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Las Barcas de Cristal en travesías multicolores (III)

con trova en Las barcas de CristalEn la ciudad cubana donde un espléndido gallo ofrece la bienvenida al visitante, donde la conocida como Laguna de la Leche te envuelve en una bucólica y el Restaurante de La Tarraya te hace olvidar por un tiempo el golpe agitado de la cotidianidad había estado en otras ocasiones. Pero ahora, mis remembranzas tendrán un calado diferente.

Allí supe de la historia de amor, entre un trovador y una economista, devenidos ambos escritores. La conocí en una conversación donde desfilaban ante mi vista la solidaridad, la paciencia, la voluntad, el espíritu.

Karla, una de las capitanas de Las barcas de CristalDe manera rápida pasarán ante mi vista, el monte y sus 14 años, un accidente a los 21 y las lecturas en prosa y en verso que junto al deseo de vivir hicieron la magia de la recuperación y sacaron del interior de ella, historias que reflexionan de la vida y la muerte, de la soledad y el amor, de la entrega y las carencias, de la infancia y la adultez, en fin de la existencia humana con sus vericuetos a veces indescriptibles hasta que son descubiertos por el alma de la poesía.

Y si más allá de individuales lecturas se teje un concierto de sentimientos y opiniones la obra se hace imperecedera con creces porque quienes son tocados por la musa de la poesía ya no podrán desprenderse.

Eso sucedió a un grupo de estudiantes de secundaria básica y del preuniversitario de la maestra Yamila Ferrá que provocados por la invitación de la escritora Lina Leyva a disfrutar de lecturas colectivas hoy pueden contar de mágicas travesías en barcas de cristal que sueltan amarras desde los íntimos mares de la adolescencia, donde les acompañan entre otros, trovadores, una actriz y un psicólogo.

Amanda interpreta el cuento de John
Amanda interpreta el cuento de John

Por varios años, Las Barcas de Cristal se han hecho a la mar, pero cuándo una pregunta por ellas, las personas involucradas te dejan en suspenso, prefieren no explicarte en qué consiste ese proyecto comunitario nacido de las páginas de un libro. La provocación pasa porque seas timonel de tus propias barcas, como John, el niño de uno de los cuentos.

Frente al infinito mar y a propósito de mensajes en botellas que llegan a la orilla, John está solo, un torbellino le ha marcado, medita en su existencia, y amén de su soledad, devuelve las botellas al mar para que como barcas de cristal la esperanza arribe a otros tantos puertos.

Las disímiles interpretaciones de ese canto a la vida, las construimos entre todas las personas asistentes a una tarde en la sede de la Fundación Nicolás Guillén, en el municipio de Morón en Ciego de Ávila, comandada por el también historiador Larry Morales.

Profesionales de la comunicación participantes en el Encuentro Regional de Género y Comunicación en el centro del país y adolescentes que cada quince días disfrutan de la travesía de Las Barcas de Cristal, uno de los 7 proyectos comunitarios que ostentan disfrutamos de un baño de luces.

 

Como parte de los adolescentes, Amanda, Yaneisis y Kevin han aprobado sus exámenes de aptitud para optar por la carrera de periodismo. Karla, una de las capitanas de esas naves está optando por ser estomatóloga y en común inician sus travesías para apropiarse de ellas y multiplicarlas en aprendizajes.

Esa tarde, se juntaron edades, orígenes, experiencias de vida, junto a las personas recién llegadas, participantes en el Encuentro Regional de Género y Comunicación en el centro del país. A modo de arcoíris luego de fresca lluvia Las Barcas de Cristal estrenaron otros destellos para emprender multicolores travesías.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba