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La oposición de la “izquierda” cubana y los anexionistas: dos alas de una misma águila

Uno de los conceptos que generó la mayor controversia en el artículo precedente, “¿El final de la ideología en Cuba?”, fue el de que “siempre he aseverado que la más peligrosa oposición a la Revolución cubana proviene de la llamada izquierda, y no de la derecha abiertamente plattista o anexionista”. La mayoría de los lectores elogiaron el artículo, muchos otros participaron en serios debates, mientras tan sólo un par de personas lo objetaron fuertemente, señalando particularmente esta frase.

Quisiera entonces analizar esta percepción. En ella se menciona la “abiertamente derecha plattista o anexionista.” Esto significa que en Cuba existen tanto una oposición abiertamente pro Estados Unidos, así como los anexionistas solapados. Estos últimos son los llamados izquierdistas. Su discurso incluye una crítica (moderada) al sistema social, económico y político estadounidense. Éstos no aceptan abiertamente el capitalismo como alternativa, como los anexionistas, quienes apoyan más francamente el modelo estadounidense como su modelo. Un estadounidense que ha vivido en Cuba como su país adoptivo durante cierto número de años, escribió algunos comentarios positivos cuidadosos acerca del artículo y del tema del socialismo versus el capitalismo:

“En el Norte, en su más simple forma, esto podría reducirse a la aceptación del “mal menor”. Ambos sistemas son deficientes pero, convenientemente, el socialismo lo es más, así que, simplemente, ignoremos esta opción. Pero, cualquier cambio del capitalismo es puramente cosmético con el sólo objetivo de evitar el socialismo. Aquí [en Cuba], dado que ya hemos llegado al socialismo, el argumento presentado es que el capitalismo presenta algunos aspectos buenos, así que sumémoslos simplemente al socialismo. Dado que el enfoque es adicionar en lugar de sustraer al capitalismo —esto hace que el objetivo aquí sea opuesto al del Norte. En lugar de mejorar el socialismo con el objetivo de evitar el capitalismo, su idea es adoptar las mejores características del capitalismo, como si ambos sistemas fuesen compatibles, con partes intercambiables, las que, por supuesto, no lo son.”

Se trata de un punto muy acertado. Un cubano comparó esto a “la utilización de piezas de repuestos de un reloj Timex para arreglar un Rolex.” En esta analogía, por supuesto que el Rolex es el socialismo mientras que el Timex es el capitalismo. Sin embargo, el punto central es que las piezas que constituyen las dos marcas no son compatibles. Algunos de la llamada “izquierda” pueden argumentar que Cuba está introduciendo algunas medidas de economía de mercado propias del capitalismo. Sin embargo, la economía de mercado ha existido desde mucho tiempo antes que el capitalismo, inclusive en los sistemas más “primitivos”. No se trata de una característica exclusiva de ningún sistema. No se trata de un invento del capitalismo. Por el contrario, los cambios realizados en Cuba contribuyen a mejorar el Rolex, pero con partes rejuvenecidas y no con partes usadas de un marca totalmente diferente e incompatible.

La oposición de la “izquierda” contribuye objetivamente al “American Dream” de instaurar el capitalismo en Cuba, aún cuando, por supuesto, ellos lo niegan de forma vehemente. Para describir su imagen anticapitalista, algunos inclusive se definen a sí mismos como “socialistas-demócratas”, en tanto que opositores al supuestamente autoritario socialismo cubano. El punto de vista del pensamiento único estadounidense del sistema está especializado en etiquetar con guiones conceptos tales como los socialistas-demócratas. La “democracia” es quizás el concepto más manipulado en política, análisis que va más allá de este corto artículo. Es suficiente mencionar por el momento que, con base en el punto de vista del pensamiento único estadounidense, el término democracia sirve de palabra clave para contradecir al socialismo. En Cuba, cuando se agrega la etiqueta “democracia” como por arte de magia, aquellos en el Norte interesados en subvertir la revolución cubana saben que los individuos partidarios del socialismo etiquetado con guiones están en su campo ideológico.

Esta y otras tendencias similares al interior de la oposición “izquierdista”, aún cuando en aparente contradicción entre ellas, tienen al menos una característica en común. Desde diferentes ángulos, todas convergen en un modo de pensar: el sistema cubano y el gobierno son “autoritarios”; el Partido Comunista de Cuba y el Ejército están omnipresentes; el sistema es centralizado, por lo cual el Estado juega dos funciones principales (aun cuando Cuba fue descentralizada a partir del año 2008, pero en sus propios términos, al interior del socialismo). Esta posición se presenta ostensiblemente a favor del socialismo, pero de un “socialismo” muy, muy, democrático. Con el fin de fomentar esta imagen, cada incidente en el sistema cubano es señalado con la finalidad de presentar a Cuba como autoritaria. Contando principalmente con algunos intelectuales, el objetivo es atomizar y dividir la sociedad cubana, buscando destruir su unidad, construida desde 1959.

Por el contrario, aquellos comentaristas en Cuba de una tendencia de derecha abiertamente anexionista, critican al gobierno cubano por no ir lo suficientemente lejos ni rápidamente en la adopción de lo que ellos llaman “medidas capitalistas”. Los anexionistas defienden abiertamente el capitalismo para Cuba bajo la tutela de Estados Unidos. Esta tendencia también acusa al gobierno “autoritario” de restringir lo que ellos esperan como el inevitable deslizamiento de Cuba hacia el capitalismo. De esta manera, el término “democracia” es manipulado por los llamados izquierdistas y abiertamente pro estadounidenses y pro capitalistas de derecha.

Existe otro común denominador asociado a los dos extremos aparentemente opuestos. No hay duda que actualmente en Cuba tiene lugar una viva discusión y un debate acerca del mejoramiento del socialismo y del sistema político cubanos. La actitud hacia Estados Unidos en el nuevo y complicado contexto del post 17D, está por supuesto atada a estas controversias. Estas deliberaciones están tomando lugar a muchos niveles e instancias de la sociedad cubana y del sistema político. Estos debates constituyen una característica de la cultura política cubana que conlleva esta tradición de larga data. Si en este momento se toman los medios cubanos como ejemplo, diferentes artículos de opinión vienen siendo publicados en la prensa oficial, tales como el Granma y Juventud Rebelde. Algunos de ellos han sido escritos por los llamados periodistas y escritores alternativos tales como Iroel Sánchez, Elier Ramírez, Enrique Ubieta, Luis Toledo Sande y Esteban Morales, para nombrar tan sólo a unos pocos. Estos intelectuales y muchos otros tienen sus propios blogs activos e igualmente participan a diario en los medios sociales (como Facebook y Twitter) en la resistencia contra la guerra cultural liderada por Estados Unidos.

Sin embargo, cuando la oposición de “izquierda” o de derecha describe a Cuba para el beneficio del consumo extranjero y parte del doméstico (sin equivocación acerca de ello, sus puntos de vista se centran en la hostil prensa extranjera contra Cuba), invariablemente aplauden y destacan lo que llaman el periodismo de “oposición” o “alternativo.” La oposición de “izquierda” coacciona, supuestamente, el epítome del pluralismo, tan sólo se citan entre ellos mismos y a oponentes de ideas semejantes, dentro de un enfoque bastante monolítico. Es así como también los medios del establecimiento estadounidense manejan cualquier debate. Éstos citan tan sólo su propio pensamiento: una consanguinidad perversa. Por el contrario, los intelectuales cubanos verdaderamente alternativos (algunos de ellos mencionados anteriormente), que trabajan por el mejoramiento del sistema, se encuentran en la lista negra e inclusive son vilipendiados por los “izquierdistas.” Los medios del “establishment” reconocen entonces estas credenciales tan sólo a aquellos que consideran “alternativas de buena fe”, generando invariablemente una avalancha de invitaciones tanto a los de “izquierda” como a los de derecha para viajar a Estados Unidos o para ser publicados en medios extranjeros en Cuba, a manera de intercambio contra la entrega de los bienes esperados: afirmar que el sistema cubano es autoritario o dictador. Amén. Este intercambio es flagrante hasta el punto que, el hecho de que un cubano reciba de su parte estas credenciales, podría considerarse el peso del dólar o el beso de la muerte.

Así, tanto la oposición de la “izquierda” como de la derecha abiertamente anexionista, son dos alas de la misma águila estadounidense. No se debe subestimar su influencia en algunos sectores intelectuales de la sociedad cubana. Sería ingenuo hacerlo. También sería equivocado sobreestimar su influencia en la sociedad cubana, puesto que el socialismo cubano se caracteriza por un alto nivel de conciencia política ampliamente acumulado a lo largo de muchas décadas. Esto permite a los revolucionarios y a los patriotas cubanos comprender sus manipulaciones y así, en el proceso, enriquecer aún más la herencia ideológica de la Revolución cubana.

 

Fuente: Prensa Latina

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Arnold August
Periodista y conferencista canadiense, el autor de los libros Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections y más recientemente, Relaciones Cuba–EE.UU. ¿Qué ha cambiado? (Editorial Oriente, 2018).
http://www.lademocracia.com

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