borón es muy claro a la hora de apuntar sobre los objetivos y los responsables:

“… generar una ola de violencia para sembrar el caos y provocar el malestar social que desestabilice al gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, del Frente Farabundo Martín de Liberación Nacional, en línea con la prioridad estadounidense de “ordenar” lo antes posible el díscolo patio trasero latinoamericano sacándose de encima a gobiernos indeseables”.

Las maras, “nuevos actores” protagónicos en el complejo crucigrama de la región, están claramente ausentes en los escenarios de los partidos mediáticos impresos, visuales y digitales. Estos últimos, articulan pensadas líneas de contenidos, intencionadas hacia un estado de opinión que desestimula la consulta de otras fuentes y enfilan su material simbólico e informativo a la edificación de un lector alineado al discurso que pretende legitimar la subversión y la ruptura del orden constitucional en Nicaragua. Dicha praxis se ha instrumentado también para potenciar una escalada desestabilizadora contra los gobiernos progresistas de Latinoamérica.

Fotografiados por los cimientos del audiovisual en varios textos cinematográficos y televisivos, que retratan la cartografía de las maras, mutantes según sus características y los escenarios sociales donde operan, en una segunda, y última entrega del presente texto serán graficadas estas bandas, así como el mapa donde operan, para destilar la aritmética social de los “nuevos” actores de la desestabilización en la región centroamericana.

[i] http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/06/11/nicaragua-y-la-fundacion-de-las-maras/#.W1n5jjW-PIU

[ii] http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=191504&SEO=develan-accionar-de-maras-contra-estabilidad-en-nicaragua-fotos

[iii] http://misionverdad.com/TRAMA-GLOBAL/violencia-armada-y-paracriminal-exportada-a-nicaragua-investigacion

[iv] http://managuartv.com/acusan-sacerdote-y-pastor-complices-de-tortura-ejecutada-por-maras-19/

[v] http://www.institutodeestrategia.com/articulo/americas/cual-fue-verdadero-papel-estados-unidos-desarrollo-pandilla-ms-18/20180201113856010259.htm

[vi] https://www.hispantv.com/noticias/opinion/216364/maras-guatemala-poderes-paralelos-estado

[vii] http://www.cubadebate.cu/opinion/2015/08/24/estados-unidos-exporta-criminales-no-democracia/

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Octavio Fraga Guerra
Periodista y articulista de cine, Especialista de la Cinemateca de Cuba. Colaborador de las publicaciones Cubarte y La Jiribilla. Editor del blog https://cinereverso.org/ Licenciado en Comunicación Audiovisual por el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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