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El día grande de dos amigos

Luis Orlando Pantoja y Pedro Méndez Suárez, dos de los laureados con el Premio Nacional de Periodismo José Martí este año
Luis Orlando Pantoja y Pedro Méndez Suárez, dos de los laureados con el Premio Nacional de Periodismo José Martí este año

Lo tomó de sorpresa, porque Pedro Méndez es tan inmenso como humilde. De saberlo, no habría recibido la noticia en pijamas y frente al televisor, pero febrero escogió su tarde más fría para sacudirle la morriña del invierno: el padre de los melaítos, el artista gigante, recibió de una vez y por todas el lauro que le pertenece desde hace mucho.

Sucede que un Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la Obra de la Vida, no se asimila sin sobresaltos. A Pedro se le agotaron las palabras —al menos, las publicables—, y pasó de soltar chistes y embromar lo serio, a regalar abrazos y sonrisas que encogen el pecho. En este minuto, quizás, sea tan feliz como una criatura de cinco años, y eso lo sé, aunque la frase haya sido breve y sin barniz de protocolo. «¿Estás muy contento? ¡Ave María chica!».

Hoy, Lupe Castillo Hidalgo es la voz de Pedro; tiene ese derecho desde el 12 de octubre de 1968, cuando un joven con melena de príncipe —lo dice ella, y no sé si confiar en su memoria o en su adoración— le devolvió el monedero que, accidentalmente, dejó caer sobre la acera.

«Pedro jamás le falló al trabajo o a la familia, por eso es que la emoción nos tiene así, en shock. Obtener este premio era su deseo y el de los que lo queremos, ya que detrás de ese artista que no sabría decir si tiene más voluntad o talento, hay un esposo y un padre extraordinario. En Melaíto le cambié el pañal a mi hijo Janler, nos nació Yanet, él creció como caricaturista y nos convertimos en abuelos. No me da pena decirlo: añoramos mucho este reconocimiento, porque simboliza la historia de nuestras vidas».

Pocas veces he visto a alguien tan amado. Luis Orlando Pantoja Veitía, el maestro de radialistas con quien comparte el Premio Nacional de Periodismo José Martí, junto a Susana Lee, del periódico Granma, no pudo ir a abrazarlo personalmente. Tampoco hizo falta.

«Pedro siempre ha sido un combatiente del humor, y con el humor también se hace Periodismo y también se hace conciencia. Él solo pudo recibir esa distinción, y yo sería el primero en no ponerme bravo. Es la primera vez que dan dos premios de ese tipo en la misma provincia, y me siento totalmente feliz por ambos.

«El gran premio siempre lo dan las masas, que son ese gran jurado que no se equivoca. La vida es muy difícil, y estos momentos de felicidad hay que aprovecharlos. ¿Qué le pido a la vida? Poder volver a la emisora, con todos ustedes. Creo que esta gran felicidad que recibimos hoy Pedro y yo tiene una gran carga humana».

No lo vi serio ni un segundo; creo que pocos lo han hecho. Pedro Méndez no es el de antes, pues ahora calza una talla extra de coraje y gracia. No ha vivido para la gloria, pero la gloria lo alcanzó: era inevitable.

El día se disfrutó sin modestias ni disimulos. Fue un día grande, pero no tan grande como ellos mismos.

Liena María Nieves/ Vanguardia

Fotos: Ramón Barreras Valdés y Yariel Valdés González)


 

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Redacción Cubaperiodistas
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