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La ética: el antivirus del periodista

eticaLa ética -en mi opinión- tiene que ser el antivirus del periodista, usando palabras relacionadas con el mundo de las nuevas tecnologías.
En nuestro caso, faltar a la ética equivale a estar desprotegido moralmente y ante la sociedad. Entonces resulta fácil convertir al profesional de la prensa en una presa de quienes, desde dentro y desde fuera, apuestan por el colapso del modelo cubano.

El uso de los nuevos medios, por ejemplo, los sitios web y los blog, no puede verse como una patente de corso para emplear, no la libertad que tenemos, sino el libertinaje corrosivo que nos penetra.

La crítica a lo que hacemos y a cómo lo hacemos, es más que todo, necesaria. Sin embargo, para criticar, primero hay que conocer, investigar, confrontar fuentes. Luego puede hacerse la mejor crítica, la más profunda, constructiva, aún cuando no coincida con la opinión de algunos funcionarios.

Los periodistas cubanos estamos afiliados a una organización profesional que fundamenta su actuación en la defensa de esa ética, la que nos enseñó la Revolución y quienes la gestaron y llevaron hasta nuestros días. La ética de Fidel.

No obstante, las normas implícitas más importantes son la responsabilidad y la profesionalidad individual del periodista. Tenemos un Código de ética que debemos cumplir, no solo por el hecho de estar organizados, sino por la responsabilidad de ser un comunicador.

Vale tal axioma para quienes dirigen cada medio y tienen la responsabilidad de que los mismos sean cada vez en mayor medida, reflejo de una realidad que construimos entre todos y donde la ética es la bandera que nos identifica.

Resultaría muy contraproducente que la dirección del órgano de prensa no tenga conocimiento y responsabilidad para con los periodistas que infrinjan la ética. No se trata de cacerías de brujas contra quienes, por una u otra razón, desvían el sentido de la información que escriben. Habrá casos de falta de profesionalidad, descuidos y ligerezas. Y hay también quienes se dejan enrumbar por el camino fangoso de los que se proponen como único propósito -dentro y fuera de Cuba-acabar con el proyecto revolucionario que construimos.

Hay que actuar con inteligencia, paciencia, a sabiendas de que la ética es una y para todos por igual. Generalmente está muy vinculada al ejemplo, esa manera de actuar tan necesaria a la hora de exigir a los demás y primero sabernos exigir a nosotros mismos.

Los que escribimos de temas internacionales conocemos muy bien que en las actuales guerras en el Oriente Medio y otras, además del uso de militares invasores, se emplean con mucha frecuencia los mercenarios, es decir, los llamados contratistas, muy bien pagados, para que -bajo la fachada de supuestas empresas de seguridad- realicen las más repugnantes acciones. Para eso se les paga y muy bien.

En el periodismo mundial también hay mercenarios, que reciben grandes sumas de dinero para crear estados de opinión distorsionados, fomentar disgustos, cuestionar las leyes nacionales, provocar inestabilidad gubernamental y aupar a grupos que con etiqueta de disidentes, lo que pretenden es fomentar el caos.

Cuba no está ajena a esa práctica por parte de alguna o algún que otro personaje autotitulado periodista.
Esos están bien identificados por un gremio que se sabe con derecho a disentir, criticar, pero siempre con pleno conocimiento y como una forma de hacer mejor la obra que construimos.

Oigo algunas discusiones en relación con este tema y en no pocos casos se utiliza el elemento del bajo salario de los periodistas, para justificar la “colaboración” en algún blog foráneo, que nos puede exigir una “línea informativa” que no tenga en cuenta la investigación, el uso de varias fuentes, el conocimiento real de lo que podemos cuestionar, incluso sin recomendaciones que contribuyan a hacer las cosas mejor.

El bajo salario no puede ser una justificación para faltar a la ética periodística y no saber lo que escribimos y para quién lo escribimos.

Colaborar con otros medios y cobrar esas colaboraciones; incluso en blogs y en otros muchos sitios web, necesitados de profesionalidad, me parece una acción totalmente válida y que debemos estimular.

Pero vale recordar siempre que el mejor antídoto contra la falta de profesionalidad o de rumbo en el camino de un periodista cubano, es la ética. Y nuestra labor debe ser la de fortalecernos en el conocimiento y dominio de ésta.
Debe estimularse el debate, el intercambio entre profesionales. Usar más -que me parece que se hace muy poco- la experiencia acumulada en colegas con muchas horas-nalgas ante las máquinas de escribir primero y las computadoras después.

Este debate, guiado por la Upec, no debe detenerse en simples reuniones una vez por año. Hace falta la continuidad. Poner los ejemplos negativos que tenemos para que los periodistas jóvenes los conozcan. Mostrar cuando una o un mercenario de la información trata de disfrazarse de periodista para hacer una abierta labor al servicio del enemigo, que por cierto les paga con bastante dinero.

No olvidar que nuestro antivirus es la ética y con ella presente siempre estaremos inmunizados y podremos seguir perfeccionando nuestra obra.

(Elson Concepción Pérez para  Cubaperiodistas.cu)

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba