IDIOMA ESPAÑOL

Para… para formar palabras

El prefijo para-, de origen griego, significa ‘junto a’, ‘al margen de’, ‘contra’. Resulta común emplearlo para denominar tareas o situaciones que se acercan a algo por sus características o función sin serlo propiamente. Los derivados que se forman son adjetivos, aunque suelen usarse como sustantivos. Este es el caso de términos como paradocente, paramédico, paramilitar o paraestatal.

Muy usado en Chile, paradocente significa “perteneciente o relativo al personal auxiliar de la docencia”. En Cuba no se emplea y a quienes desempeñan esas tareas auxiliares —las auxiliares pedagógicas, por ejemplo— también las incluimos como docentes.

De igual modo, paramédico, -a es el adjetivo que clasifica a aquello que “tiene relación con la medicina sin pertenecer propiamente a ella”; en Chile y El Salvador se utiliza también en referencia a lo “perteneciente o relativo al personal auxiliar en tareas médicas”, aquí caben desde camilleros y ambulancieros, hasta técnicos de diferentes áreas.

Así mismo, paramilitar se dice “de una organización civil con estructura o disciplina de tipo militar”; aunque no aparece en los diccionarios, se impone pensar en lo que llamamos grupos u organizaciones paramilitares, que si bien no pertenecen a los ejércitos oficiales, tampoco tienen una estructura civil y son, por lo general, más allá de la estructura o la disciplina, grupos armados.

Lo mismo ocurre con paraestatal, término que caracteriza a una institución, organismo o centro “que, por delegación del Estado, coopera a los fines de este sin formar parte de la Administración Pública”.

Sin embargo, en paralimpiada o paralimpíada, “competición universal de diversos deportes que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente determinado, y en la cual los atletas son minusválidos”, estamos en presencia de un acrónimo —sigla que se convierte en palabra o vocablo formado por la unión de elementos de dos o más palabras, constituido por el principio de la primera y el final de la última, u otras combinaciones—, procedente del inglés, en este caso es la unión de para[plegic] + [o]lympic); traducido al español, resulta la combinación de paraplejia o paraplejía —del latín paraplexĭa, que, en Medicina da nombre a la “parálisis de la mitad inferior del cuerpo”— + olimpiada u olimpíada.

Como puede verse, en este caso el segmento “para” no es prefijo, sino parte del lexema de la propia palabra. Esto ocurre también, por ejemplo, en paranoia —de origen griego, “perturbación mental”— o parapeto —del italiano parapetto; en arquitectura, “pared o baranda que se pone para evitar caídas” y en lo militar, “terraplén corto, formado sobre el principal, hacia la parte de la campaña, que defiende de los golpes enemigos el pecho de los soldados”.

Y también puede ocurrir que ese “para” sea de parar, como en pararrayos “artificio que se coloca sobre los edificios para preservarlos de los efectos de la electricidad”.

Para precisar qué es en cada caso es necesario recurrir al origen de la palabra, es decir s su etimología.

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María Luisa García Moreno
Profesora de Español e Historia, Licenciada en Lengua y Literatura hispánicas. Periodista, editora y escritora.

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