COLUMNISTAS

Ernesto Vera, maestro de periodistas

Recordamos, y no solo eso, sino rendimos justo homenaje a una de las figuras cumbres del periodismo revolucionario de Cuba y de América Latina. Y lo hacemos en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana, que él ayudó a diseñar e impulsar con su pensamiento avanzado, progresista, democrático y, en particular, su ética.

Mucho queda por investigar, estudiar y decir sobre Ernesto Vera Méndez,  y sueño que, en un futuro cercano, será tarea de los jóvenes periodistas, de los que hoy se reúnen aquí y de los que ingresarán a la profesión en los años próximos.

El magisterio que jamás dejó de estar presente en Vera es nuestro deber rescatarlo y darle la vigencia que merece, porque su vida y obra son inseparables de la construcción del periodismo revolucionario en nuestro país y en esa Nuestra América de que nos habló José Martí.

Fui uno de los seguidores de sus ideas y acciones, desde que lo conocí en 1963 al fundarse la Unión de Periodistas de Cuba, y más aún cuando nació dos años después el periódico Granma, y del cual fue su primer subdirector. Allí empezó una estrecha e indestructible amistad que se fortaleció, en las tareas de la Upec, en los congresos de Felap o en viajes que hicimos juntos por países de América Latina, en las inolvidables tertulias nocturnas en la redacción de Granma,  en su casa en la colonia Roma, en México, cuando dirigía la Oficina Regional de la Organización Internacional de Periodistas, o incluso, en los encuentros dominicales en su casa de Paseo y 25 para medir fuerzas en el juego de dominó, donde dejaba atrás las tensiones de su actividad política y profesional de cada semana…y disfrutaba de lo lindo, junto a su inseparable compañera Fifi e hijos, varias horas de juego, ganase o perdiese.

¿Cuál era el rasgo más característico de Vera?

Yo diría que eran varios, entre ellos una proverbial sencillez y humildad, que le limitaba en contar episodios heroicos en que participó desde los días de la vida de la lucha contra la dictadura de Batista en la realización de la prensa clandestina, lo que lo llevó a prisión; un respeto hacia todos sus compañeros de lucha, aunque algunos puntos de vista u opiniones no los compartiese; una ética inviolable cuando escribía o hablaba sobre la Revolución, el periodismo y su ejercicio veraz; una admiración y respeto, junto a una lealtad absoluta, hacia los líderes de la revolución que encabezaron las luchas del Moncada, el desembarco del Granma, la Sierra Maestra y en las ciudades y conquistaron la victoria el Primero de Enero de 1959.

Coincidimos con  Vera en escenarios como México, Colombia, Brasil, Venezuela y Argentina, y lo vi trabajar en todas las horas del día para intentar convencer a los dirigentes  de las organizaciones de periodistas y a los profesionales de los medios sobre la necesidad de la unidad y hacer suyos los principios de la Felap, nacida en México en 1976. Era un trabajador incansable.  Periodismo ético y Patria Grande, así tituló un libro suyo, publicado en 1990, que contiene sus conceptos fundamentales sobre el ejercicio del periodismo, la formación de los estudiantes y el papel de las organizaciones periodísticas, entre otros temas.  Abogo siempre por un periodismo y un periodista comprometido con las causas justas de los pueblos.

En medio de la globalización neoliberal su creatividad lo llevó a escribir sobre la mentira organizada y la verdad dispersa, que se convirtió en un canto de lucha para los que, en América Latina y el Caribe, enfrentaban a los grandes medios hegemónicos y a la organización patronal llamada Sociedad Interamericana de Prensa.

La denuncia contra la censura, atropellos y arbitrariedades contra la prensa y a los asesinatos y desapariciones de periodistas siempre estuvo en sus discursos y acciones.

Cuando se celebró el aniversario 50 de la Upec, en el 2013, reunimos en la Upec  a varios directivos fundadores de la organización para que nos contaran sus recuerdos.  Allí estuvieron Guillermo Santiesteban, Edel Suárez, Pedro Abreu, Renaldo Infante, Eduardo Yasells y Ernesto Vera y los ya fallecidos Roberto Pavón, Raúl Valdés Vivó y Aldo Isidrón del Valle. El libro con los testimonios lo escribimos, pero no pudo publicarse por razones económicas. Es una deuda que la Upec tiene pendiente.

Todos los testimonios, que quedaron grabados, destacaron el papel desarrollado por Vera desde el Comité Gestor del Congreso y las asambleas en las entonces seis provincias del país. Se convirtió así en un líder natural del movimiento periodístico cubano, y cuando llegó la celebración del  Primer Congreso, efectuado en el Hotel Habana Libre, la mayoría  del primer Comité Ejecutivo de la Upec  propuso a Ernesto Vera para presidir la organización de nuevo tipo. Hubo un contratiempo: otra persona, de méritos revolucionarios y profesional, aspiraba a ese cargo. Ello originó un fuerte debate, que resolvió el mismo Vera, quien en aras de la unidad, declinó su postulación al cargo de Presidente.

En el testimonio suyo en el mencionado encuentro de los fundadores, Vera dijo: “Mi actitud fue motivada fundamentalmente por preservar la unidad. Y, además, yo estaba enamorado de seguir en el periodismo activo…y consideraba que el cargo principal en la Upec me iba a limitar grandemente (…)”, y aprovechó para contar: “muchas veces me han preguntado si yo soné ser periodista. Yo no soñé nada, yo era vendedor de periódicos de niño y lo que soñaba era ganarme una peseta para ayudar a comer en mi casa. Yo me enamoré del periodismo cuando me pusieron a trabajar en la prensa clandestina, sin yo pedirlo, porque era estudiante de la Universidad y pensaban que por eso era muy sabio…”

La historia verdadera de por qué Ernesto Vera no fue electo como presidente de la Upec en el Primer Congreso, la podrán leer cuando se publique el libro inédito que les mencioné. Solo les adelanto que ocurrió en días difíciles y en la que hubo no pocas  incomprensiones a las que Vera, con esa humildad, honestidad y espíritu unitario, logró hallarle una salida elegante. Demostró desde entonces su talento y sabiduría   política, no obstante ser muy joven. Y en 1966, en el Segundo Congreso y los que se celebraron hasta 1980, es decir, el Tercero y el Cuarto, la masa periodística lo votó mayoritariamente.

No dejó de participar en todos los congresos de la Upec efectuados A concluir el VII Congreso dijo como valoración: “Todos los que hemos estado en los siete congresos disfrutamos de un insomnio distinto, de no dormir para disfrutar de un Fidel que nos llenó de frescura el alma y nos convenció más que nunca de soñar y combatir a su lado. Entre confesiones, Fidel delineó e futuro, organizó a las fuerzas de avanzada y elaboró la estrategia y la táctica del combate mayor de las ideas. Del encuentro salió el equipo y de este será la victoria…”

Y en el último Congreso, el Noveno, expresó: “Los 17 principios que fundaron la Upec fueron acogidos 13 años después por la Felap (…) Hemos llegado hasta aquí, entre otras cosas, por la batalla de la prensa clandestina y la rebelión de los periodistas cubanos con la implantación de la coletilla, lo que determinó que los dueños de los grandes medios los abandonasen y se marcharan del país. Eso hizo posible que hoy se pueda hablar de prensa alternativa y de leyes de prensa en la región (…) Debemos profundizar sobre nuestro trabajo y hacer posible que la política del Partido, que existe en sus documentos sobre la prensa, se cumpla y el que no la cumpla responda por ello.”

Finalmente, quisiera no dejar de reconocer  el valioso trabajo que realizó Vera, desde que estuvo al frente de la Upec, en los temas del ingreso y la formación de periodistas en las universidades, de la atención a los planes de estudio de la carrera de periodismo, y de lograr tener en las aulas a profesionales de experiencia.

En el encuentro de los directivos fundadores que mencionamos anteriormente, Vera contó sobre el comienzo de ese camino en 1965. La Upec tuvo que vencer grandes retos, entre ellos que para hacer la primera escuela de periodismo universitario hubo que enfrentar la tendencia de mentes que pensaban que el periodismo se hacía en la redacción y que no hacía falta una escuela universitaria. No olviden que en 1965 es la creación del primer departamento de periodismo de la Universidad de la Habana, aunque antes existió una continuidad de la Escuela de Periodismo Márquez Sterling en la colina universitaria. Hart le dio la tarea de crear el Departamento de Periodismo, en 1965, a la dirección de la UPEC. El departamento se fundó sin alumnos, no había preuniversitarios, porque lo pocos que habían hacían falta para las carreras técnicas (…) Junto a eso se comenzaron los cursos por encuentros para los periodistas en activo que fueran después posibles graduados universitarios. Entonces, la mayoría de los periodistas de los medios tenía secundaria o primaria, y existían 10 ó 12 con nivel universitario. Y con el paso del tiempo, con persistencia logramos alcanzar niveles importantes en lo educacional y cultural. Y en mucho contribuyó la Upec.”

A Vera y a la Upec hay que agradecerles mucho y, por eso, creemos muy justo que en este acto de homenaje sobre esta figura que, entre otros reconocimientos ostenta el Premio José Martí por la obra de la vida y el Premio de la Dignidad, no debe faltar su labor como maestro de periodistas.

Vera dejó una impronta en el periodismo cubano. Es un símbolo glorioso que debemos llevar siempre en nuestros corazones y el pensamiento.

Juan Marrero

Facultad de Comunicación, La Habana, 3 de marzo de 2016

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba