INTERNACIONAL

Desde el Foro de Sao Paulo en La Habana, análisis sobre comunicación y poder

El XXIV Encuentro Anual del Foro de Sao Paulo, con la participación de representantes de partidos de izquierda y movimientos progresistas de América Latina y el Caribe, en el Palacio de Convenciones, en La Habana (Foto: Abel Padrón Padilla/ACN)
Por  Sergio Alejandro Gómez, Deny Extremera San Martín, Irene Pérez

Las asignaturas pendientes de América Latina y la izquierda regional en la soberanía de los medios y las políticas comunicacionales, la mediatización de la política y el escenario de Internet como una de las plataformas en que se soporta y expande el poder cultural, económico y político de la derecha y de Estados Unidos, fueron centro de análisis el lunes en la segunda jornada del XXIV Foro de Sao Paulo, en La Habana.

Al intervenir en el Taller sobre Medios de Comunicación, el Dr. Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, recordó que, como han planteado estudiosos del tema en Europa y América, el siglo XX dejó la lección -y en el XXI esa lección es aun más sofisticada- de que ya no podemos ver el poder solo en términos de economía, de organización política, sino en términos de poder simbólico, y este determina en las sociedades contemporáneas la configuración de gobiernos y sistemas políticos, de la relación entre gobiernos y opinión pública. “Por eso los centros de poder le dedican tanto dinero”.

¿Cómo se configura hoy ese poder simbólico? Entre los principales rasgos y tendencias que definen hoy el poder simbólico, Garcés mencionó la norteamericanización, la personalización, la comercialización e incluso lo que algunos han llamado la “norteamericanización de segundo grado”.

“Vivimos en un mundo donde se han impuesto los patrones de comunicación política norteamericanos por todas partes, y eso tiene consecuencias: en los modos de configurar y hacer la comunicación, y en la configuración económica del sistema mediático global”, afirmó.

Actualmente, más de la mitad de las firmas de información y comunicación son de Estados Unidos, un porcentaje que es similar en el caso de las empresas periodísticas. Entre las primeras 88 firmas de informática y telecomunicaciones a nivel mundial, 40 son igualmente de ese país.

“Hay una franca norteamericanización de la comunicación política a partir de un franco dominio de los Estados Unidos en los modelos de comunicación política imperantes”, dijo, y subrayó que ello influye también desde el punto de vista de exportación de los modos de producción y las relaciones entre sistema político y sistema comunicativo en el mundo de hoy.

El experto cubano señaló que hoy se llega a hablar de una “norteamericanización de segundo grado”, tomando en cuenta que “la dominación no es solo de Norte a Sur, sino también dentro del propio Sur”.

“O Globo, Televisa, Venevisión, imponen también determinados patrones culturales, que son importados desde los grandes centros de poder pero se reproducen entre nosotros. Estamos hablando de centros de poder simbólico dentro de nuestros propios países, en nuestra propia región, y con un modelo de comunicación que sobreestima la lógica del rating por encima de la lógica de la ética, de la lógica de la verdad, de la calidad del discurso público”, dijo.

La comercialización tiene también consecuencias en la calidad del discurso público, “un tipo de discurso que sobreestima, privilegia, jerarquiza la lógica de ganar audiencia por encima de la lógica de establecer una relación culta con la audiencia, un discurso público de calidad con la audiencia para tratar de formar ciudadanos participativos”.

Estos procesos llevan a un contexto de baja en la credibilidad de los medios, crece la percepción negativa de las audiencias respecto a los medios, que además tienden cada vez más a jugar el papel de partidos políticos. “Recordemos el caso de Venezuela o el de Ecuador, o los de otros países latinoamericanos donde ha quedado demostrado que las grandes empresas mediáticas se han convertido en actores políticos”.

Garcés también llamó la atención sobre la profesionalización, el nivel de sofisticación que ha adquirido la comunicación política, lo cual es visible en los equipos de comunicación y marketing que usan los gobiernos, las campañas y los políticos.

Otro de los rasgos es la tendencia a personalizar los procesos políticos con un objetivo: dar a entender que desapareciendo las personas “desaparece el problema”. “Lo hicieron con Fidel Castro, con Hugo Chávez, lo han hecho con Rafael Correa, con Nicolás Maduro… Es la idea de presentar al líder, y promover la idea de desaparecerlo, como si no fuera parte conductora de un proceso mucho más complejo que nace desde abajo”.

“Hay que estudiar y sistematizar toda experiencia de alternatividad. Creo que estamos insuficientemente articulados -opinó el decano de la Facultad de Comunicación habanera-. Articularnos depende de aprovechar las circunstancias, la tecnología y las oportunidades que nos da la sociedad en red para identificar las mejores prácticas, extenderlas y compartirlas siempre que sea posible”.

“Dotar de sentido a lo alternativo significa restaurarle su sentido a la palabra ‘deliberación’. No hay comunicación democrática sin debate, no hay debate sin que la gente tenga voz, y no hay voz sin que la gente tenga educación que permita compartir ideas.

“Si queremos desafiar la agenda de los grandes medios, subvertir los límites en que los poderosos encuadran el debate público, no queda otro remedio que ensayar audacias, osadías, e incluso secuestrar códigos probadamente eficaces de la comunicación dominante para usarlos de modo liberador. La batalla en la que estamos enfrascados es esencialmente cultural”, concluyó.

Colonialismo 2.0 en América Latina

En una sociedad que transita aceleradamente de la producción y comercio de bienes y servicios físicos a la producción digital, la nueva e intensa concentración comunicativa y cultural con centro en Estados Unidos decide, por ejemplo, cómo gasta un cuarto de la población mundial cerca de 50 millones de horas diarias.

Al intervenir en el Taller de Medios de Comunicación, la Dra. Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta de la Federación Latinoamericana de Periodistas y vicepresidenta primera de la Unión de Periodistas de Cuba, mencionó cifras que ilustran el nivel de concentración acelerado en los medios digitales durante los últimos años.

“Cuatro de las cinco aplicaciones más usadas en los teléfonos móviles del mundo (Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger) pertenecen a la empresa fundada por Mark Zuckerberg, y recaban datos monetizables permanentemente. En el primer trimestre de 2018, y a pesar de los escándalos de los últimos tiempos, Facebook facturó 11 790 millones de dólares, casi cuatro mil millones más, un 49%, que un año atrás. De ese total, cerca del 98,5% provino de la publicidad”, precisó.

Entretanto, Google realiza cerca del 92% de las búsquedas en Internet, un mercado valorado en más de 92 mil millones. Las diez empresas más poderosas y ricas del mundo, cinco de ellas en el negocio de las telecomunicaciones y los medios de comunicación, tienen ingresos conjuntos que suman 3,3 billones, equivalentes al 4,5% del PIB mundial. La capitalización de Apple equivale al PIB conjunto de 43 países africanos, unos 900 mil millones de dólares.

“Hay pocas instituciones públicas a nivel nacional o global que puedan enfrentar estos poderes trasnacionales. Las nuevas plataformas tecnológicas han alterado dramáticamente la naturaleza de la comunicación pública. No existe Estado-nación que pueda remodelar la red por sí solo ni frenar el colonialismo 2.0 aun cuando ejecute normativas locales de protección antimonopólica”, consideró la periodista e investigadora cubana.

La situación es más acentuada en América Latina, la región más dependiente de los Estados Unidos en términos del tráfico en Internet, según datos de la CEPAL. Cerca del 90% de la información electrónica de la región pasa por algún nodo administrado directa o indirectamente por EE.UU.

Igualmente, entre 70 y 80% de los datos que intercambian internamente los países latinoamericanos y caribeños también van a ciudades estadounidenses, donde se ubican diez de los 13 servidores raíces que conforman el código maestro de Internet.

A ello se suma, continuó, que América Latina “es la región más atrasada, según datos internacionales, en la producción de contenidos locales y, sin embargo, es líder en cuanto a presencia de internautas en las redes sociales. De los cien sitios más populares en la región, solo 21 corresponden a contenidos locales: quiere decir que en lugar de crear riqueza para la región, el continente está transmitiendo riquezas todos los días a Estados Unidos, donde están alojadas las grandes empresas de Internet”.

“Acceso a Internet no es lo mismo que capacidad para poner las llamadas nuevas tecnologías en función del desarrollo de un continente en el que puede apreciarse claramente la tendencia creciente a la desigualdad. La falta de habilidades digitales y la imposibilidad de aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías contribuye a perpetuar ese estado de vulnerabilidad aun cuando los pobres puedan tener en sus manos los nuevos artefactos”.

Es, como dijo Darcy Ribeiro, “una colonización en curso de la mano de una tecnología revolucionaria”. En las palabras del teórico brasileño, Estados Unidos “está cumpliendo su papel con enorme eficacia en el sentido de buscar complementariedades que nos harán dependientes permanentemente de ellos”.

Elizalde recalcó que está demostrado que “en ningún caso las llamadas plataformas sociales son un servicio neutral que explota un servicio genérico, sino que se fundan en cimientos tecnológicos e ideológicos y son sistemas institucionalizados que inevitablemente diseñan y manipulan las conexiones”.

Lo que calcula EE.UU. con la operación de “conectividad efectiva”, aprobada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en el 2011 -añadió Rosa Miriam-, “es la posibilidad de que esas herramientas creen una simulación de base y a partir de ahí se derrumben sistemas políticos que no le resulten convenientes”.

Cambridge Analytica, la empresa involucrada junto a Facebook en el acceso ilegal a datos de millones de usuarios de la red social, intervino en 200 elecciones en todo el mundo, y se involucró en procesos electorales, del lado contrario a líderes de izquierda, en Argentina, Colombia, Brasil y Venezuela.

Tras destacar la falta de estrategias y programas que permitan a la izquierda desafiar e intervenir las políticas públicas, y generar líneas de acción y trabajo definidas para construir un modelo verdaderamente soberano de la información y la comunicación, recordó que aún no se ha logrado concretar en la región el proyecto de un canal propio de fibra óptica que fue un sueño de UNASUR.

“No tenemos una estrategia sistémica ni un marco jurídico homogéneo y viable que limite el control norteamericano, asegure que el tráfico de la red se intercambie entre países vecinos, fomente el uso de tecnologías que garanticen la confidencialidad de las comunicaciones, preserve nuestros recursos humanos y suprima los obstáculos para la comercialización de los instrumentos, contenidos y servicios digitales producidos en América Latina.

“No se ha avanzado en una agenda comunicacional común supranacional. Necesitamos redes de observatorios que además de ofrecer indicadores básicos y alertas sobre la colonización de nuestro espacio digital comunicativo, permitan recuperar y socializar las buenas prácticas de uso de estas tecnologías y las acciones de resistencia en la región a partir de la comprensión de que el éxito o el fracaso frente a estas nuevas desigualdades depende de decisiones políticas.

“Es improbable que un país del Sur por sí solo, y mucho menos una organización aislada, pueda encontrar recursos para desafiar el poder de la derecha que se moviliza a la velocidad de un tuit, pero un bloque de organizaciones, movimientos y gobiernos de izquierda tendría mayor capacidad de desarrollar niveles de respuesta para reafirmar la soberanía regional en algunas áreas críticas”.

Ramonet: No es pesimista el balance electoral, comunicacional

Al abordar el tema de la comunicación y la situación de la izquierda en América Latina en el Taller sobre Arte y Cultura, el catedrático y periodista español Ignacio Ramonet opinó que “si observamos algunas de las batallas electorales de este año, no hay espacio para una visión pesimista”.

“El momento de más intenso enfrentamiento en una batalla comunicacional son las elecciones, es donde se juega lo esencial. La victoria comunicacional es la victoria electoral”, dijo, y mencionó la contundente victoria de Nicolás Maduro en Venezuela, “aun en medio del acoso económico, mediático, diplomático”, y el triunfo más reciente de Andrés Manuel López Obrador en México, también frente a un conglomerado de medios adverso.

“En Colombia, también en circunstancia muy difícil, saliendo de una guerra de 60 años, en medio del hostigamiento de la extrema derecha conducida por Uribe y su candidato Iván Duque, el resultado importante no fue la elección de Duque, obvia en ese contexto de control absoluto, sino el del candidato izquierdista, Gustavo Petro, que pasa por primera vez a segunda vuelta y obtiene el 43% de los votos, lo cual nos deja prever que en las próximas elecciones la victoria de la izquierda puede ser posible. Ahí no se ganó la batalla, pero no se perdió”, consideró Ramonet.

“Este balance electoral, que es también un balance comunicacional, no es tan pesimista”, destacó.

“La batalla próxima que se va a librar es la de Brasil, en octubre. Por el momento todos los sondeos indican que están dadas las condiciones para que Lula, si puede presentarse, obtenga una victoria.

“No se puede excluir que si Lula no se presenta, pero sí un candidato de un frente amplio de izquierda con apoyo de Lula y el PT, es posible que ahí haya también éxito. Con la victoria en México, y una probable en Brasil, muchas cosas en la región podrían cambiar”.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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