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Para los Píndaros de hoy (I)

Fidel  se reúne el 29 de enero de 1959 con representantes de diversas instituciones  deportivas,  y expresa entre otras reflexiones sobre la cultura física: “Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible, pero para ello es necesario la ayuda de todos: de atletas, de dirigentes, de organismos, de comentaristas deportivos…”. Reconoce, pues, el papel a desempeñar por los escritores relacionados con las lides del músculo, apremiados todavía más de esa labor impulsora para derrumbar el muro que las separa de las masas, y edificar un sistema humano y científico acorde con la vía de la nación.

En su mayoría, establecidos y recién incorporados respondió positivamente. Jamás, de generación en generación, hemos estado ajenos a los combates. Ah, hay que mantenerse bien preparados para combatir. Un periodista debe saber de todo un poco -mejor si es bastante- aunque le es indispensable conocer con hondura la rama que cubre. De lo contrario, loará un mal entrenamiento, un ordeño antihigiénico, la siembra pésima, la enseñanza memorística, el acercamiento hechológico a la historia, la novela mediocre… Por desgracia, trabajos de este tipo hieren las publicaciones, las páginas web, la televisión y la radio.

Ningún país escapa de esta propagación del disparate, la superficialidad, en lo que pesa la falta de dominio del sector asignado, aunque la maldad es la base del desastre en infinidad de ocasiones. Lo peor. Es común decir: lo escuché por radio, lo leí en un periódico o por internet, salió por televisión, cual sello de veracidad, y empezar a ser divulgadores del desliz. La ignorancia empuja a esta situación pese a que existen no pocos casos de maldad.

El avance de nuestra cultura física, cimentado en la masividad y el tratamiento científico, ha sido y es determinante en el alza de los escritores dedicados a ella. No pueden obviarse otros aspectos del adelanto de los émulos de Píndaro aquí, pero lo esencial parte del gran salto del ramo al que cantan. Antes de 1959 casi todo era pelota y boxeo, especialmente este como crimen legalizado, y rico tratamiento a las carreras de caballo y las de perros; el olimpismo, la educación física y lo recreacional en baja, sin olvidar voces honestas, oasis en aquel momento indecoroso.

Por vez primera, en la Mayor de las Antillas nacía un sistema democrático y científico-técnico para el ámbito, hijo aquel del proceso que vivíamos, sobre todo después del surgimiento del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) el 23 de febrero de 1961. Las transformaciones tuvieron en la primera fila a la mayor parte de los que reportan e interpretan la actividad para los distintos medios: educaría en los nuevos principios y se educaría en el fragor de la batalla. A su vez, el progreso permitió y obligaba a perfeccionarse: incrementado el número de disciplinas, eliminado el pugilismo por dinero y las carreras de animales

Los experimentados debieron ganar en saberes y andares; los nuevos crecían en periodo digno, traían sus formas de atraparlo y de lo positivo partían a crear lo propio respetando a los maduros. Lo valioso de la generación anterior les entregó sus mejores armas y el pecho entero. Así será eternamente la continuidad o fracasamos. Cuba puede estar contenta con sus periodistas deportivos actuales, los más experimentados de hoy, noveles en su momento, y los continuadores.

La nueva hornada ha tomado el batón con potencia y, sin que su carrera sea perfecta -¿hay algo perfecto?- es hermoso su andar en este trayecto maratónico frente a vallas. Ya es actualidad vigorosa con mucho por aprender todavía. Lo hará. Urge interiorizar mucho más la principal misión de la cultura física: la de forjar a una mujer y un hombre mejores por encima de medallas y récords como el Comandante enseñó. Por ella han trabajado y trabajan las diversas promociones. Tampoco ignoro la influencia de la ruta y las sendas agigantadas en el sector y el planeta, no siempre decentes.

POR AMOR. Si en otros lares el matrimonio entre las instituciones y la prensa deportivas suele ser por conveniencia, aquí la boda es por amor desde el inicio de los cambios. Al aplastar el muro entraban los más preteridos: obreros, guajiros, las mujeres, especialmente los y las de piel negra y mestiza, tan poderosos en cuerpo y voluntad por haber pasado por un tamiz formador desde que a sus antecesores los robaron en África escogiendo a los más vigorosos, y las vicisitudes posteriores: el horrible viaje, los trabajos más duros, el trato terrible. Del brazo de todos ellos penetraban los periodistas del pueblo quienes deseaban exaltar la  brega y la gloria de los atletas del pueblo,

Lo dicho no significa la inexistencia de desavenencias y polémicas, aun de discrepancias ante el uso de la crítica. Tapiar los desaciertos es injusto y lesiona. Si ocultamos la mala iluminación en este o aquel sitio, el apagón puede imponerse. Y la prensa se convierte en pistola sin parque o manejada por un tirador de mala puntería. Una observación a tiempo salva, educa, eleva. Defiendo la crítica constructiva y me opongo con igual fuerza a la irresponsable, a la destrozadora. Sustancial: robustecer la comprensión para desterrar cualquier síntoma de desamor, intercambiar criterios, consolidar lo que nos une.

Por Víctor Joaquín Ortega

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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