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La impronta de Ernesto Vera Méndez

Cuando cumplió 80 años de edad, entrevistado por la periodista Alina Lotti, Ernesto Vera pronosticó un futuro incierto a la mentira y al terror.

Por Ángela Oramas Camero

Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba el 15 de julio de 1963, Ernesto Vera Méndez desafió su compromiso de contribuir a un periodismo responsable, y advirtió acerca de las herramientas que debían amparar a los integrantes del gremio: la superación constante y la entrega al servicio de informar al pueblo de manera veraz, digna y muy clara.

Antes del triunfo de la Revolución, Vera, como la mayoría pobre de los jóvenes cubanos de entonces, estuvo casi siempre desempleado y, para llevar algo de dinero a la casa de sus padres y familia, vendió periódicos, billetes, trabajó en un café en el que la taza costaba tres centavos.

Como buen autodidacta, tras terminar la secundaria básica estudiaba en las noches y logró matricular una carrera universitaria. Se costeó los cursos trabajando en lo que se presentara.

Conocí a Ernesto, como solíamos llamarlo sus colegas, cuando fue sub director del periódico Granma. Fue un hombre honesto, decente, responsable, amable y muy educado. Nunca le escuché alzar la voz, ni siquiera lleno de ira ante un suceso erróneo en el periódico; mucho menos usar palabras o acciones groseras. Fue todo un caballero.

Mi esposo Juan Marrero y yo fraguamos con él una amistad entrañable, al punto de reunirnos sábado tras sábado en su casa para jugar al dominó entre las ocho de la noche y las dos de la madrugada.  Siempre nos esperó con un jugo natural de frutabomba  o piña que él mismo preparaba en su vieja batidora, mientras Fifi, su compañera, se encargaba de hacernos el café.

En estos juegos, que se convertían también en tertulias literarias o sobre el periodismo actual, reinaba un ambiente de camarería, salpimentado con la sabiduría y experiencia de Ernesto en el segundo tema.  “De niño nunca soñé ser periodista; sin embargo, la vida me deparó la mejor sorpresa laboral que he desempeñado”.

Una noche le pregunté ¿cómo se ve usted?:  “Soy un hombre modesto, como era mi padre obrero, que piensa cómo hacer mejor mi labor periodística y la acción la realizo cuando es necesaria, o sea casi siempre.”

Al triunfo revolucionario, en 1959, trabajó en la redacción del diario Revolución. Un año más tarde fue nombrado director de La Calle y después en La Tarde. Allí estuvo hasta 1965 cuando se fundó Juventud Rebelde.

En la dirección de la UPEC se mantuvo muchos años, hasta que lo designaron para representar a los colegas de Cuba en la dirección de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.

Ernesto Vera rinde informe al II Congreso de la Upec

En diferentes eventos, Ernesto Vera, en calidad de conferencista abordó temas como La mentira divulgada una y otra vez y la verdad dispersa. A propósito, en el Encuentro Latinoamericano vs. Terrorismo Mediático, celebrado en Venezuela, expresó:

“Como nunca antes debemos actuar sobre la capacidad de engaño de los medios poderosos, de los dueños de las riquezas, y tener presente que la mentira está organizada porque hay una estrategia imperialista y la verdad está dispersa porque carece de una táctica común antiimperialista (…) Son los dueños quienes determinan sobre qué debe escribir el periodista y ello hace crisis porque esa mentira será peor cada vez más…”

Ernesto creyó firmemente que tanto la mentira como el terror tienen un futuro incierto. En una conversación sostenida con Marrero le dijo que en Cuba existía la libertad de prensa más elevada de América Latina, porque todos los medios y profesionales: periodistas, fotógrafos, caricaturistas, diseñadores, etc. llevan a efecto los principios éticos y respetan los derechos colectivo y social que corresponden a la información veraz.  Además, desde que un joven que termina el preuniversitario decide optar por el periodismo, sabe que tiene gratis o abierta la puerta a la carrera en la Facultad de Periodismo. Significa que dispone de alto nivel profesional para enfrentar la guerra mediática y, desde el primer año de estudio, cuando comienzan a realizar prácticas en los medios masivos.”

En 1999, al recibir vera el Premio Nacional de Periodismo José Martí, el actual presidente de la FELAP, Juan Carlos Camaño, dijo: “Ernesto Vera es un periodista de cientos de batallas, sabio y buen conductor y vive como piensa.  Además, es una persona conmovedoramente sencilla y con firmes convicciones revolucionarias”.

Ernesto Vera muere en 2016 y al rendirle la UPEC homenaje póstumo, Juan Marrero pronunció su sentir sobre esta personalidad de la prensa cubana:

“Recordamos,  y no solo eso, sino rendimos justo homenaje a una de las figuras cumbres del periodismo revolucionario de Cuba y de América Latina. Y lo hacemos en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana, que él ayudó a diseñar e impulsar con su pensamiento avanzado, progresista, democrático y, en particular, su ética.

“Mucho queda por investigar, estudiar y decir sobre Ernesto Vera Méndez,  y sueño que, en un futuro cercano, será tarea de los jóvenes periodistas, de los que hoy se reúnen aquí y de los que ingresarán a la profesión en los años próximos.

“El magisterio que jamás dejó de estar presente en Vera es nuestro deber rescatarlo y darle la vigencia que merece, porque su vida y obra son inseparables de la construcción del periodismo revolucionario en nuestro país y en esa Nuestra América de que nos habló José Martí.

“Fui uno de los seguidores de sus ideas y acciones, desde que lo conocí en 1963 al fundarse la Unión de Periodistas de Cuba, y más aún cuando nació dos años después el periódico Granma, y del cual fue su primer subdirector. Allí empezó una estrecha e indestructible amistad que se fortaleció, en las tareas de la Upec, en los congresos de Felap o en viajes que hicimos juntos por países de América Latina, en las inolvidables tertulias nocturnas en la redacción de Granma,  en su casa en la colonia Roma, en México, cuando dirigía la Oficina Regional de la Organización Internacional de Periodistas, o incluso, en los encuentros dominicales en su casa de Paseo y 25 para medir fuerzas en el juego de dominó, donde dejaba atrás las tensiones de su actividad política y profesional de cada semana…y disfrutaba de lo lindo, junto a su inseparable compañera Fifi e hijos, varias horas de juego, ganase o perdiese.

¿Cuál era el rasgo más característico de Vera? Yo diría que eran varios, entre ellos una proverbial sencillez y humildad, que le limitaba en contar episodios heroicos en que participó desde los días de la vida de la lucha contra la dictadura de Batista en la realización de la prensa clandestina, lo que lo llevó a prisión; un respeto hacia todos sus compañeros de lucha, aunque algunos puntos de vista u opiniones no los compartiese;  una ética inviolable cuando escribía o hablaba sobre la Revolución, el periodismo y su ejercicio veraz; una admiración y respeto, junto a una lealtad absoluta, hacia los líderes de la revolución que encabezaron las luchas del Moncada, el desembarco del Granma, la Sierra Maestra y en las ciudades y conquistaron la victoria el Primero de Enero de 1959”.

Más adelante en su intervención, Marrero señaló:

“En medio de la globalización neoliberal su creatividad lo llevó a escribir sobre la mentira organizada y la verdad dispersa, que se convirtió en un arma de lucha para los que, en América Latina y el Caribe, enfrentaban a los grandes medios hegemónicos y a la organización patronal llamada Sociedad Interamericana de Prensa.

“La denuncia contra la censura, atropellos y arbitrariedades contra la prensa y a los asesinatos y desapariciones de periodistas siempre estuvo presente en sus discursos y acciones.

“Cuando se celebró el aniversario 50 de la Upec, en el 2013, reunimos en la Upec a varios directivos fundadores de la organización para que nos contaran sus recuerdos.  Allí estuvieron Guillermo Santiesteban, Edel Suárez, Pedro Abreu, Renaldo Infante, Eduardo Yasells y Ernesto Vera y los ya fallecidos Roberto Pavón, Raúl Valdés Vivó y Aldo Isidrón del Valle. El libro con los testimonios lo escribimos, pero no pudo publicarse por razones económicas. Es una deuda que la Upec tiene pendiente.

“Todos los testimonios, que quedaron grabados, destacaron el papel desarrollado por Vera desde el Comité Gestor del Congreso y las asambleas en las entonces seis provincias del país. Se convirtió así en un líder natural del movimiento periodístico cubano, y cuando llegó la celebración del Primer Congreso, efectuado en el Hotel Habana Libre, la mayoría del primer Comité Ejecutivo de la Upec propuso a Ernesto Vera para presidir la organización de nuevo tipo. Hubo un contratiempo: otra persona, con méritos revolucionarios y profesionales, aspiraba a ese cargo. Ello originó un fuerte debate, que resolvió el mismo Vera, quien en aras de la unidad, declinó su postulación al cargo de Presidente.

“En el testimonio suyo en el mencionado encuentro de los fundadores, Vera dijo: “Mi actitud fue motivada fundamentalmente por preservar la unidad. Y, además, yo estaba enamorado de seguir en el periodismo activo…y consideraba que el cargo principal en la Upec me iba a limitar grandemente (…)”, y aprovechó para contar: “muchas veces me han preguntado si yo soñé ser periodista. Yo no soñé nada, yo era vendedor de periódicos de niño y lo que soñaba era ganarme una peseta para ayudar a comer en mi casa. Yo me enamoré del periodismo cuando me pusieron a trabajar en la prensa clandestina, sin yo pedirlo, porque era estudiante de la Universidad y pensaban que por eso era muy sabio…”

Para quienes preguntaron el por qué  Ernesto no quedó elegido Presidente de la UPEC en el primer Congreso, lo explicó Marrero:

“La historia verdadera de por qué Ernesto Vera no fue electo como presidente de la Upec en el Primer Congreso, la podrán leer cuando se publique el libro inédito que les mencioné. Solo les adelanto que ocurrió en días difíciles y en la que hubo no pocas  incomprensiones a las que Vera, con esa humildad, honestidad y espíritu unitario, logró hallarle una salida elegante. Demostró desde entonces su talento y sabiduría   política, no obstante ser muy joven. Y en 1966, en el Segundo Congreso y los que se celebraron hasta 1980, es decir, el Tercero y el Cuarto, la masa periodística lo votó mayoritariamente.

“No dejó de participar en todos los congresos de la Upec efectuados. Al concluir el VII Congreso dijo como valoración: ‘Todos los que hemos estado en los siete congresos disfrutamos de un insomnio distinto, de no dormir para disfrutar de un Fidel que nos llenó de frescura el alma y nos convenció más que nunca de soñar y combatir a su lado. Entre confesiones, Fidel delineó el futuro, organizó a las fuerzas de avanzada y elaboró la estrategia y la táctica del combate mayor de las ideas. Del encuentro salió el equipo y de este será la victoria…’

“Y en el último Congreso, el Noveno, expresó: ‘Los 17 principios que fundaron la Upec fueron acogidos 13 años después por la Felap (…) Hemos llegado hasta aquí, entre otras cosas, por la batalla de la prensa clandestina y la rebelión de los periodistas cubanos con la implantación de la coletilla, lo que determinó que los dueños de los grandes medios los abandonasen y se marcharan del país. Eso hizo posible que hoy se pueda hablar de prensa alternativa y de leyes de prensa en la región (…) Debemos profundizar sobre nuestro trabajo y hacer posible que la política del Partido, que existe en sus documentos sobre la prensa, se cumpla y el que no la cumpla responda por ello’.

“Finalmente, quisiera no dejar de reconocer  el valioso trabajo que realizó Vera, desde que estuvo al frente de la Upec, en los temas del ingreso y la formación de periodistas en las universidades, de la atención a los planes de estudio de la carrera de periodismo, y de lograr tener en las aulas a profesionales de experiencia.

“En el encuentro de los directivos fundadores que mencionamos anteriormente, Vera contó sobre el comienzo de ese camino en 1965. La Upec tuvo que vencer grandes retos, entre ellos que para hacer la primera escuela de periodismo universitario hubo que enfrentar la tendencia de mentes que pensaban que el periodismo se hacía en la redacción y que no hacía falta una escuela universitaria.

“No olviden que en 1965 es la creación del primer departamento de periodismo de la Universidad de la Habana, aunque antes existió una continuidad de la Escuela de Periodismo Márquez Sterling en la colina universitaria. Hart le dio la tarea de crear el Departamento de Periodismo, en 1965, a la dirección de la UPEC. El departamento se fundó sin alumnos, no había preuniversitarios, porque los pocos que habían hacían falta para las carreras técnicas (…) Junto a eso se comenzaron los cursos por encuentro para los periodistas en activo que fueran después posibles graduados universitarios. Entonces, la mayoría de los periodistas de los medios tenía secundaria o primaria, y existían 10 ó 12 con nivel universitario. Y con el paso del tiempo, con persistencia logramos alcanzar niveles importantes en lo educacional y cultural. Y en mucho contribuyó la Upec.”

“A Vera y a la Upec hay que agradecerles mucho y, por eso, creemos muy justo que en este acto de homenaje sobre esta figura que, entre otros reconocimientos ostenta el Premio José Martí por la obra de la vida y el Premio de la Dignidad, no debe faltar su labor como maestro de periodistas.

“Vera dejó una impronta en el periodismo cubano. Es un símbolo glorioso que debemos llevar siempre en nuestros corazones y el pensamiento.” (Texto leído en la Facultad de Comunicación Social, La Habana, 3 de marzo de 2016).

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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