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Karina Marrón: “el cambio en el Periodismo cubano está en nosotros”

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Karina marrón, jefa de información nacional en el diario Granma.

¿En qué consiste el desafío de pensar cada día el periódico Granma? Sobre ello nos cuenta Karina Marrón, quien dirige la redacción nacional de ese periódico…

Tener no mucho más de 30 años y dirigir la redacción nacional del periódico de mayor circulación de un país no es una misión fácil. De ello puede dar cuenta Karina Marrón, quien es la jefa de la redacción nacional del diario Granma, y cada día se enfrenta al enorme reto de intentar llevar a sus páginas una Cuba con balances. No es sencillo eso de lograr que se vean en apenas ocho páginas nuestros matices: más personajes, hechos, presencia de todas las provincias, reconocimiento y a la vez crítica —me asegura—; pero Karina no renuncia al deseo de transformar para bien el ejercicio del periodismo cubano desde su espacio cotidiano.

Sobre los necesarios cambios dentro de la prensa cubana y los desafíos, amenazas y oportunidades de Granma en el escenario de la Cuba de hoy, conversamos con Karina, a propósito del 50 aniversario de este órgano de prensa.

—Cuando llegas a dirigir la redacción nacional de Granma ya tenías una trayectoria en el periódico Ahora ¿Cuánto de ruptura y de continuidad hubo entre lo que hacías pensando fundamentalmente en Holguín y lo que comenzaste a concebir para el público nacional?

—Llegué a Granma en octubre del 2013 y aunque ciertamente el trabajo en el ¡Ahora! fue una gran escuela —por la calidad de los profesionales con los que compartí y las concepciones del periodismo que se han convertido en tradición de ese periódico—, Granma era bien diferente.

“Si hablamos de continuidad creo que puedo mencionar dos cosas fundamentales: el ser órgano oficial del Partido —cada medio ajustado a su alcance— y la necesidad de abordar temas que fueran de trascendencia para la población. El reto de conciliar ambas cosas, de profundizar en los asuntos que demanda la gente y hacerlo con la responsabilidad social que impone el ser la voz oficial del Partido, eso es algo que vi como continuidad, aun cuando, como decía, el alcance es diferente.

“Cuando pienso en ruptura, obligatoriamente me remito al diarismo. No es ni remotamente parecido trabajar en un semanario que en un diario, pues aun cuando te esfuerces por tener una buena edición digital de tu periódico, todavía en nuestras mentes el papel tiene el lugar primordial. Entonces, tuve que adaptarme a otro ritmo de trabajo, a distintas concepciones del espacio, a pensar en un país y no solo en una provincia, a diferentes relaciones con las fuentes de información, a nuevos estilos de trabajo.

“En esencia la labor sigue siendo la misma, porque el trabajo de cualquier medio de prensa, aun el más pequeño, implica prepararse para informar bien, sacrificio para investigar y encontrar la manera adecuada de decir. La gran diferencia es el impacto, lo que se puede lograr desde un medio como Granma”.

—¿Cómo era tu relación con el Granma como diario antes de llegar a trabajar en él? El Granma que leías y el que ahora formas parte de su conformación ¿Cuánto ha cambiado en la mente de Karina la imagen de ese periódico?

—Honestamente, creo que era bastante severa. Como lectora y como periodista estaba llena de insatisfacciones con lo que leía y tenía muchas ideas sobre cómo debía ser. Creo que no soy la única. Pienso que cada persona que lee Granma es como yo entonces, porque para quienes nos leen —sea en el impreso, en Granma Internacional o en la Web—, las batallas que se libran internamente cada día para que el periódico salga son invisibles, y lo único que importa es el resultado. La gente espera siempre más de este periódico y eso está bien, porque significa que la gente sigue confiando en que podemos llegar a sus expectativas. La cuestión, el reto, es no dejarlos con las ganas, no quedarnos tan lejos de lo que las personas están esperando.

“Ahora que soy parte del equipo del periódico y específicamente de su dirección entiendo muchas cosas: las limitaciones profesionales, las mediaciones en el proceso de preparación del periódico y hasta los problemas materiales. Pero como te decía, nada de eso nos justifica ante quienes siguen nuestra publicación en cualquiera de sus presentaciones y eso es lo que no podemos perder de vista.

“Considero que el Granma que “veía desde la barrera” y este del cual soy parte en estos momentos son diferentes. La versión Web del periódico es quizás el ejemplo más notorio, no solo por la nueva imagen y las posibilidades de interacción con los usuarios a través de los comentarios, sino también por los modos de asumir las coberturas periodísticas de determinados acontecimientos. En el periódico de papel también hay diferencias, especialmente en el acercamiento, todavía tímido, a la investigación, y la diversidad de géneros periodísticos. Son diferentes, pero todavía no es el Granma que me gustaría leer”.

—En tu opinión ¿Cómo es la Cuba que presenta en Granma? ¿En qué consiste el desafío de llenar cada día un periódico nacional? ¿De qué te enorgulleces? ¿Qué cambiarías?

—Creo que a la Cuba que se presenta en Granma le faltan todavía muchos matices, le faltan personajes y a veces, le faltan hechos. Es bien difícil en ocasiones conciliar todos los intereses para que Cuba esté en toda su extensión a diario en esas 8 páginas, porque el periódico no es solo el lugar donde la gente busca información, un instrumento en la lucha ideológica que libra nuestro país y un documento que queda para la historia; sino que también es visto por mucha gente como un espacio de reconocimiento. Entonces, todo el mundo quiere verse ahí, pero no en una crítica.

“Y es muy complejo porque por un lado la gente cuestiona que Granma publique trabajos sobre experiencias positivas de diferentes sectores: la agricultura, la construcción, la salud, la educación… cuando hay tantos problemas que resolver, pero al mismo tiempo no quieren que dejemos de reconocerles su labor.

“Creo que esa es la parte más difícil de llenar cada día un periódico nacional: el balance; que haya representación de las diferentes provincias, que estén la crítica y el reconocimiento, que podamos cumplir con la labor de informar y hacer reflexionar. Esa es una deuda que todavía no está saldada, porque cuando más nos hemos acercado siempre descubres que falta algo, por ejemplo, crónicas o historias de vida, que son otra forma de contar a Cuba y que tanto oxigenan una publicación.

“En lo personal me enorgullece pertenecer a este colectivo, y por eso mismo me da mucha alegría cuando algo que hacemos es bien aceptado por quienes nos leen. No importa si es algo de mi redacción, o de cultura o internacionales, porque si algo hay en Granma es que no hay parcelas, lo más importante es el periódico, más que la propia firma en un trabajo.

“En cuanto a cambiar… cambiaría muchas cosas. Algunas dentro de Granma; otras fuera, pero que también influyen en lo que pasa dentro. Sin embargo, hay cambios que no ocurren solo porque lo desees y más cuando se trata de un periódico. Hay cambios que dependen de mucha gente y que llevan tiempo. Por eso creo que lo mejor es cambiarme a mí misma poco a poco (cuesta trabajo desprenderse de determinados hábitos y formas de pensar) y tratar de ser parte de ese cambio en los demás, en las cosas”.

—La redacción del Granma desde hace varios años se caracteriza por ser eminentemente joven ¿Cómo es ese reto de dirigir siendo muy joven y a su vez trabajar con tantos jóvenes? ¿Qué papel tú le ves a estos en el periodismo que estamos llamados a hacer?

—Lo más complejo es que uno mismo está aprendiendo y a veces no tienes mucho que enseñar. Aunque tengo diez años de graduada no creo que mi experiencia acumulada sea suficiente para poder convertirme en la mentora que necesitan los jóvenes a quienes dirijo, en la guía que les hace falta para poder desarrollar al máximo todo su potencial. Las fallas que tiene hoy lo que pasa en Nacionales son mis fallas, mis propias carencias, y lo mismo siento cuando alguno de los trabajos de mis muchachos es rechazado.

“Pero es muy gratificante poder trabajar con jóvenes, más en estos tiempos en los que los saltos generacionales se dan más rápido, al menos así lo percibo yo. Hoy una diferencia de cinco años puede ser una distancia enorme en cuanto a la forma de ver el mundo, y trabajar con quienes miran diferente puede abrirte los ojos a cosas que antes no habías visto. Eso en el periodismo me parece fundamental.

“En cuanto al papel que deben representar… Creo que es ese mismo esencialmente: hablar con la voz de estos tiempos. Lo ideal sería que sin que se apagara esa voz nueva, polémica, llena de color que tiene siempre la juventud, se hablara en Granma de los temas tan serios que le tocan por su rol en la sociedad cubana”.

—Si te pidiera una especie de matriz DAFO con respecto al Granma hoy ¿qué oportunidades, amenazas, fortalezas y debilidades identificas? ¿Cómo podemos transformarlo para bien? ¿Cómo te gustaría por ejemplo el Granma de los próximos cinco años?

—Es una pregunta como para hacer una tesis, pero trataré de responder brevemente a partir de los análisis que hemos hecho en el propio consejo de dirección de Granma.

Amenazas: la desleal competencia con medios llamados alternativos, tanto impresos como digitales, que ofrecen mejor remuneración económica y no tienen la presión editorial de los medios oficiales. A eso le añadiría las incoherencias en la política informativa del país y en general la ausencia de una cultura de la comunicación a escala social (de ahí el excesivo secretismo y la excesiva regulación, etc).

“Debilidades…La continua desprofesionalización y la emigración de una parte importante de los periodistas jóvenes formados en el medio, debido a múltiples causas; y los problemas materiales de los cuales no podemos desprendernos, lo cual se une a una limitada autonomía administrativa (créeme, también influye en el periódico que hacemos).

“Son apenas dos, pero podría mencionar otros como los insuficientes estudios de lectoría para conocer a nuestros públicos, los vacíos generacionales que hay en nuestras redacciones, las autolimitaciones y la falta de autopreparación de algunos profesionales, no solo periodistas.

“En cuanto a las fortalezas…El haber logrado un sistema de dirección colegiada en la toma de decisiones y una creciente construcción colectiva de la agenda del medio, en la que se tiene muy en cuenta la interrelación con los lectores. Además, es también muy positivo contar con una página Web que técnicamente nos permite estar “al día” con lo que sucede en el mundo del periodismo hipermedia, así como que haya comprensión de la necesidad de la convergencia entre el medio tradicional y el digital.

“Si tomamos en cuenta la oportunidad que representa el contar con profesionales que en su mayoría tienen disposición para realizar los cambios, y preparación para ello, especialmente los jóvenes; entonces podría decirse que una parte del camino hacia la transformación que queremos está despejada. Pero por supuesto, hay cosas que no dependen de Granma, y además es cuestión de tiempo y empeño. Y de encontrar el cómo hacerlo, que no siempre es tan fácil como identificar los problemas”.

—Desde hace varios años tienes un blog “Espacio Libre”, muy gustado. Veo que hace unos meses no escribes. ¿Cómo es la relación entre la Karina bloguera y la Karina que tiene sobre sus hombros un órgano nacional? ¿Cuánto tú crees que le aporta la blogosfera al periodismo que construimos en los medios?

—La Karina bloguera tiene muchas deudas con quienes la leen, porque dedico mucho tiempo al periódico y el blog es el que más se reciente. Por otro lado, se ha encontrado con un dilema ético, porque cuando quiero escribir algo para el blog enseguida pienso: por qué no escribo sobre eso para Granma.

“A veces uno se deja seducir por la magia de que en el blog tú eres el periodista, el editor, el que dicta las políticas informativas, editoriales y los manuales de redacción; y por tanto es en cierto modo más fácil escribir sobre cualquier cosa, pues ni siquiera tienes que convencer a quienes te leen, al final quien llega a tu blog sabe de antemano que se va a encontrar con tu criterio personal y puede compartirlo o no, pero ese es tu espacio para opinar.

“Un medio público como Granma tiene que respetar ese servicio público y, por tanto, aunque estés opinando, tienes la obligación de argumentar, de pensar bien qué quieres trasmitir a los que te leen, qué utilidad pueden encontrar en lo que haces; no es un espacio para la catarsis personal.

“Es por eso que te hablaba de un dilema ético, porque si quiero escribir sobre algo polémico en mi blog, por poner un ejemplo, siempre me cuestiono por qué no hacerlo para el periódico, que también necesita de esas cosas. Muchas veces esas ideas terminan en reportajes que le pido a mis propios reporteros, porque me doy cuenta que para Granma no puedo dejar ciertos temas solo en mi limitada visión personal. De ese modo el blog se ha ido quedando seco, o con textos más cercanos a mis vivencias como persona que al periodismo.

“Esa competencia que tienen la Karina bloguera y la editora, creo que es uno de los principales aportes que le está haciendo hoy la blogosfera al periodismo: mostrarle todos los caminos que todavía le faltan por recorrer. Si los medios aprovecháramos más la multiplicidad de voces que están allí, ya sea para nutrirnos con temas o incluso publicando lo mejor que nos encontremos en los blogs, el periodismo cubano respiraría otros aires.

—En torno al debate sobre la necesidad de un cambio en la prensa cubana ¿Qué papel tú le ves a la ética, la participación y el liderazgo de los jóvenes en ese periodismo que todos quisiéramos ver? ¿Qué podemos hacer desde nosotros mismos?

—Creo que si en algo estamos de acuerdo quienes trabajamos en los medios en Cuba y la población, es en que la prensa cubana debe cambiar. Yo diría mejor que el sistema de prensa en Cuba debe cambiar. Ahora, en ese cambio la ética es esencial.

“Queremos una prensa que tenga matices, colores, donde cada publicación se distinga por sus contenidos exclusivos, y que esté más cerca de la gente. Sin embargo, para alcanzar ese objetivo no podemos convertirnos en una prensa frívola, sensacionalista. La ética es lo único que puede salvarnos cuando no logremos ver bien los límites entre lograr un producto que sea atractivo —entretenido incluso— y el entretenimiento per se, el populismo.

“La prensa cubana tiene una tradición de defensa de la verdad, de patriotismo, que por más que les suene a algunos como “muela”, yo creo que son valores a los cuales no podemos renunciar nunca.

“Y es ético también el prepararse más cada día para hacer un mejor trabajo en los medios, luchar contra quienes quieren ocultar información… Por eso para mí cualquier ruta hacia el cambio tiene que ir ligada a la ética.

“En ese cambio, además, los jóvenes son la clave, porque tienen la fuerza, el ímpetu, los nuevos saberes y el tiempo a favor para ir derribando los muros. Pero para eso primero tienen que sentir el compromiso de hacerlo.

“El mundo de hoy promueve de muy diversas formas la desconexión, el individualismo. Hay mucha gente esperando que sea el de al lado el que resuelva los problemas que nos afectan a todos, mientras él se detiene solo en los suyos. Yo creo que lo primero que podemos hacer es comenzar a darnos cuenta que el cambio también está en nosotros y unir fuerzas con quienes piensan igual. Solo así estaremos dando el paso en la dirección correcta. Al menos, así lo veo yo, y lo intento”.

Fuente: María del Carmen Ramón – Cubahora

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba