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Periodistas freelance y medios independientes financiados por las corporaciones de Occidente

RoyalLos gobiernos occidentales, a través de sus múltiples agencias, fundaciones y organizaciones de todo tipo, financian y promocionan a muchos medios de comunicación,  periodistas, blogueros, ONGs, etc. para hacer propaganda de sus políticas.

Los grandes medios de comunicación e información occidentales, que son grandes empresas y a la vez armas ideológicas de alienación masiva, son propiedad en su mayor parte de las grandes corporaciones financieras e industriales. Esto es algo evidente que casi todos ya conocemos. Se ha documentado también cómo los gobiernos occidentales, a través de sus múltiples agencias, fundaciones y organizaciones de todo tipo, financian y promocionan a muchos medios de comunicación (públicos y privados), periodistas, blogueros, ONGs, etc. para hacer propaganda de sus políticas y marcar  las  directrices informativas por las que deben transitar sus receptores.
El gobierno de EEUU es el proveedor más grande de fondos para el desarrollo de los medios informativos en todo el mundo, habiendo destinado más de 82 millones de dólares en 2006, sin incluir el dinero del Pentágono, de la CIA o de las embajadas de EEUU en los países receptores. Para complicar el cuadro, muchas ONGs extranjeras y periodistas reciben fondos para el desarrollo de los medios de otras fuentes de financiamiento del gobierno de EEUU. Algunos reciben plata de varios subcontratistas de EEUU y de “organizaciones internacionales independientes sin fines de lucro”, mientras que otros reciben dinero directamente de la embajada de EEUU en su país. [1]

En el año 2014 el periodista y exasesor del Gobierno Federal de Alemania, Udo Ulfkotte, que trabajó durante 17 años en el prestigioso diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, reconoció en su libro Periodistas Comprados cómo él y otros muchos periodistas alemanes recibieron dinero de la embajada de EE.UU. en Berlín a cambio de escribir artículos favorables a EE.UU. y la OTAN o por publicar información falsa que sirviera a sus intereses, como ocurrió con la campaña de demonización que llevaron a cabo desde ese periódico (y todos los grandes medios corporativos sin excepción) contra Muammar Gadafi en 2011 para justificar la intervención de la OTAN en Libia. En algunas ocasiones sencillamente Udo Ulfkotte firmó como propios artículos ya escritos que le llegaron desde los servicios secretos occidentales. “Pasan la información o directamente mandan redactado el artículo o el editorial que quieren publicar”, relata el periodista en su libro, “salvo pocas excepciones, las redacciones europeas son sucursales de los servicios de la CIA y de la OTAN”. Es decir, que no estamos ante un caso aislado sino ante una corrupción periodística generalizada.

De hecho el periodista arrepentido advierte de que toda esta corrupción e intoxicación informativa es la norma habitual de trabajo hoy en día en los grandes medios europeos, que pretenden convencer a los ciudadanos (utilizando de nuevo las campañas de demonización de un líder o gobierno enemigo [2]) del peligro que representa el presidente Vladimir Putin para Europa y de la inevitable necesidad que hay de entrar en una guerra contra Rusia para lograr, paradójicamente, la paz mundial. Alguien puede pensar que ésta es sólo la opinión interesada de una persona despechada o que pretende darse publicidad (a pesar de la censura que recibió en Europa desde entonces el periodista). Sin embargo, lejos de ser una “teoría de la conspiración”, los hechos avalan esta opinión y demuestran la veracidad de este escenario de corrupción y manipulación masiva con fines políticos y económicos.
En marzo de 2015 el Consejo Europeo creó el East StratCom Task Force, un grupo de trabajo de comunicación estratégica cuyo fin es, precisamente, “hacer frente a las campañas de desinformación de Rusia”, literalmente. Es decir, un instrumento de propaganda y de manipulación informativa de la OTAN pagado por todos los ciudadanos europeos, que se utiliza mediáticamente contra Rusia y todos aquellos países que no se someten a los intereses de las potencias occidentales. Cada semana este organismo (y otros muchos similares) envían a las redacciones de los grandes medios y a los periodistas elegidos sus “idearios” o “argumentarios” para que sean difundidos y para marcarles las “líneas editoriales” que deben seguir, incluyendo la terminología que deben utilizar para maquillar los hechos que quieren ocultar, o bien, para demonizar a aquellos gobiernos o líderes que quieren desacreditar. Más de 400 periodistas, expertos, funcionarios, ONGs, etc. trabajan o colaboran en más de 30 países con este buró de propaganda occidental. Entre sus muchas funciones está la de rastrear las redes para identificar  a  los medios o analistas definidos como “pro-Kremlin”. Un trabajo que recuerda mucho al que realizan los “expertos” que trabajan para la Open Society Foundation de George Soros, incluido en España [3].

Pero no sólo los grandes medios de comunicación y agencias de noticias reciben financiación por parte de los gobiernos neoliberales y las grandes corporaciones occidentales. Parte de su estrategia de manipulación masiva consiste en difundir su ideología y sus mentiras también a través de medios y expertos analistas que se definen como “independientes”, “alternativos”, “freelance” o sencillamente “progresistas” o “de izquierdas”. De esta forma su discurso gana credibilidad en aquellos sectores sociales más críticos a los que, en principio, tendrían más dificultad en cooptar.  De esta forma, una persona que desconfía de los grandes medios de comunicación más conservadores o reaccionarios, puede ser manipulada de igual forma si confía en la información que recibe de un supuesto periodista “independiente” que trabaja por “libre” desde el lugar de los hechos. Aunque en el fondo este periodista “libre” e “independiente” esté patrocinado por los mismos poderes económicos y políticos que están detrás de los grandes medios corporativos. Todo muy sutil.

Un ejemplo muy concreto: Leila Nachawati y la página Syria Untold.

Leila Nachawati es escritora y profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid y especialista en temas de Oriente Medio y África. Sus artículos son publicados en multitud de medios de comunicación, incluidos muchos medios considerados como alternativos o progresistas. De origen sirio, es presentada habitualmente en los medios de comunicación como una “activista por los Derechos Humanos” y “una de las voces más clarificadoras de la revolución siria en España” [La gallego-siria que lucha en la Red,- La Voz de Galicia (28/1/2014)].
Ni que decir tiene que esta amplia cobertura mediática de la que goza en los grandes medios corporativos se debe a que su discurso encaja perfectamente en la narrativa occidental [4] sobre los acontecimientos ocurridos en Oriente Medio y norte de África, que nos hablan de “pacíficas revoluciones populares” y “primaveras árabes” que, como sabemos, son pura propaganda que ocultan la intervención de EE.UU. y la OTAN para rediseñar el nuevo Oriente Medio ampliado [5]. La lista de intervenciones suyas arremetiendo contra “el régimen de Al Assad” sería interminable. Su descripción de la Siria antes del 2011 es catastrófica, lo cuál explicaría y justificaría la inexistente “revolución pacífica y popular” posterior que ella relata. Sin embargo esta visión de una Siria terrorífica donde la población vivía bajo la represión constante de un tirano criminal es diametralmente opuesta a la Siria que describen muchas otras personas que la conocieron y que conocen perfectamente la realidad de Siria antes y después de la invasión terrorista occidental en el país. Incluso la prensa occidental se deshacía en elogios hacia la Siria de Bashar al-Assad [6] antes de que EE.UU-OTAN decidieran arrasarla, claro.

Como puede comprobarse en la foto que encabeza este artículo, esta respetada analista incluso llegar a equiparar al legítimo presidente Bashar al-Assad con el grupo terrorista Estado Islámico (creado por Washington, aunque Leila no nos lo cuente), idea que comparte junto a la periodista Olga Rodríguez (lado izquierdo de la imagen), también respetada y premiada [7] por gran parte de la izquierda corporativa y pro-imperialista española.

Leila Nachawati es cofundadora del medio Syria Untold (La Siria no contada; “las historias no contadas de la revolución siria”), un medio creado en 2013 por varios periodistas y activistas para, según se lee en su página web, “contar historias humanas que no tienen que ver con la geopolítica”,  “historias que en general no son divulgadas por los medios de comunicación masivos” y que la propia Nachawati recomienda a través de las redes sociales para informarse realmente sobre lo que ocurre en Siria.

Sin embargo, lejos de ser un medio imparcial y objetivo, esta web está agregado a la Open Democracy [ver “Looking Inside de Uprising” y “Through Syrian Eyes”, espacios dentro de la web de Open Democracy], una “plataforma global de medios independientes” con sede en Reino Unido que recibe financiación del poder económico occidental a través de sus diversas agencias, fondos, fundaciones, etc. como la Open Society Foundation de Georges Soros,  Rockefeller Brothers Fund, Ford Foundation… o la Nacional Endowment for Democracy (NED), una fundación creada por el Congreso de Estados Unidos en 1983 para “hacer el trabajo que la CIA ya no podía hacer públicamente” [8].
Al mismo tiempo Syria Untold está asociada a Global Voices, donde Leila Nachawati también colabora habitualmente. Según su propia página web Global Voices “es una comunidad de más de 1400 bloggers y traductores de todo el mundo que trabajan juntos para traerle informes de blogs y medios ciudadanos de todas partes, con énfasis en las voces que no son escuchadas habitualmente en los principales medios internacionales”. Y añaden más adelante: “En un momento en que los medios de comunicación internacionales en lengua inglesa ignoran muchas cosas que son importantes para un gran número de ciudadanos del mundo, Global Voices busca corregir algunas de las desigualdades en la atención de los medios, aprovechando el poder de los medios de comunicación de los ciudadanos. Creemos en la libertad de expresión, y en la reducción de los espacios que dividen a la gente”.
Esta definición encaja perfectamente en la de un medio supuestamente imparcial, creado desde las bases sociales por ciudadanos comunes sin intereses privados, que buscan dar una información alternativa que los grandes medios omiten. La imagen que se pretende dar es precisamente ésta, la de un medio independiente y alternativo. Sin embargo su discurso es tan bonito como falso. Si observamos quiénes impulsan y financian Global Voices nos damos cuenta de que nos encontramos ante el mismo poder económico anglosajón de siempre y que las opiniones que se difunden desde esta plataforma “alternativa” son idénticas a las que se difunden en los grandes medios masivos corporativos. Detrás de Global Voices están, entre otros, el Open Society Institute (de Georges Soros una vez más), la Ford Foundation, la Knight Foundation, la agencia de noticias británica Reuters, la agencia “independiente” Media Development Investment Fund (financiada, entre otros muchos, por la Unión Europea y países como EE.UU., Turquía, Israel, Emiratos Árabes Unidos o Barein a través de la Asociación Europea de Filantropía de Riesgo EVPA), o también The Omydar Network, una de las organizaciones criminales que está detrás de las “revoluciones de colores” ejecutadas en Europa del Este en los últimos años, incluido el golpe de Estado de Ucrania en 2014 conocido como el “Euromaidán” [9], que una vez más fue apoyado por la inmensa mayoría de la izquierda y toda la prensa española.

Lejos de la imagen pública que nos ofrecen, estos y otros muchos periodistas, analistas y medios de comunicación que se presentan como “alternativos” e “independientes” [10] son totalmente dependientes del capital financiero internacional y de los gobiernos de las potencias occidentales.

De toda esta situación de corrupción periodística [11] deriva la falta absoluta de pluralidad, rigor y credibilidad existentes hoy en el panorama mediático de  nuestros países y la tremenda ignorancia de la que hacen gala sus ciudadanos. Una ignorancia de la que se aprovechan las clases capitalistas y los globalizadores occidentales para imponer su modelo de dominación en el mundo.

Por ADOLFO FERRERA MARTÍNEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG

Notas y referencias bibliográficas:

[1] Cómo EE.UU. financia órganos de prensa de todo el mundo para comprar influencia mediática,- artículo del periodista de investigación Jeremy Bigwood (Red Voltaire, 7/6/2008). Artículo original en inglés publicado en la web In These Times el 4/6/2008: No Strings Attached?

[2] La demonización de un líder o de un gobierno,- artículo del escritor Mikel Itulain (¿Es Posible la Paz? 4/10/2013)
[3] George Soros, la libertad de prensa y la izquierda corporativa?,- El Mirador Global (20/8/2016)

[4] De cómo las narrativas mataron al pueblo sirio,- artículo de la periodista y analista geopolítica Sharmine Narwani (publicado en La Haine.org, 27/9/2016)

[5] Los proyectos de reorganización del «Medio Oriente ampliado»,- Thierry Meyssan (Red Voltaire, 2/7/2015)

[6] La rosa en el desierto que se olvidó. La metáfora de una mujer y una nación,- artículo del escritor Mikel Itulain (¿Es Posible la Paz? 28/8/2016)
[7] La polémica iniciativa de Mundo Obrero con el premio a Olga Rodríguez. Las disculpas de su director, ni con pinzas.,- El Blog del Viejo Topo (13/9/2016)

[8] EE.UU.: La emboscada contra Venezuela,- artículo de la abogada y escritora Eva Golinger (RT, 12/11/2015)

[9] Ucrania, autopsia de un golpe de Estado,- extenso artículo del profesor y escritor argelino Ahmed Bensaada (publicado en español por Rebelión, 13/3/2014)

[10] Infiltrados: desenmascarando a la izquierda globalista 2,- Un amplio informe recogido por Andréi Konónov (publicado en la página Katehon). [Puedes leer la primera parte del artículo aquí]

[11] ‘Corruption’ as a Propaganda Weapon,- artículo del periodista Robert Parry (Consortiumnews, 4/4/2016)

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Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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