FOTOCRÓNICAS

La Giraldilla: una maravilla

La Giraldilla original situada en la entrada del Castillo de la Real Fuerza. Una réplica la reemplaza en la cúpula de la torre donde estuvo durante más de cuatro siglos. (Foto: Jorge Oller)

En las páginas de una vieja revista Social publicada en el mes de diciembre de 1926 leemos esta noticia escrita por el entonces historiador de la ciudad de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring: “El ciclón que el 20 de octubre último azotó furiosamente nuestra capital, causando en ella, además de algunas perdidas de vida, enormes destrozos  en parques, plazas, calles y edificios, descubrió a los habaneros de hoy algo interesantísimo, que solo conocían algunos viejos habaneros, como el cronista autor de estas líneas: que la ciudad de la Habana, al igual que otras muchas ciudades de Europa y América, tenía su estatua simbólica, de un valor histórico y hasta artístico.

“Y para que ese descubrimiento se hiciese hoy fue necesario que la furia del huracán echase por tierra la referida estatua arrancándola del sitio donde estaba colocada: el Castillo de la Real Fuerza”. Más adelante el primer historiador de la ciudad refiriéndose a la mencionada escultura añade: “muchos han venido a La Habana y no han visto La Habana”. Desde entonces Roig de Leuchsenring y otros afamados historiadores han narrado en la prensa y otras publicaciones  la historia olvidada de esta figura de bronce habanera.   

Han pasado más de noventa años de aquel famoso ciclón del 26 y del redescubrimiento  de la escultura y, aunque no hemos revelado aun su nombre, los que acaban de leer los párrafos anteriores saben que se trata de La Giraldilla la primera estatua forjada en la Isla, la que  atesora una gran historia,  personifica una hermosa leyenda y simboliza a la capital de Cuba.

Comencemos por su historia: La  Giraldilla es una veleta con figura de mujer forjada en bronce por encargo del Capitán General de la Isla de Cuba, el Almirante de Galeones Juan de Bitrián y Viamonte y Navarra,  quien gobernó  desde el 7 de octubre de 1630 hasta el 24 de octubre de 1634. El Gobernador quiso que la Habana tuviera una veleta parecida a la que corona la torre-campanario la Giralda de  la Catedral de Sevilla, en Andalucía, España, la cual fue durante varios siglos la más famosa y alta de Europa con una altura de 97,5 metros sin incluir la imagen del Giraldillo de 3.5 metros que se alza en la cúspide.

Gerónimo Martín Pinzón (otros historiadores aseguran que se apellidaba  Martínez Pinzón), fue el artífice que la esculpió y fundió. Nació en las Islas Canarias, donde aprendió el oficio de maestro fundidor, y vino a Cuba en 1597 para trabajar en la Maestranza de Artillería de La Habana,  fundición recién creada por orden del Rey Felipe II para fabricar armas, balas,  campanas y otros artefactos para la defensa y necesidades de la villa y las flotas reales. El principal mineral  empleado en la Maestranza se extraía de  las minas de cobre de Santiago de Cuba.

Cumpliendo con los deseos del Gobernador, el artista esculpió una mujer airosa con una corona en la cabeza. Una rama de palma descansa sobre su brazo derecho y la mano izquierda sostiene un asta cuya punta alza la Cruz de Calatrava, símbolo de la orden militar y religiosa  fundada en el año 1158 por el abad Raimundo de Fritero para combatir a los moros y defender la Villa de Calatrava en el Reino de Castilla. Orden de la que Juan  Bitrián y Viamonte era caballero y quiso rendirle homenaje. La parte inferior  del palo de esta asta sujetaba el timón que el viento movía y señalaba su rumbo. El Capitán General la nombró la Giraldilla en honor a la Giralda mientras que los capitalinos la llamaron “La Bella Habana”

Detalle de la cabeza de la Giraldilla y del medallón donde el artista Jerónimo Martinez Girón cinceló su nombre (Fotos: Idania Rodriguez y Jorge Oller)

En el medallón que adorna el pecho de la estatua el artista grabó esta leyenda en latín:  “IHIERO     NIMUS MAR      TIN /S PINZO       ARTEEX. AC     FVSOR EAM     SCVPSIT”     Que, al español, lo han traducido así: “Gerónimo Martín Pinzón artífice y fundidor la esculpió”

La figura tiene una altura de 1.05 metros y el escultor empleó para hacerla 81 libras de cobre,  4 libras de plomo, 3 libras de oro, 3 arrobas y 2 libras de cera de Campeche, 3 libras de hilo de hierro,  4 cañones de mosquete y la leña y el carbón necesarios para fundir los metales. Su costo total fue de 350 pesos y quedó terminada en 1632. Es la primera estatua que se fundió en Cuba.

La Giradilla fue colocada en el lugar más alto del Castillo de la Real Fuerza, sobre la cúpula de la torre del campanario. Su función no sólo fue decorativa sino que estaba a la vista de los navegantes que salían del puerto para que conocieran la dirección de los vientos y pudieran orientar el velamen de sus embarcaciones. Esto la califica también como el primer instrumento meteorológico público y permanente  empleado en Cuba.

Por su parte el castillo de la Real Fuerza es la fortaleza más antigua de Cuba. Comenzó su construcción el ingeniero Bartolomé Sánchez el 1 de diciembre de 1558, siendo gobernador de la Isla Don Diego de Mazariegos. La primera planta fue terminada por el ingeniero Francisco Calona 18 años después, el 27 de abril de 1577, bajo el mando del Capitán de los Tercios en Flandes e Italia Don Gabriel de Montalvo. Los gobernantes siguientes reforzaron la defensa del Castillo y levantaron otra planta para la residencia de los gobernadores y en 1632 le dieron sitio a la Giraldilla en lo alto de la elevada torre.

La Real Fuerza resistió el bombardeo de la artillería de los ingleses durante la toma de La Habana en 1762 y solo después de heroicos combates, la falta de pólvora y una rendición honrosa los defensores depusieron las armas. Cuando La Habana fue devuelta a España a cambio de la Florida se reforzaron las fortalezas del Morro, la Cabaña y la Punta mientras que la Real Fuerza, por su limitado poder defensivo debido a su ubicación dentro de la ciudad,  fue destinada a cuartel.  Durante la guerra de los 10 años fue sede del Cuerpo de Voluntarios de La Habana y después, de nuevo, cuartel y almacenes del Ejército regular.

Finalizada la guerra de independencia,  el Gobierno  interventor norteamericano depositó allí los documentos del Archivo Nacional. Durante la segunda intervención  trasladaron el Archivo y el Castillo fue ocupado por la Jefatura de la  Guardia Rural. Posteriormente, en 1916, radicó allí el Estado Mayor del Ejército Constitucional hasta la caída del Gobierno del General Machado, cuando fue entregada al  Regimiento de Artillería “Máximo Gómez”.

En 1936 el Castillo de la Fuerza acogió a la Biblioteca Nacional, luego que el entonces jefe del Ejército, José Eleuterio Pedraza, la desalojara de la Maestranza de Artillería para construir un cuartel policial. Felizmente en 1957 la Biblioteca Nacional trasladó sus valiosos libros y documentos al hermoso edificio que hoy ocupa en la Plaza de la Revolución, mientras la Real Fuerza aguardaba por una restauración general que no llegó a realizarse hasta 1963.

El 1965 se instaló en la primera planta la Comisión Nacional de Monumentos y posteriormente  el  Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología. Luego, en 1977, se inauguró el Museo de Armas y cuando éste fue trasladado en 1990 a la fortaleza de La Cabaña se abrió el Museo Nacional de la Cerámica hasta el 2005. Mientras tanto, para proteger la Giraldilla de la intemperie, se colocó una réplica exacta en la cima de la torre donde tradicionalmente estuvo.

El 6 de junio de 2008 después de una conveniente remodelación se inauguró el actual Museo Castillo de la Real Fuerza  el cual ofrece una panorámica histórica de la navegación, la arqueología subacuática y la construcción naval cubana.

 A la Izquierda la Giraldilla en lo alto de la torre-campanario del Castillo de la Real Fuerza y al fondo la entrada del puerto habanero y los Castillos del Morro y la Cabaña. A la derecha, la estatuilla-veleta en la cúpula de la torre del campanario situado en el baluarte suroeste del Castillo de la Real Fuerza. (Fotos Jorge Oller)

Ese día, para regocijo de los habaneros, la Giraldilla original, que había estado al cuidado y exhibición del Museo de Bellas Artes primero y del Museo de la Ciudad después, regresó a su Castillo, ahora se encuentra en la entrada ofreciendo a los visitantes el cariño de la siempre fidelísima Ciudad de La Habana.

 

La leyenda

Se dice que Gerónimo Martin Pinzón moldeo la Giraldilla recodando a Isabel de Bobadilla, la  primera y única mujer que ha gobernado la Isla. Sin embargo,  no lo inspiró su don de mando, sino el amor y fidelidad a su esposo. Amor y fidelidad que la tradición  popular fue contando a través de los siglos hasta convertirla en leyenda.

Isabel de Bobadilla estaba casada con Hernando de Soto un militar que se había distinguido en la conquista de Castilla del Oro (Panamá), Nicaragua y el Perú, y por sus méritos el Rey Carlos  lo nombró Capitán General de la Isla de Cuba y Adelantado de la Florida. Isabel acompaño a su esposo a la Habana. Llegaron en las Navidades de 1538 y se encontraron con una población atemorizada  por los crueles y constantes ataques y saqueos de los corsarios y piratas.

Por curiosidad  acudimos a los apuntes de Roig Leuchsenring y nos encontramos que: “La población de la villa de La Habana era muy escasa en sus primeros tiempos. En 1544 solamente había, según documentos de la época, 40 vecinos; y en 1553, 60. Pero si bien  efectivamente el número de habitantes era pequeño, no llegaba a ser tan exiguo como estas  cifras a primera vista harían presumir. Porque los «vecinos» no formaban toda la población:  eran la minoría de ella, y la minoría «privilegiada» según veremos. En uno de aquellos  documentos citado se dice que en 1544 había en la villa «40 vecinos casados y por casas; indios naboríes naturales de la Isla, 120; esclavos indios y negros, 200; un clérigo y un sacristán».

Isabel de Bobadilla y Hernando de Soto (Grabados antiguos)

La primera orden de Hernando de Soto fue la de levantar una fortaleza para proteger a esa población  y los galeones cargados de riquezas que se reunían en la Habana procedentes del centro y del sur de América, para partir con una  fuerte escolta hacia España. Las obras de la fortificación comenzaron a principios de 1539 bajo la dirección del maestro de obras Francisco de Aceituno.

El 19 de mayo de 1539 Hernando de Soto emprendió la conquista de la Florida con  nueve naves, novecientos hombres y 300 caballos, dejando de Gobernadora de Cuba a su esposa Isabel.

De Soto exploró la costa noroeste de la Florida y se adentró en el continente hasta descubrir dos años más tarde el río Mississippi. En sus andares por esos parajes le llamo la atención una vieja creencia que suponía la existencia de una “Fuente de la Juventud”. El Adelantado creyó en ella y se obstinó  en buscarla. Sólo encontró una extraña fiebre que le ocasionó la muerte.

Una vez terminada la fortaleza el 12 de marzo de 1540, Isabel de Bobadilla subía  diariamente a lo alto de la atalaya y miraba el horizonte, tratando de ver el barco en que regresaría su amado esposo. Así lo hizo hasta que, dos años después de haber muerto en la orilla del Mississippi, supo la suerte de Hernando de Soto.

Mapa dibujado por Francisco Calvillo en 1576, muestra el primitivo poblado de La Habana y el Castillo de la Fuerza que la defendía en tiempos de Isabel de Bobadilla.

Emilio Roig de Leuchsenring escribió en la revista Carteles: “ La nobleza de Isabel, su fortuna, la protección que desde muy niño prestó su padre a  (Hernando de) Soto, la riqueza de su familia y las amplias y valiosas relaciones que poseía con personajes de la época, así como la belleza, inteligencia y discreción que adornaban su persona, han hecho de esta mujer una figura que se destaca con caracteres propios y relevantes junto a su marido, siendo imposible hablar de éste ni de su gobierno en Cuba ni de su expedición a La Florida, sin mencionar, también, de manera muy singular, a doña Isabel de Bobadilla”

La Giraldilla, mito y realidad, es una de las maravillas que tiene La Habana, una de las siete ciudades de maravillas del mundo.

Fuentes

  • Roig de Leuchsenring, Emilio: Apuntes históricos de La Habana. La Habana:  Consejo Nacional de Cultura, 1960.
  • Roig de Leuchsenring, Emilio: Doña Isabel de Bobadilla esposa de Hernando de Soto. revista Carteles del 16 de julio de 1939
  • Pérez Beato, Manuel:  Habana Antigua Seoane, Fernández y Cía, 1936, t. I
  • Pezuela, Jacobo de la:  Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la isla de Cuba. La Habana, 1865,
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Jorge Oller Oller
Fotógrafo, reportero gráfico. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y del Periódico Granma. Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la Vida. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

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