COLUMNISTAS

Se formó la lloradera

Rendidos ante las evidencias palpables de un avance, no sin obstáculos, de las relaciones de Cuba con los Estados Unidos y la Unión Europea, los amamantados de la industria anticubana y los obsesos contra el gobierno de este país andan lloriqueando por cuanta esquina se encuentran.

El viaje del Presidente estadounidense a nuestra tierra tiene tragando saliva a más de uno. El senador Marco Rubio le exige a Obama cuanto se le ocurre como condiciones que debe ponerle a Cuba; incluyendo hasta el ridículo de pedir que los militares rusos se retiren de la Base de Lourdes (¿en qué mundo estaba este hombre que no sabe que eso pasó hace rato y que en esos terrenos otrora militares se levanta hace más de una década una flamante Universidad de Ciencias Informáticas?).

Ileana Ros-Lehtinen, con una de sus habituales muecas de los últimos tiempos, tilda de “absolutamente vergonzoso” que el presidente se desplace a Cuba y censuró que “Obama recompense a los hermanos Castro con la primera visita de un presidente estadounidense aún en el poder desde que el reino de terror comenzara en La Habana”.

El congresista de Miami Mario Díaz Balart tronó hace días ante la prensa: “Lamentablemente, que el presidente Obama esté planeado viajar a Cuba no es una sorpresa. En lugar de ello, se trata de la última incorporación a la letanía de concesiones a los dictadores que ha llegado a caracterizar a esta administración”.

El periodista Andrés Oppenheimmer -sí, el mismo del ridículo libro de los 90 “La Hora Final de Castro” (Fidel se carcajea a sus 90 de las predicciones de este oráculo)-, también soltó sus lagrimitas en El Nuevo Herald porque Obama viene a Cuba, según él, de vacaciones y, sobre todo, porque va al juego de béisbol en el Latino. “Obama debería limitarse a restablecer relaciones con Cuba, no hacerse amigo del régimen. Son dos cosas muy diferentes. Está bien que Obama vaya a la isla para mejorar las relaciones políticas y económicas, como Estados Unidos lo ha hecho con la dictadura china. Pero posar sonriente junto a Castro en un evento deportivo es otra cosa”, dice en su artículo de marras.

Por allá por España, hay otros también incómodos porque Cuba y la Unión Europea inicialaron un acuerdo bilateral y la Comisaria Federica Mogherini dijo que había llegado al final la ignominiosa Posición Común. El cabreado autor de tal política, José María Aznar, anda dando bufidos. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Faes) que él preside ha salido a la prensa a declarar que “Cuba es tan poco democrática hoy como lo era en la Guerra Fría o tras la caída del Muro de Berlín.(…)” y han añadido: “La Posición Común reflejaba el liderazgo de España en la Unión Europea, tanto como interlocutor de la política hacia Iberoamérica como de un compromiso con la democracia. La nueva política de la UE hacia Cuba se aleja de estos dos factores”.

Lloriqueos, quejumbre, rabia; así andan algunos personajes del odio, que han intentado por décadas hacernos pagar por nuestra rebeldía, pero que se han cogido más de una vez el dedo con la puerta. Los tiempos en que su lobby del rencor imperaba van quedando atrás; voces más sensatas, aunque interesadas, se van imponiendo en el norte de ambos lados del Atlántico.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba