COLUMNISTAS

¡Cuídese de los cantos desafinados!

Si al rumbear de las sonrisas se le ha hecho más difícil el ritmo, José Martí nos apoya  con palabras contundentes: tenemos que levantar, no poetizar las caídas. Y,  sin encadenarse a las  frases, supo conducirlas a la vida.

En lo deportivo no es primera vez que me opongo a cantos desafinados, azucaradas intentonas  para ocultar debilidades y esquivar lo esencial, al vestir los acontecimientos con un traje que les queda enorme. Lo expresé al escribir sobre un reportaje acerca de los Panamericanos Toronto 2015,  que glorificaba la actuación de nuestros atletas, soslayando el examen, al estudio de lo ocurrido.

No usemos la crónica cuando se requiere el artículo; no enlacemos esta poetización para edulcorar la realidad: tarde o temprano romperá con esa especie de “versitos”  que, además, en  no pocas ocasiones caen en lo ridículo. No se trata de ignorar hazañas y emociones pero  quien juzga un hecho no puede tejerse a los esfuerzos, olvidar los resultados y oscurecer el camino hacia el análisis de los fracasos y la opinión de cómo podemos vencer las deficiencias, las causas de aquellos. Eso es parte de lo asignado por el Maestro a la misión periodística.

Cabía para este certamen lo planteado por Fidel con respecto a nuestro desempeño en los Juegos Olímpicos de Beijíng 2008: “…nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos…Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en el análisis y aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos”. Reflexiones muy vigentes porque en los siete años posteriores al magno clásico, el análisis y la revisión no habían encontrado la hondura  necesaria, ni vibraban ideas, conceptos y conocimientos nuevos.

MAL QUE HIERE TODAVÍA

Aún nos laceran estos cánticos a destiempo.  Recientemente, los  hubo sobre los triunfos en voleibol .Los elevaron muy por encima de su verdadera altura: pasos promisorios, esperanzadores, sin llegar a zancadas y mucho menos a saltos. Golpes contra la afición: un sector de ella creyó en dichos desatinos y alzó el verdor por arriba de las posibilidades; otro, bastante numeroso, estuvo en desacuerdo sobre bases sólidas. La exageración descendió del pedestal cuando nuestras representaciones regresaron sin medallas de las lides .Los “creyentes”  fueron atrapados por la tristeza; quienes disentían, desconfiaron aún más de la profesionalidad de dichos comentarios.

Esos y esas jóvenes voleibolistas poseen madera: falta afinarla y forjarla más allá de lo atlético, la técnica y el fogueo. Necesitan  el pulimiento del alma para vivir en un ambiente cada vez más golpeado por los mercaderes. A fines del siglo XIX y en el XX Pierre de Coubertin advertía y condenaba  “… el espíritu mercantilista que amenaza con invadir los círculos deportivos…” (1894)” Y se dolía “…al haberse desarrollado los deportes en el seno de una sociedad que amenaza con pudrirse hasta la médula a causa de la pasión por el dinero”. (Septiembre de 1936) Moriría al fallarle el corazón el dos de ese mes en 1937.

Agrego: ¿cuándo volveremos a nuestra Escuela Femenina de voly  para damas creada por Eugenio George, el mejor entrenador en el siglo XX para las mujeres en el combate de la malla alta, según encuesta internacional. Desde la base debe estar presente de alguna manera; en las Escuelas Deportivas y las selecciones nacionales (escolar, juvenil, la de mayores) es imprescindible.

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