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Pablo de la Torriente Brau, ¡no cabe en un mes!

Juan Marinello Vidaurreta, prestigioso intelectual, político y revolucionario cubano en fecha temprana se encargó de ofrecer una visión clara sobre la personalidad de Pablo de la Torriente Brau, de quien algunos tenían una percepción equivocada, por lo que dedicó un amplio artículo en que afirmó su opinión al respecto:

‘Alguna vez me dijo un compañero de cárcel que había dos Pablos. No tenía razón. Hubo uno solo, radiante y meditador. No traicionó su sanidad bullente y su clara rebeldía, pero tampoco el respeto a su inteligencia y a su oficio de pensar y escribir. Hombre natural y civilizado, cuidó de su alegría y de su deber. Su modestia lo hizo para el gran número, un muchacho valiente y nada más. Como ciertas frutas, había madurado hacia dentro, pero la corteza se le mantenía lustrosa y brillante. Muchos no pasaron de la corteza’ (1)

Es diciembre, precisamente, el mes del año que con más razón nos convoca a dedicarle unos párrafos a Pablo de la Torriente Brau, por que en él están las fechas que marcan el inicio de su vida, el día 12 y también en la que la ofrendó por la causa que defendía el 19. De aquellos últimos momentos Raúl Roa García, cercano compañero de luchas escribió:

‘Era él quien formaba bajo la metralla  o el descanso eventual, la conciencia política del combatiente. Era él quien se preocupaba de que  al miliciano no le faltase nada, a quien le preocupaba su educación revolucionaria y le suministraba periódicos y libros. Era el primero en el asalto y el último en el repliegue. Era, en suma, quién cargaba sobre sus hombros no solo la mochila y el rifle y llevaba en sus labios la arenga inflamada  y el consejo oportuno, sino la indispensable tarea de convertir la audacia popular, irreflexiva y anárquica, en rigurosa, serena y coordinada estrategia militar. Pablo de la Torriente Brau fue todo eso y más que eso fue el comisario que necesitaban los luchadores para conservar su puesto sin vacilar, sin dejarse ganar por titubeos’ (2)

HOMBRE DE PENSAMIENTO Y DE ACCIÓN

Pablo demostró en los 35 años que pudo vivir que no solo fue un excelente periodista, dibujante, deportista, un revolucionario comprometido con el momento histórico. Fue todo eso y mucho más. Legó para las generaciones que le precedieran sus extraordinarias experiencias en sus artículos publicados en periódicos, revistas y en la abundante correspondencia enviada a familiares y amigos. De ellas pueden servir para ilustrar el fragmento siguiente:

‘Yo he visto ya, dentro y fuera de la revolución, cosas emocionantes e inolvidables. Pero yo no sabía hasta que punto podía llegar la emoción de una masa revolucionaria.

‘Yo he visto las demostraciones del primero de mayo, en Nueva York. Yo he visto los mítines de Unión Square y los de Madison Square Garden. Yo he visto las demostraciones populares de La Habana, en contra de la presencia de los acorazados americanos en aguas cubanas. He visto a un hombre bajo el paroxismo revolucionario disparar con su revolver contra los barcos de guerra yankees, en la bahía de La Habana. ‘He visto a un hombre bajo el pánico, huir del linchamiento de una multitud justamente furiosa. He visto la cara de un policía acobardado, delante de mí. Y he visto sonreír a un compañero moribundo. Mi memoria es un diccionario de recuerdos indelebles. Pero yo no sabía hasta que punto podía llegar la emoción de esa masa revolucionaria. Vibrante, desbordante, sufriente, arrebatada, anhelante, victoriosa. Así he visto yo a una muchedumbre’. (3)

Definió desde un primer momento su posición política y social a partir del ejemplo de sus antepasados familiares, en especial de su abuelo materno, el puertorriqueño Salvador  Brau , quien desde niño le inculcó el conocimiento y estudio de la vida y la obra de José Martí, obsequiándole  La Edad de Oro

De ahí su clara posición  política, social y moral ante los desmanes de los enemigos de dentro y de afuera algo que  se corrobora en el párrafo siguiente:

‘Cuba es el país a quien el capitalismo americano, como ha hecho otras veces con México y con algunos otros países de la América Latina, pinta, por medio de su prensa y de su cine, como un país de gente iracunda y epiléptica, en perpetuo estado de sangre y de barbarie, acaba de pasar por otra página trágica de su historia. Sin embargo, aquella alfombra de cañas sobre el mar, no ofrece otras  manifestaciones que las de un pueblo que se debate, a lo largo de un siglo interminable, por alcanzar su libertad. Y se debate con un vigor y heroísmo admirables, que bien puede servir de ejemplo a muchos otros pueblos que ansiosos también buscan la oportunidad de comenzar el combate por su liberación de las cadenas del imperialismo’.(4)

El propio Pablo definió  sus conceptos y criterios  a la hora de decidir del lado que debe ocupar un ser amante de la libertad, cuando decidió incorporarse a la lucha que libraban los españoles contra las fuerzas reaccionarias, que agredían a la República Española, al responder en carta enviada desde  Nueva York, el 12 de agosto de 1936, a su amigo de lucha Ramiro Valdés Daussá:

Voy, pues con un propósito  definido, y es una apreciación errónea tuya el considerar que voy a actuar como un simple miliciano. Si la situación se pone difícil, pelearé como otro cualquiera; si estoy en un lugar atacado, pelearé también, como es natural. Pero esto será ocasionalmente. Como sería ocasional que una  bomba de avión me despanzurrara, Yo creo haber adelantado algo, aun en el control de mi mismo. Pienso que ya, por lo menos bajo algunos aspectos, soy un hombre con ruta trazada, con brújula. Yo voy a lo que voy. Y creo, sinceramente, que voy a realizar el mejor trabajo revolucionario que he tenido a mi alcance en toda mi vida.

Por las lecciones de vida y de principios que nos trasmitió Pablo de la Torriente Brau no ha sido ni será nunca olvidado

Notas de referencia:

1-Artículo  Sobre Pablo de la Torriente, de Juan Marinello, publicado  en 1985, en su libro Domingos, Ed. Letras Cubanas 1985

2-Artículo Los últimos días de Pablo de la Torriente Brau, de Raúl Roa,Ed. Verde Olivo, 1991.

3-Publicado el 30 de octubre de 1936  en Madrid, con el título Somos de Madrid

4-Publicado en la revista Ruta, de México, en mayo de 1935

Por Pablo Noa Noa, promotor editorial Pablo de la Torriente/Cubaperiodistas

 

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