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Tres oradoras, tres generaciones, confluir de identidades

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La Doctora Miriam Rodríguez Betancourt defendió los afanes, las esperanzas y los sueños en la identidad entre varias generaciones de periodistas.

Discursos pronunciados por dos periodistas y una estudiante de quinto año de periodismo, en la celebración del aniversario 50 del inicio de los estudios universitarios de esta especialidad, en acto en el Aula magna de la Universidad de La Habana.
Una profesión intelectual
Discurso pronunciado por la Doctora en Ciencias de la Comunicación y egresada del primer grupo de la carrera de periodismo de la UH, Miriam Rodríguez Betancourt

Compañeros de la presidencia:

Compañeros estudiantes, profesores, periodistas y otros invitados:

Agradezco a los que me otorgaron el honor de dirigirme a ustedes en este recinto, que, por él mismo y por ser parte de nuestra Alma Mater, constituye un símbolo sagrado para los universitarios cubanos y para la cultura nacional.

Cumplen los estudios de Periodismo sus primeros cincuenta años en esta Universidad. Al celebrarlo, los festejos del aniversario no pueden pasar por alto el ineludible reconocimiento a los que dieron los primeros pasos, nada fáciles por cierto, para respaldar, impulsar y defender en fin que los estudios de Periodismo se inscribieran en el nivel universitario por primera vez en Cuba. Fueron visionarios, sin duda, pero sus esfuerzos nunca hubieran fructificado sin la existencia de una Revolución decidida, entre otros objetivos, a renovar estructuras y arrasar con concepciones retardatarias.

Es justo nombrarlos en este momento, aunque muy posiblemente por la fragilidad de la memoria, olvidemos a alguno. Agradecer al Dr. Armando Hart por su sostenido apoyo; a Ernesto Vera, Lázara Rodríguez Alemán, Tomás Lapique, Mirta Aguirre, Honorio Muñoz, Vicentina Antuña, Pelegrín Torras y Carlos Amat.

La carrera como tal, con la secuencia ininterrumpida de cuatro períodos académicos según calendario de la Universidad, comenzó en el curso 1965-1966, pero antes, un grupo de compañeros, entre ellos varios procedentes de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, pasaron diversos cursos organizados por la UH, con los que culminarían sus estudios. Entre esos compañeros, para honra de todos nosotros, figuraba Tamara Bunke, la inolvidable Tania la Guerrillera. Aquí están algunos de ellos, a los que saludamos fraternalmente.

Cuando andábamos por el tercer año, se nos unió un grupo de la Escuela Superior del Partido Ñico López y aquí finalizaron también sus estudios y se graduaron como periodistas. Varios nos acompañan en este acto, otra vez junto a nosotros.

Este es un momento de evocación jubilosa, por eso quiero recordar aquellos días en los que se reconocerán muchos de los que aquí peinan, o cubrImos canas, no importa de qué especialidad procedan, si de Derecho o Medicina, Letras o Historia, Sicología o Ciencias Políticas, porque lo que intento describir no es atributo de un grupo particular, sino de una generación, y sobre todo, de una época.

Corrían los años sesenta cuando ningún día se parecía al siguiente y aún nos preguntábamos a quienes debíamos la sobrevida, como se angustiaba el poeta.

Distintas eran las procedencias de aquel grupo fundacional, al que, sin embargo, unía la pasión por servir al proceso revolucionario, y sólo aparecía dividido en los escaques de las planillas que entonces parcelaban los orígenes: en ellas algunos marcaban vacilantes, “pequeña burguesía”, y otros sustituían clase obrera por un orgulloso ”origen humilde”.
Tampoco importa cuáles fueron los destinos posteriores de aquellos que iniciaron la carrera. Ni la Revolución que la hizo posible, ni lo vivido entonces, habrán pasado en vano para ellos porque todos, absolutamente todos, estábamos convencidos, mucho antes de que lo dijera García Márquez, de que habíamos elegido estudiar Periodismo porque era el mejor oficio del mundo.

Vivimos en la emblemática colina la vorágine de los convulsos sesenta, con sus contradicciones y reafirmaciones, entre guardias de milicias y entrenamientos militares, las visitas sorpresivas de Fidel, trabajos voluntarios en el campo y la ciudad, investigaciones sociales en los más apartados parajes del país, constantes debates entre ortodoxos y heterodoxos, colectivos de estudios que no me acuerdo por qué podían durar 12 horas, descansos obligatorios…en Las cañitas del Habana Libre, paso intermedio para la Cinemateca, por supuesto; clases en aulas prestadas solidariamente: así, un día amanecíamos en la espaciosa Facultad de Ciencias Políticas, al otro en Derecho, y al otro, bulliciosos, polémicos, en la no menos bulliciosa, polémica y creativa Escuela de Letras , desde entonces tan cercana.

Estoy segura que con las naturales mudanzas de tiempos y aconteceres, los grupos que nos sucedieron hasta el momento actual también encontrarán semejanzas con esa suerte de biografía de época, porque aunque cada etapa tiene sus propias señas de identidad, los afanes, los problemas y las esperanzas forman un continuum en el que siempre nos reencontramos los universitarios cubanos.

Como no es posible abordar todos las acciones y experiencias de una carrera universitaria de medio siglo, ahora permítanme significar aquellos que pueden calificarse de hitos o más modestamente avances entre los cuales, y sin estricto orden cronológico ni de importancia, menciono: haber contado con un periódico docente: Despegue, participar en la confección del diario El Mundo, órgano nacional declarado taller escuela de los estudiantes; el aporte a la superación de muchos periodistas mediante los cursos para trabajadores; categorizaciones docentes y el doctorado especial en Periodismo que ya ha titulado a 15 profesionales; la creciente producción bibliográfica elaborada por profesores del claustro, entre ellos varios periodistas en activo, con el apoyo decisivo del Partido y la colaboración de la editorial Pablo de la Unión de Periodistas de Cuba; la continua y fructífera vinculación con la UPEC, la articulación de las prácticas preprofesionales conjuntamente con los medios,… y disponer de un local propio, espacioso y mejor dotado como el actual ( aunque muchos, por ahora, no olviden la casona de G… sobre todo en días de los festivales de cine).

Entre lo que falta por hacer, o por hacer mejor, siempre habrá mucho más que relacionar, así que, en aras de la necesaria síntesis, sólo me detendré en los aspectos que, por consenso, consideramos más importantes: perfeccionar la práctica laboral de los estudiantes, punto clave en su formación; lograr que las tesis e investigaciones respondan cada vez más a las necesidades y problemas del sector, lograr una mayor incorporación de profesionales ya jubilados cuya experiencia puede reportarnos una contribución útil en el trabajo concerniente a la formación en valores tanto profesionales como cívicos, y seguir fortaleciendo la calidad y el equilibrio generacional del claustro.

De ayer a hoy, hay que expresar la más sincera gratitud a los que han asumido las difíciles tareas de dirección, y que también han sido profesores, y a un grupo de docentes que desde muy temprano y durante muchos años han acompañado esta ruta crítica. Nuestro reconocimiento por igual a tantos y tan buenos profesores y metodólogos tanto de facultades universitarias como del Ministerio de Educación Superior, de centros de investigaciones y medios de prensa, por su valiosísima colaboración.

El primer directivo de la carrera fue Gustavo Tomeu, dinámico como esos tiempos; le siguieron Eduardo Yasells, artífice del equilibrio; Conrado Valdivia, gestor incansable de proyectos; Elena Serrano, cordial y resolutiva; Nuria Nuiry, querida profesora a quien todos debemos algo en uestra formación; Lázara Peñones, graduada de la carrera que fue la primera decana de la Facultad de Periodismo y dejó perdurable recuerdo; Magali García Moré, está en el corazón de los estudiantes; Enma Fernández Arner, maestra por excelencia; José Ramón Vidal, que tanto ha aportado a los estudios de Teoría de la Comunicación; Julio García Luis, El Dequi, presente siempre por su obra y su generosidad, Frank González, experiencia profesional al servicio de la carrera; Raúl Garcés, talento y acción en una sola pieza; Irene Trelles, dirigió nuestro dpto. y el de la Universidad de Oriente, y aún tuvo arrestos para impulsar la carrera de Comunicación Organizacional; Maribel Acosta, se puede ser periodista, profesora, doctora y jefa de departamento; Estrella Fernández, dispuesta para asumir cualquier tarea, incluso la de intentar su doctorado en alemán; Gladys Fernández, ejemplo de entusiasmo y disciplina; José Antonio Benítez y José Rodríguez Méndez, pioneros indiscutibles: Rafael Rivera, brillante y carismático como pocos; María de los Ángeles González, Maritín, sentido de pertenencia por definición:; Minerva Salado, Pedro Rodríguez García, (Peroga) y Arnaldo Morales Capó, imprescindibles desde el periódico DESPEQUE; Arnaldo Rivera, una ayuda incondicional; Pedro Pablo Rodríguez, nos deslumbró con el deslumbrante periodismo martiano; Hugo Rius, Roger Ricardo y Luis Sexto, exitosos periodistas regresando a las aulas una y otra vez.

Sé que faltan nombres, pero también sé que ellos están resguardados en la memoria agradecida de cada uno de ustedes, sitio al que nunca llegará el olvido.

Los estudios de Periodismo no han transitado un camino fácil, pero hemos avanzado. No lo ha sido, no lo podía ser, entre otras razones, por la naturaleza misma de la profesión, por la escasez de experiencias válidas en la teoría y la práctica del periodismo de los países ex socialistas, por los heterogéneas enfoques que existen a escala internacional acerca de este tipo de enseñanza, y porque se ha desenvuelto en el contexto, y a la par, de una Revolución como la nuestra, cuyos propósitos y realizaciones recibieron desde el principio el enconado rechazo, traducido en agresiones de todo tipo incluyendo el criminal bloqueo, de la potencia económica y militar más grande de la Historia. Sin embargo, nunca nos faltaron referentes, y ellos tendrán que seguir siéndolos: la tradición del mejor periodismo cubano de los siglos XIX y XX; figuras, realizaciones y etapas trascendentes de la prensa nacional a partir de 1959; los avances teóricos del ámbito comunicacional, especialmente en América Latina; excelentes periodistas de muchos países comprometidos con las causas justas y, por supuesto, la obra periodística y el ideario de José Martí en cuyo pensamiento, ha recordado Armando Hart, “contamos con un paradigma de humanismo raigal e integrador, portador de una identidad definida, una vocación universal y una propuesta civilizadora”.(1) (Identidad, universalidad y civilización”. (1).

A los que ayer y hoy contribuimos de algún modo al desarrollo de los estudios de Periodismo no se nos escapa la complejidad de los momentos actuales para el escenario comunicativo nacional, por ello se multiplica la responsabilidad de quienes ahora lideran la carrera y trazan su futura ruta, de los docentes y de los estudiantes. Afirmándonos en la comprensión del Periodismo ”(…) como una profesión intelectual cuya esencia interpretativa hace inevitable la integración dialéctica de la cultura y la capacidad de discernimiento crítico, por un lado, y de las habilidades expresivas y técnicas, por otro”(2), hay que empeñar todos los esfuerzos que nuestra capacidad e inteligencia generen en la búsqueda y construcción de los contenidos y métodos más adecuados para la formación de los nuevos profesionales que aquí y ahora necesita nuestra prensa, una prensa que debe responder a un receptor inconforme con la chapucería, capaz de advertir cuando la falta de información y análisis quiere suplirse con la apología y la propaganda burda, admirador de producciones comunicativas bien realizadas, con ética y belleza.

Queridos estudiantes y colegas:

Desde esta entrañable Universidad renovemos la confianza en el objetivo principal de esta carrera en cualquier centro del país: que de sus aulas emerjan jóvenes lo mejor preparados posible para incorporarse a nuestros medios que, por el carácter de la propiedad social socialista en que se insertan y su independencia de intereses mercantiles, están en la mejor posibilidad no sólo de cumplir su función de servidores públicos comprometidos con la justicia social y la libertad sino devenir un modelo de prensa como el que necesitamos. Muchas gracias y muchas felicidades a todos.

(1) Hart, Armando. Identidad, universalidad y civilización. El vórtice del ciclón. Juventud Rebelde, 21-.8-94 pag. 13)
(2): Chillon, Albert. Literatura y Periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas, Universidad Autónoma de Barcelona,1999, p.431

La Upec estuvo involucrada en la creación de una escuela universitaria para formar periodistas y hasta hoy mantiene sus vínculos.
La Upec estuvo involucrada en la creación de una escuela universitaria para formar periodistas y hasta hoy mantiene sus vínculos.

Vínculo inseparable entre la Academia y la Upec
Palabras de Belkys Pérez Cruz, vicepresidenta de la Upec

Queridos colegas:

Hace 50 años las aulas universitarias acogieron por primera vez los estudios profesionales de periodismo. Por estos días de recuento y añoranza, acudí a la mente lúcida aún, de un hombre que mucho tuvo que ver con que se comprendiera la idea de que el periodismo es una profesión y no otra cosa. Ernesto Vera, Presidente de honor de la Upec, impulsó, desde el ejecutivo de la Upec por ese entonces, la propuesta de la escuela de periodismo como expresión más concreta y palpable de una tesis que sustentó la organización: el periodismo es una profesión y como tal requiere de una escuela universitaria formadora. Dos destacadas profesoras del momento fueron designadas para que aportaran los criterios académicos y se creó una comisión integrada por los mejores periodistas en activo, presidida por José Antonio Benítez, la que se encargó de hacer el aporte profesional periodístico.

Aquellos primeros años estuvieron marcados por el aprendizaje mutuo, más de 300 jóvenes, se sometieron a exámenes para optar por la carrera y unos 90 fueron escogidos para iniciar los estudios de periodismo de manera ininterrumpida. Algunos quedaron a lo largo del camino y una treintena formó parte, años después, de aquella graduación.

De ellos varios ejercieron y ejercen la docencia en las aulas universitarias y otros desde las redacciones de los medios, con su ejemplo, consagración y disciplina hicieron y hacen, un servicio incalculable al país. Hoy muchos ya no nos acompañan físicamente, pero algunos de sus familiares, están hoy aquí.

De aquella generación, son tres de nuestros Premios nacionales de periodismo José Martí: la Doctora Miriam Rodríguez Betancourt; el reconocido colega y docente, Hugo Ríus Blein, y la realizadora de televisión y también profesora, Irma Cáceres Pérez.

Cincuenta años después del inicio ininterrumpido de los estudios universitarios de periodismo, la academia y la Upec mantienen un vínculo inseparable, fieles al compromiso del primer día. No puedo soslayar en este momento, la dedicación constante, las enseñanzas y el aporte para impulsar y fortalecer este nexo, de Antonio Moltó Martorell, Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba.

Unos años después de iniciar los estudios en La Habana, surgió la necesidad de formar profesionales en otras regiones del país, vendría sucesivamente la escuela de Santiago de Cuba y más tarde Villa Clara, Holguín, Camagüey, Matanzas y Pinar del Río. Siete escuelas con cientos de graduados que nutren nuestros medios de prensa, a las que la Upec ha aportado un considerable número de profesores salidos de nuestras filas a través del Movimiento de periodistas docentes Elio Constantín, impulsando la formación de más de 80 Másteres y una veintena de Doctores en Ciencias de la Comunicación, no solo en La Habana, sino en el resto del país, lo que sin dudas ha requerido el esfuerzo extra de muchos profesores que se han trasladado a las provincias durante estos años.

No podemos dejar de mencionar que ese nexo estrecho con la Upec llega también hasta el Instituto Internacional de Periodismo José Martí pues nuestros cursos, talleres y diplomados serían imposibles sin la participación de los profesores de la Facultad de Comunicación.

Hoy es también más fuerte el vínculo con los medios de prensa en el apoyo a la práctica, a la propuesta de temas para tesis que aporten a la solución de los problemas de cada medio, a la creación de un ambiente de integración y creación colectiva en las redacciones.

La Unión de Periodistas de Cuba se siente honrada de la Facultad que tenemos, de sus tres carreras, del nivel de sus profesores, de los que el 83 por ciento son Doctores y Másteres y el 73 por ciento tiene categorías superiores. Hoy es un centro reconocido en la región, que contribuye con la educación de postgrado en otros países. Después de 50 años seguimos haciendo una labor en defensa del mejor periodismo y la escuela es el sitio donde se ubica la posibilidad de desarrollar con más capacidad la profesión periodística y defenderla como tal.

Celebrar estos 50 años nos da la posibilidad también de agradecer el apoyo del Partido, de su departamento ideológico y de los Comités provinciales y asambleas del Poder popular en los territorios donde se estudia la especialidad y por supuesto, es momento también para agradecer a Fidel por sus constantes enseñanzas, su preocupación en cada congreso de la Upec por el tema de la formación, por impulsar aquel sueño del gremio de definir dos rumbos que se emparentan: comunicación y periodismo.

Medio siglo después estamos agradecidos a los que abrieron el camino y lo han llevado adelante, con éxito, durante tanto tiempo, como expresión del carácter profesional que defiende la Upec.

El inicio de los estudios universitarios de periodismo hace 50 años, marcó un hito en la formación y es, hoy, punto de partida de un compromiso mayor de las nuevas generaciones para hacer el periodismo que reclaman nuevos tiempos, un periodismo más apegado a la realidad, más dinámico, creativo y generando contenidos que motiven a las audiencias.

Queridos colegas: Hace unos días, unos recién estrenados estudiantes de periodismo nos sorprendían con sus ganas de hacer, su agudeza al preguntar, su interés por saber. Supimos entonces que aquel espíritu de los que nos antecedieron perdurará en las aulas de la nueva escuela, como tributo permanente a los miles de profesionales que escogieron como proyecto, el que para muchos sigue siendo el mejor oficio del mundo.
Muchas gracias.

Darianna Reinoso, toda pasión y agradecimiento a quienes le han ayudado en su formación académica.
Darianna Reinoso, toda pasión y agradecimiento a quienes le han ayudado en su formación académica.

Fe en la comunicación como agente de cambio
Palabras de Darianna Reinoso Rodríguez, estudiante de quinto año de Periodismo

Queridos profesores y estudiantes,

Invitados,

Presentes todos:

Hace CINCO años no me imaginaba como periodista en ciernes. Sí deseaba ser acogida por el Alma Máter para después, como profesional, integrarme a la sociedad. Pero, ¿qué tipo de profesional sería? Al llenar la boleta, el “cuando sea grande quiero ser…” debería estar definido, pero en las enseñanzas precedentes se carece de formación vocacional; y entonces valoré convertirme en reportera porque soy intransigente ante lo mal hecho, porque quisiera darle voz a quienes no la tienen, y porque tengo fe en la Comunicación para cambiar en la sociedad todo lo que deba ser cambiado.

En el poeta confié y he comprobado que se hace camino al andar. Hasta el TERCER año de la carrera se corroboran nuestras aptitudes cuando experimentamos cada lenguaje, desde el impreso hasta el digital. Sobre todo PRIMERO es decisivo desde ese acercamiento inicial a los diferentes géneros periodísticos. Ahh, ¡¡la nota!! ¡Tan básica y primigenia de la profesión! ¡Cuán emborronadas quedaron mis primeras notas informativas! Semejando el rol que en una redacción tienen el editor o el corrector, mi profesora entintaba aquellas cuartillas insistiendo –desde la experiencia- en un estilo claro, sencillo y preciso; en el lead intencionado y en el titular creativo. Estructurar la información lleva implícito el trabajo con los diversos tipos de fuentes, labor en la que también nos hemos ido entrenando con perspicacia y con la debida ética.

Anhelantes por ejercitar lo aprendido, nos estrenamos en las primeras prácticas laborales en los medios. Hoy se valora que el plan de estudio de la carrera pudiera abarcar solo CUATRO cursos académicos, pero en tal caso los estudiantes consideramos que de ninguna manera debe reducirse el período de prácticas, el cual valoramos que debiera imbricarse durante más tiempo en cada semestre, dado el grado de oficio que tiene la profesión.

En nuestras aventuras reporteriles, comprobamos lo que dijera Gabriel García Márquez: “el periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad.”

Siempre tiene la prensa un encargo social que cumplir, noble y liberador en todos los sentidos. Con aspiraciones independentistas, Félix Varela fundó El Habanero, destinado a llamar a los cubanos a “ocuparse de la suerte de la Patria”; en esos afanes, incluso más ambiciosos, con un proyecto de República democrática, el Apóstol llevó adelante su mayor empresa periodística: Patria, considerado un soldado de la valiosa trinchera de ideas. En este siglo XXI y en una nueva plataforma política, de pensamiento sigue siendo la guerra cotidiana en la que se plantea una agenda pública y otra mediática que no deben estar divorciadas.

Hoy, CINCO décadas pareciera mucho tiempo para el perfil profesional desde el campo académico, pero cada vez este se reconfigura en una Facultad moderna, donde -en una apuesta transdisciplinar- confluyen TRES profesiones del ámbito comunicacional y de la información; en una Facultad que se integra con mayor protagonismo y emprendimiento al ambiente de la Universidad y al contexto político-social… Tanto es así que apenas con CINCO años como FECONIANA se acumulan muchísimas experiencias docentes, mediáticas, político-culturales… cada una diferente y enriquecedora.

Entre lo vivido como estudiantes en este último lustro resultan notables la acreditación, por vez primera, de nuestra carrera; la realización del NOVENO Congreso de la UPEC, ineludible espacio propositivo; así como el desarrollo de DOS ediciones del Encuentro de Socialización de Investigaciones en Periodismo, evento que, aunque precisa de una participación cada vez mayor por parte de los actores determinantes en el sector, deviene iniciativa vital para favorecer ese intercambio necesario entre la academia y la sociedad.

Y trayendo a colación el modelo teórico del catedrático español Manuel Martín Serrano, verificamos en nuestro contexto la relación dialéctica entre el Sistema Social y el Sistema Comunicativo donde ha sido evidente una reconfiguración tecnológica, mediática, político-administrativa y económica. Ante el natural e indetenible, pero todavía insuficiente acercamiento de Cuba a internet, por ejemplo, nuestros medios han ido posicionándose en la web e incluso, actualizando cada vez sus sitios en correspondencia con las nuevas prestaciones que requieren los usuarios; han emergido nuevas publicaciones online; así como numerosos blogs. En tal sentido, es evidente que el lenguaje impreso, radial y televisivo deberá reacomodarse a la red de redes para llegar, además, al público del ciberespacio. Por eso, los jóvenes, nativos digitales como nos nombran, apostamos por las redacciones INTEGRADAS donde la producción de contenidos y su presentación es diferente de acuerdo con el discurso tradicional y el hipermedial.

Desde la pertenencia y el deber, como nos convidara el profesor Julio García Luis, aspiramos los jóvenes a enarbolar un Periodismo mejor en pos de un destino mejor para la Patria, en pos de una ciudadanía más cívica, participativa y comprometida.

Con ética y responsabilidad, provistos de los saberes teórico-prácticos que nos proporciona la academia -ya con MEDIO siglo de experiencia-, y teniendo en cuenta lo más provechoso de la tradición anterior, queremos hacer una prensa que se caracterice por la interpretación y la investigación, desprejuiciada; atemperada cada vez más a las nuevas tecnologías y plataformas desde las cuales la comunicación se propone, como servicio público, llegar a la sociedad.

Y en esa avidez, contamos con el apoyo de ustedes, los Maestros de antes y de ahora. Juntos, entreguemos renovados bríos a nuestra prensa y a sus estudios. Juntos, acortemos la brecha entre los saberes de la Academia y el valioso aporte de la praxis, pues ambos son imprescindibles para la consolidación del buen periodismo. Qué otros 50 años multiplicados sumen al hacer y la entrega de la escuela cubana de Periodismo. Ojalá, medio siglo después, parte de mi generación se reúna aquí como hoy en un recuento, e incluso entonces, los recordaremos a ustedes: nuestros Maestros.

Muchas gracias.

Aula Magna, septiembre de 2015

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba